Cuánta incertidumbre… Nos devora la ansiedad por el futuro, mientras vamos testeando el tipo de cambio. El valor del dólar es la fiebre que delata nuestra enfermedad endémica en época de elecciones, aunque no tengas un billete norteamericano ni para la buena suerte.
Qué se juegan Cornejo, Milei (y vos) en las elecciones dramáticas de este domingo
El examen de medio término se transformó en elecciones cruciales en la Argentina. El voto en el “metro cuadrado”
Para el registro histórico: la divisa cerró el viernes a 1.515 pesos luego de otra intervención fuerte del Tesoro de Estados Unidos.
Las elecciones de este domingo han ido mutando de simple renovación legislativa, a una disputa definitiva donde los poderes centrales se juegan todo. Pero también el votante. No es factible escindir el voto como concepto general, del destino de cada una de las familias de este país. Vamos a votar por lo que pasa en nuestro “metro cuadrado”, antes que ninguna otra consideración.
La polarización será extrema entre un gobierno que se desbalanceó en los últimos meses a causa de las internas, las sospechas por los casos Libra y Espert y los problemas de gestión, y un kirchnerismo atado al pasado y con prontuario. Al ver las opciones, se entiende la carga dramática sobre los hombros de los votantes.
Cuando los dirigentes políticos y los funcionarios dicen “se plebiscita el gobierno” ya sea nacional o provincial, no están diciendo toda la verdad. El plebiscito real es interno y muy profundo, desde el lugar de cada quien. Las percepciones personales de cada uno de los 35,8 millones de votantes son las que van a definir el voto este domingo. Ninguna otra cosa. No van a importar la campaña, ni las encuestas, ni lo que dicen políticos, dirigentes, funcionarios, analistas o nosotros los periodistas, mal que nos pese.
Hoy, cada uno de nosotros va a marcar la cruz en las boletas -en Mendoza son dos, una nacional y otra local- según nos haya ido en la economía personal o familiar. ¿Ganaste o perdiste? ¿Sufriste? ¿Hiciste esfuerzos mayúsculos? ¿Valió la pena? ¿Te fue mejor o peor en estos dos años de Javier Milei? Hay algunos registros al respecto en un país que se encamina a tener zonas prósperas alrededor del petróleo, el cobre, el litio, el uranio y los granos y otras tan postergadas como siempre, o peor. Los beneficios nunca son para todos.
Las 24 elecciones simultáneas mostrarán realidades separadas en cada provincia. Al final del día será inevitable sumar y ver quién “ganó el partido” al cabo de los noventa minutos, el alargue y los penales. Pero… ¿Por qué son importantes estas elecciones? ¿Qué se juega cada uno? ¿Qué arriesga el presidente, qué pone en juego Alfredo Cornejo, aliado a La Libertad Avanza en estas elecciones?
La palabra que empieza con G
Gobernabilidad. En estes elecciones Milei no se está jugando sólo las reformas pendientes -laboral, impositiva, jubilatoria- sino el destino de su propio gobierno, la estabilidad y la gobernabilidad. Incluso, la baja de la inflación entrará en esta ruleta furiosa mientras hacemos crucigramas con los nombres del futuro gabinete nacional. No es que la nómina le interese mucho a la población. No hay desabastecimiento porque se va Mariano Cúneo Libarona, porque dio un portazo Gerardo Werthein o porque Guillermo Francos anda mascullando enojos. Pero la conformación de ese equipo de colaboradores del presidente dará pistas sobre cuánto estará dispuesto a acordar, o no, con los gobernadores y otros partidos políticos. Otra vez: gobernabilidad.
Una derrota en los principales distritos y en la mitad de las provincias colocaría al presidente en una situación de debilidad extrema. De otro modo, una victoria en algo más que la CABA y Mendoza, tal vez Santa Fe o Córdoba, Entre Ríos, Salta, y una elección digna en la provincia de Buenos Aires -donde habría achicado la diferencia con el kirchnerismo luego de la sonora derrota del 7 de septiembre- le permitirían ganar gobernabilidad. ¿Para qué? Para impulsar las reformas que se necesitan para darle viabilidad a la Argentina. Un país que hoy no es posible, porque su propia economía trastornada desde hace décadas es una estafa piramidal. La única fábrica exitosa desde 1983 y aunque nos duela, ha sido la de pobres.
Alianzas posibles
Si el gobierno nacional hace una buena elección podrá aspirar a tener bloques más robustos en el Congreso y a construir alianzas con gobernadores opositores razonables tales como Rolando Figueroa (Neuquén), Nacho Torres (Chubut), Máximiliano Pullaro (Santa Fe), Carlos Sadir (Jujuy), más los aliados “naturales” como Alfredo Cornejo, el chaqueño Leandro Zdero, Rogelio Frigerio en Entre Ríos o Jorge Macri, aunque el matrimonio con el PRO fue por conveniencia y sin dote. La alianza con el oficialismo está atada con alambres pero ganar gobernabilidad es también soportar las disidencias.
