Avanza el juicio

Un perito dijo que antes de ser asesinado Diego Aliaga firmó tres boletos de compra-venta bajo presión o coacción

En la continuación del debate por el crimen de Diego Aliaga (51) declaró un experto que complicó a los sospechosos ya que sostuvo que a la víctima la obligaron a firmar unos documentos antes de ser asesinado

Sergio Montano fue perito caligráfico del Poder Judicial de Mendoza durante varias décadas. Se jubiló a fines del año pasado, pero este martes volvió a pisar los pasillos de Tribunales -en este caso, Federales- para brindar detalles sobre su intervención en el expediente que investigó el asesinato de Diego Aliaga (51). El relato del profesional complicó a los sospechosos.

Durante la pesquisa que se inició a mediados de 2020 cuando la víctima desapareció y luego fue encontrada sin vida en Lavalle -ver más abajo-, se analizaron diversos documentos relativos a propiedades y bienes que tenían tanto Aliaga como la familia de sospechosos -Diego Barrera, su pareja Bibiana Sacolle y los hijos de la mujer Lucas y Gastón Curi-. La Fiscalía puso especial atención en dos boletos donde la víctima le habría vendido una oficina en la galería Bamac y una casa en un lote de 900 metros dentro del barrio Dalvian, además de un recibo cancelatorio.

En esos papeles, tanto en el frente como en el reverso, estaban plasmadas las firmas y aclaraciones del vendedor Diego Aliaga y el comprador, Diego Barrera. El perito determinó que el hombre que luego fue asesinado los firmó "bajo presión, miedo o coacción". En su declaración que hizo este martes durante el juicio el profesional agregó que "evidentemente no era un accionar voluntario, no era su estado natural".

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Este testimonio alimentó la hipótesis de la fiscal federal María Gloria André que sostiene que la familia se puso de acuerdo para secuestrar a Diego Aliaga, lo golpearon para que entregue estas propiedades y finalmente le quitaron la vida.

En el debate de esta jornada también declararon dos testigos que estuvieron presentes al momento en que se encontró el cadáver del hombre enterrado en un descampado en Costa de Araujo. Una joven explicó que durante ese rastrillaje estuvo sentada al lado del empleado de la familia Yamil Washington Rosales -el quinto procesado en la causa- quien en un momento le dijo que "les voy a decir dónde está el cuerpo enterrado porque necesito que me lleven al hospital".

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Sigue el juicio por el caso Aliaga.

Sigue el juicio por el caso Aliaga.

El caso Aliaga

El 28 de julio de 2020, Diego Aliaga fue visto por última vez con vida. El hombre salió de su casa ubicada en el coqueto barrio Palmares a bordo de una camioneta de un vecino. Lo acompañaba una joven con la que había estado reunido horas antes. Paró en una estación de servicio y finalmente se dirigió hasta una propiedad ubicada en Rodeo de la Cruz. En ese lugar pensaba montar un emprendimiento junto su socio en otros negocios, Diego Barrera. Sin embargo, no volvió a ser visto con vida.

Horas después, el hermano de Diego Aliaga se presentó en una dependencia policial para denunciar la desaparición. En ese momento, recibió un supuesto llamado extorsivo donde le pidieron una suma de un millón de dólares para volver a verlo con vida. El caso despertó la alarma de las autoridades y comenzó a investigarse en la Justicia Federal como un secuestro extorsivo -delito de competencia federal-.

Las evidencias fueron cercando al socio de Diego Aliaga hasta el 4 de agosto siguiente cuando fue detenido junto a su pareja Bibiana Sacolle y los hijos de la mujer. Las comunicaciones telefónicas que mantuvo el clan familiar el día de la desaparición, sumado a las cámaras de seguridad que grabaron a Barrera entrando a la propiedad en Rodeo de la Cruz y luego ingresando al barrio Palmares en la camioneta que manejaba Diego Aliaga fueron claves para la pesquisa.

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El 10 de septiembre se encontró el cadáver de la víctima enterrado en un descampado ubicado en Costa de Araujo. Fue gracias a la declaración de Yamil Rosales, un hombre que era empleado de la empresa de transportes que tenía la familia de sospechosos. El hombre aportó datos claves para hallar los restos y además quedó comprometido por unas conversaciones que mantuvo con uno de los hermanos Curi, por lo que también fue detenido y procesado al día siguiente.

El 5 de octubre siguiente, Diego Barrera declaró por primera vez como acusado y confesó haber cometido el hecho de sangre. Descartó que se haya tratado de un secuestro sino que aportó la versión de que se peleó con Diego Aliaga por temas económicos y que "se me fue la mano". También quiso desvincular al resto de los sospechoso. Poco y nada le creyó el fiscal Alcaraz ya que ese testimonio no cambió absolutamente nada en el expediente.

Si el caso ya de por sí era complejo, a mediados de 2021 sería todavía más sensible al quedar estrechamente vinculado con la megacausa que investiga el presunto cobro de coimas por parte de una banda que lideraría el juez federal Walter Bento. De hecho, Diego Barrera ha declarado varias veces en ese expediente y ha aportado detalles sobre la mecánica de los sobornos para liberar a presos. Para el fiscal Dante Vega, Diego Aliaga era la mano derecha del juez para gestionar los pagos.

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