También solicitó el decomiso de los vehículos que utilizaron los acusados para cometer el secuestro y asesinato: tres camionetas -dos Mercedes Benz Sprinter y una Dodge Journey-, dos autos -un Chevrolet Corsa II y un VW Golf- y una utilitaria -Renault Kangoo-. Pidió la misma medida para un galpón ubicado en calle Jujuy de la Cuarta Sección donde habría mantenido cautivo a Diego Aliaga.
La magistrada se tomó cuatro jornadas para exponer su minucioso alegato donde intentó demostrar que el clan familiar y su empleado planificaron el secuestro de Aliaga, quien era socio de ellos en un emprendimiento que constaba en un centro de día para personas con discapacidad que estaban montando en Rodeo de la Cruz. Repasó las declaraciones que realizaron los sospechosos durante el juicio en contraparte con la información que surgió de los diálogos que mantuvieron entre ellos en las escuchas telefónicas o distintas pericias, como la necropsia que realizó el Cuerpo Médico Forense (CMF).
"Esta historia no tenía otro fin que fuer ala muerte de Diego Aliaga. No había forma en que pudieran liberarlo y que salieran indemnes, porque lo conocía. La muerte de Aliaga no fue una cosa azarosa o un resultado no querido. Fue algo que se quiso desde los inicios y en el cual todos intervinieron aportando un granito de arena", finalizó la fiscal.
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Al finalizar el alegato de la Fiscalía, continuará el 26 de septiembre el abogado querellante Juan Horacio Day quien coincide con la teoría acusatoria oficial. Luego tomarán la palabra los abogados defensores Darío Pérez Videla -por Diego Barrera-, Gemina y Anahí Venier -por Sacolle y los hermanos Curi- y Gabriela Massad -por Rosales-. Es por esto que el debate se extenderá durante algunas semanas más antes de conocer la sentencia -se realizar solamente los días martes-.
Habrá que esperar para conocer los detalles de las hipótesis defensivas, pero según la declaración de los propio acusados durante el debate la idea en general es que Diego Aliaga fue asesinado por Diego Barrera tras una pelea donde también estuvo involucrado en menor medida Yamil Rosales. En ese altercado le habrían tapado la boca con una tela para que no gritara y terminó muriendo sofocado. En tanto que el resto de la familia tuvo conocimiento del hecho hasta minutos después de lo ocurrido, por lo que su participación fue guardar el secreto.
Esta versión abre el panorama a que Barrera y Rosales zafen de una pena perpetua y sean condenados a una sentencia menor por homicidio simple u otra calificación. En tanto que Sacolle y los jóvenes Curi podrían terminar absueltos ya que el encubrimiento no se le puede atribuir a un familiar directo del autor del delito.
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Diego Aliaga. El caso que investiga su muerte ahora lo tiene la Justicia Provincial.
El caso Aliaga
El 28 de julio de 2020, Diego Aliaga fue visto por última vez con vida. El hombre salió de su casa ubicada en el coqueto barrio Palmares a bordo de una camioneta de un vecino. Lo acompañaba una joven con la que había estado reunido horas antes. Paró en una estación de servicio y finalmente se dirigió hasta una propiedad ubicada en Rodeo de la Cruz. En ese lugar pensaba montar un emprendimiento junto su socio en otros negocios, Diego Barrera. Sin embargo, no volvió a ser visto con vida.
Horas después, el hermano de Diego Aliaga se presentó en una dependencia policial para denunciar la desaparición. En ese momento, recibió un supuesto llamado extorsivo donde le pidieron una suma de un millón de dólares para volver a verlo con vida. El caso despertó la alarma de las autoridades y comenzó a investigarse en la Justicia Federal como un secuestro extorsivo -delito de competencia federal-.
Las evidencias fueron cercando al socio de Diego Aliaga hasta el 4 de agosto siguiente cuando fue detenido junto a su pareja Bibiana Sacolle y los hijos de la mujer. Las comunicaciones telefónicas que mantuvo el clan familiar el día de la desaparición, sumado a las cámaras de seguridad que grabaron a Barrera entrando a la propiedad en Rodeo de la Cruz y luego ingresando al barrio Palmares en la camioneta que manejaba Diego Aliaga fueron claves para la pesquisa.
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El 10 de septiembre se encontró el cadáver de la víctima enterrado en un descampado ubicado en Costa de Araujo. Fue gracias a la declaración de Yamil Rosales, un hombre que era empleado de la empresa de transportes que tenía la familia de sospechosos. El hombre aportó datos claves para hallar los restos y además quedó comprometido por unas conversaciones que mantuvo con uno de los hermanos Curi, por lo que también fue detenido y procesado al día siguiente.
El 5 de octubre siguiente, Diego Barrera declaró por primera vez como acusado y confesó haber cometido el hecho de sangre. Descartó que se haya tratado de un secuestro sino que aportó la versión de que se peleó con Diego Aliaga por temas económicos y que "se le fue la mano". También quiso desvincular al resto de los sospechosos. Poco y nada le creyó el fiscal Fernando Alcaraz, ya que ese testimonio no cambió absolutamente nada en el expediente.
Si el caso ya de por sí era complejo, a mediados de 2021 sería todavía más sensible al quedar estrechamente vinculado con la megacausa que investiga el presunto cobro de coimas por parte de una banda que lideraría el juez federal Walter Bento.
De hecho, Diego Barrera ha declarado varias veces en ese expediente y ha aportado detalles sobre la mecánica de los sobornos para liberar a presos. Para el fiscal Dante Vega, Diego Aliaga era la mano derecha del juez para gestionar los pagos.