Si por el contrario la elección de Milei es mala, de derrota clara, pasaremos semanas, meses tal vez… pendientes de un hilo y a los saltos. La gobernabilidad será clave y casi el único bien a mantener para que en diciembre no tengamos un disgusto. No sería esperable sostener a la Argentina de la ayuda permanente del Tesoro de Estados Unidos, ni del mercado de capitales mundial, ni que lluevan inversiones ante la perspectiva de un próximo gobierno kirchnerista. Ineficiencia, aislacionismo, atraso, ideologismos caducos, derroche y corrupción signaron aquellas administraciones, salvo en los tiempos de superávits gemelos de Roberto Lavagna, entre 2003 y 2005, con el “viento de cola” de la soja que permitió la primera elección de Cristina Fernández de Kirchner en 2007, luego de la única presidencia de Néstor Kirchner.
Memorias del lunes negro
Si hoy se produce una derrota fuerte del oficialismo no será extraño tener un lunes negro tal como ocurrió el lunes 12 de agosto de 2019, cuando Alberto Fernández le sacó una diferencia indescontable en las primarias presidenciales de ese año a Mauricio Macri.
Ese lunes de cinco años atrás, el crack financiero fue peor que el de un país en guerra: la debacle de la Bolsa donde cotizan las empresas argentinas fue del 50% en dólares. Los títulos de la deuda se desplomaron 35% en la divisa americana, el dólar creció 23% ese día y la ola compradora fue más amplia que cuando el ministro de Economía de entonces -Alfonso Prat Gay- anunció la salida del cepo el 16 de diciembre de 2015. En esas horas, el riesgo país trepó a los 2.000 puntos básicos.
Bastante lejos de los 7.722 puntos de agosto de 2002, tras la salida de la convertibilidad, devaluación del peso, pesificación forzosa de depósitos y 49% de pobreza. Y más lejos aún de los registros de Carlos Menem en los noventa. Veamos esta comparación:
Los diarios del mundo dieron cuenta de aquella catástrofe pos electoral. Si esto se repitiera este domingo, no faltará quien tema por su dinero, salga a gritar “¡A los cajeros!” para salvar los pesos y luego empiecen a flaquear los U$S35.000 millones que los argentinos tienen depositados en cuentas bancarias, cifra récord. Tenemos una memoria demasiado sensible a las crisis de la política que contagian a la economía. Los mercados desconfían del peronismo y los ahorristas sospechan de todos. Huirán de la economía formal a la primera señal de volatilidad. Nadie querrá perder capital, no importa a quién vote.
Y luego existen los puntos medios, los resultados electorales más probables salvo que haya un voto demoledor pero aún escondido, por uno u otro lado de la grieta.
Una elección pareja donde todos ganen y pierdan un poco no resolverá los problemas políticos ni desempatará el partido. Se jugará un extenso “alargue” hasta 2027, donde no sería esperable que los gobernadores de Provincias Unidas -que son media docena- y los que se les sumen el lunes, construyan una alianza con un gobierno debilitado. ¿Por qué lo harían? Tienen su propio proyecto político. No sería este un escenario amable para el presidente Milei.
El horizonte es amplio pero con pocos jugadores. Milei y el kirchnerismo son la única opción realmente visible desde aquí hacia adelante o por lo menos hasta la próxima elección. Por eso es tan importante el voto hoy. Porque se va a definir un rumbo.
Ahora… ¿Es posible que a Milei le vaya bien? ¿Por qué si bajar la inflación y dar equilibrio a las cuentas públicas era tan importante hace cuatro meses, ahora estamos bailando al borde del abismo? Porque aquella victoria básica ya no fue suficiente en el metro cuadrado de la gente.
Ganadores y perdedores
Es cierto que con una macro sana, la economía familiar será más próspera. Pero veamos a quiénes les fue bien, con los condicionantes de que la mitad de la economía argentina es “en negro”.
La semana pasada se conoció un informe de Argendata, a través del diario La Nación y la fundación Fundar. Desde el tercer trimestre de 2023 al segundo de 2025, los salarios reales “promedio” cayeron 2,1 %. Pero los de minería y petróleo crecieron 18,6 %, y empleados públicos, perdieron 14,7%.
Cuando se analiza por tipo de ingreso, la AUH creció 67,8 %; y los jubilados cayeron 14,7 % en el mismo período. Este es el cuadro total:
Luego, un informe reservado que tiene el Gobierno de Mendoza, indica que entre 59% y 62% de los ciudadanos de Córdoba, Mendoza y Santa Fe tienen al tope de sus preocupaciones los bajos salarios, y los ingresos familiares o personales. Aparece allí el voto del “metro cuadrado!”. La economía será determinante. Todo lo demás quedará en segundo plano, pese a los que nadan en la grieta.
Si Milei se salva en estas elecciones será por la economía: inflación a la baja, el famoso déficit cero, y la promesa/expectativa de mejora. Si pierde, será por la falta de confianza en la economía.
