El cuerpo fue enterrado en una fosa pequeña situada en la medianera que divide ambos domicilios y el pozo medía 40 centímetros de profundidad, 60 de ancho y 1,20 metros de largo.
Obreros que realizaban excavaciones para efectuar una demolición en el inmueble descubrieron los restos y alertaron a la Policía.
La investigación de la Policía Científica
Según supo la agencia Noticias Argentinas, el 20 de mayo pasado, peritos de la Policía Científica de la Ciudad levantaron los rastros y luego se los entregaron en distintos sobres de madera al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
En ese momento, se recolectaron 151 fragmentos de restos óseos humanos (tibia, peroné, mandíbula, piezas dentales aisladas, entre otros), una llave, un llavero naranja, un pedazo de reloj de marca Casio, una etiqueta de prenda de vestir, un trozo de tela y un dije con inscripciones en idioma chino o japonés.
Los forenses tomaron una prueba de ADN a la madre del muchacho, el cual arrojó resultado positivo, indicó el portal del diario Clarín.
La carta de un histórico dirigente de Excursionistas
En medio de la repercusión, Excursionistas recuperó una carta escrita por Daniel Viviani, histórico dirigente y socio vitalicio, poco después de la desaparición: “Mi querido gallego, siempre te recordamos cada vez que nos reunimos en el vestuario. Las finales las jugábamos por Excursionistas y por vos, cuando gritábamos: ‘¡Se siente, se siente, el gaita está presente!’, alguna lágrima corría por mi cara”.
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