A modo de conclusión: ganar o perder por poco no resuelve mucho. Salvar “el tercio” para aguantar los vetos a eventuales leyes “gastadoras” del Congreso es apenas un objetivo de supervivencia, y muy módico si consideramos los acuerdos que el presidente va a necesitar, gane o pierda.
El salvoconducto de Cornejo
No se puede comentar sobre encuestas. Hay veda electoral. Pero vale decir que los sondeos le dieron la razón a Alfredo Cornejo: tenía que aliarse con La Libertad Avanza.
El resultado de este domingo a la noche puede que no sea una gran sorpresa en Mendoza, y muy probablemente se repartan las cinco bancas en juego en tres para el oficialismo, y dos para el PJ. Aunque siempre hay que guardarse un lugarcito para un cisne negro. En la previa, no apareció. Veremos en las urnas qué sucede.
Podría decirse que Cambia Mendoza y el peronismo estarían cerca de repetir su elección de 2021 y todos en paz. La pregunta es cómo se configuran después.
Puede que Alfredo Cornejo salga de las eleccionesmostrando el resultado nacional más amplio en favor del presidente Javier Milei y ello le fortalezca como aliado. Además, en todo el corredor central del país, Mendoza es la única provincia en la que la imagen del presidente es más positiva que negativa, y eso es porque la alianza con el oficialismo local funciona bien en un electorado compartido.
A través del Consejo de Mayo, el gobernador de Mendoza está “remando” las reformas necesarias para un mínimo desarrollo. Es decir, el camino por donde debemos ir para torcer estos quince años con crecimiento casi nulo.
El camino a 2027... ¿importa?
¿Tiene importancia la elección de hoy para el futuro político del oficialismo provincial, que lleva tres períodos consecutivos gobernando? Sí, porque un triunfo holgado lo dejaría muy competitivo para 2027. Más, si la luz es más amplia que en 2023, cuando Alfredo Cornejo fue electo gobernador por segunda vez.
Los tiempos políticos son muy distantes. Las elecciones no darán una pista sobre 2027 para Mendoza. Es demasiado pronto. Está claro que los emergentes serán Luis Petri y Emir Félix y Cornejo como el gran ganador. Pero ese dato hoy no tiene ninguna importancia en el metro cuadrado donde la gente mira su economía.
De aquí a dos años además estarán terminadas o “en vías de…” varias de las obras que se están licitando con el resarcimiento por Portezuelo del Viento, y puede que ya esté en producción de cobre el Proyecto San Jorge. Estaríamos hablando casi de otra provincia, cuya economía necesitará -como cualquier familia- de reglas claras y una macroeconomía razonable, estable, normal, si cabe el término.
Si el país se ordena, Mendoza vuela. Eso es lo que arriesga Cornejo, tanto en la elección como en la relación futura con Milei: el futuro más próximo de la provincia.
La carrera de Milei y los 23 soldadores turcos
A modo de conclusión: Javier Milei está corriendo una carrera contra el tiempo. No sólo por el dólar y la fecha electoral de hoy, sino contra la necesidad de generar divisas.
El presidente tiene de aliados a 23 soldadores turcos que llegaron al país hace tres años al mando de un ingeniero, y no se fueron más. Debutaron entonces en el gasoducto Néstor Kirchner y fueron pasando de obra en obra. Ahora están trabajando en las soldaduras automáticas del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, un ducto de 437 kilómetros entre las rionegrinas Allen, en el Alto Valle, y Punta Colorada, muy cerca de Sierra Grande.
La obra es la mayor en cuanto a infraestructura de transporte de petróleo de la Argentina y permitirá exportar, desde 2027, más de U$S15.000 millones por año a precios de hoy.
El oleoducto que están soldando los 23 turcos junto a un centenar de obreros argentinos pertenece a una iniciativa conjunta entre YPF, Pluspetrol, Pan American Energy (PAE), Pampa Energía, Vista, Chevron, Shell y Tecpetrol. Armaron un consorcio para construir este gigante y exportar el petróleo de Vaca Muerta.
El oleoducto se sumará a los proyectos de gas licuado para exportar también desde Neuquén y a los anuncios de Pan American Energy -dos semanas atrás- sobre la perforación de sus primeros pozos de shale oil y gas en Cerro Dragón, en la Patagonia.
Así, el sector energía calcula exportar para 2030 unos U$S30.000 millones anuales. Sólo eso es el 38 % de lo que hoy exporta la Argentina en total. Si el cobre mendocino empieza a producir y exportar desde el Proyecto San Jorge, cabría sumar otros U$S400 millones al año. Adiós a las crisis de reservas.
Los 23 soldadores turcos trabajan a full para llegar a noviembre con el oleoducto. Una carrera lejana a las urnas de hoy, pero que en el fondo tienen mucho que ver. Porque la salida es por ahí.
Trabajando, y generando más riqueza. Nunca menos.









