Justicia Federal

Habló por primera vez la empresaria juzgada en el caso Aliaga: "Debí haber llamado a la Policía"

Bibiana Sacolle brindó sus explicaciones sobre la desaparición y asesinato de Diego Aliaga (51), ocurrida a mediados de 2020. Apuntó contra su expareja y trató de desvincular a sus hijos

Por primera vez en tres años, Bibiana Sacolle habló en el expediente. La mujer es uno de los cinco procesados en el juicio por el crimen de Diego Aliaga (51), quien desapareció y fue asesinado en julio de 2020. La empresaria apuntó contra su exmarido como el autor del hecho de sangre y trató de desvincularse tanto ella como sus dos hijos.

Está en sus etapas finales el juicio por el caso Aliaga, que es sensible porque está estrechamente vinculado con la causa de las coimas en Mendoza que apuntó contra el juez federal Walter Bento. El debate oral y público comenzó en febrero de este año y en esas primeras jornadas declararon algunos de los sospechosos: los jóvenes Gastón y Lucas Curi. Restaba que brindaran su versión su madre, Bibiana Sacolle, su padrastro Diego Barrera y el empleado de la familia Yamil Washington Rosales.

Este martes fue el turno de la mujer, quien nunca había declarado durante la etapa de investigación.

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Diego Aliaga fue asesinado a mediados de 2020.

Diego Aliaga fue asesinado a mediados de 2020.

Sacolle se quebró en varias ocasiones

En un relato donde se quebró en varias ocasiones, Sacolle contó cómo era su vida a mediados julio de 2020. La mujer tenía un empresa de transporte para niños con discapacidad que trabajaba principalmente junto a sus dos hijos. Su entonces marido, Barrera, le indicó que tenía un "conocido" con un predio en Rodeo de la Cruz para instalar un centro de día, un sueño que la mujer anhelaba desde hacía varios años.

"El trato era que Diego Aliaga ponía la propiedad pero no tenía injerencia en el negocio, porque mi emprendimiento fue siempre familiar. Barrera y Aliaga tenían conocido para acelerar la habilitación del lugar pero discutí con mi marido porque no me parecía la forma. Ellos tenían apuro porque tenían un conocido en PAMI para empezar a trabajar con pacientes mientras avanzábamos en las refacciones a la propiedad", recordó.

El 27 de julio de 2020, día anterior a que Diego Aliaga fuera visto con vida por última vez, la mujer recordó que Barrera le dijo que "se iba a jugar al truco y dormir a su casa. Sospeché que se iba con una mujer porque estaba muy cambiado desde que conoció a Aliaga".

Según la teoría de la Fiscalía Federal, al día siguiente la víctima fue secuestrada por el clan familiar en busca de conseguir una recompensa de 100 mil dólares. Para la acusación, Sacolle participó de esa maniobra ya que durante esos días cruzó varias llamadas con el resto de los imputados. Sin embargo, la empresaria explicó que "hablé con mis hijos porque éramos muy unidos. Siempre hablábamos varias veces por día".

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El momento del crimen

Bibiana Sacolle explicó que ese 28 de julio en la tarde se encontraba en su casa del barrio Dalvian cuando llegó uno de sus hijos, Gastón Curi, quien estaba muy nervioso al punto de que había vuelto a fumar. Minutos después ingresó Diego Barrera y el joven le exigió que le contara la verdad: "Diego se largó a llorar, se agarró la cabeza y me dijo que se le había muerto Diego Aliaga. Yo no lo podía creer".

"Pensé en que tenía que sacar a mis hijos del medio de todo esto y le dije que llamara a la Policía pero me contestó que Diego Aliaga era muy influyente en la Policía y les iban a hacer algo. Era terrible todo lo que estaba pasando. Yo tenía que simular que todo era normal", recordó Sacolle. Además se lamentó en que "debería haber llamado a las autoridades. Si hubiera sido así ni yo ni mis hijos estaríamos sentados acá".

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Sobre los momentos posteriores al asesinato, donde su hijo Gastón Curi declaró admitiendo que fue quien hizo el llamado extorsivo al hermano de Diego Aliaga, indicó que "eso fue exigido por Barrera para desviar la investigación. Nunca secuestramos a nadie. Barrera me dijo que se iba a hacer cargo de todo, que no me metiera".

El juicio continuará en las próximas semanas con las declaraciones de Yamil Rosales -lo ubican enterrando el cadáver en Lavalle- y del propio Diego Barrera. Este último será de vital importancia ya que si bien en un inicio de la causa admitió haber cometido el asesinato tras una pelea que "se le fue de las manos", también fue uno de los primeros testigos en hablar de que Diego Aliaga lograba sacar presos de la cárcel a través de coimas al juez federal Walter Bento, por lo que varias personas de mundo judicial están expectantes a su nueva declaración.

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El caso Aliaga

El 28 de julio de 2020, Diego Aliaga fue visto por última vez con vida. El hombre salió de su casa ubicada en el coqueto barrio Palmares a bordo de una camioneta de un vecino. Lo acompañaba una joven con la que había estado reunido horas antes. Paró en una estación de servicio y finalmente se dirigió hasta una propiedad ubicada en Rodeo de la Cruz. En ese lugar pensaba montar un emprendimiento junto su socio en otros negocios, Diego Barrera. Sin embargo, no volvió a ser visto con vida.

Horas después, el hermano de Diego Aliaga se presentó en una dependencia policial para denunciar la desaparición. En ese momento, recibió un supuesto llamado extorsivo donde le pidieron una suma de un millón de dólares para volver a verlo con vida. El caso despertó la alarma de las autoridades y comenzó a investigarse en la Justicia Federal como un secuestro extorsivo -delito de competencia federal-.

Las evidencias fueron cercando al socio de Diego Aliaga hasta el 4 de agosto siguiente cuando fue detenido junto a su pareja Bibiana Sacolle y los hijos de la mujer. Las comunicaciones telefónicas que mantuvo el clan familiar el día de la desaparición, sumado a las cámaras de seguridad que grabaron a Barrera entrando a la propiedad en Rodeo de la Cruz y luego ingresando al barrio Palmares en la camioneta que manejaba Diego Aliaga fueron claves para la pesquisa.

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El 10 de septiembre se encontró el cadáver de la víctima enterrado en un descampado ubicado en Costa de Araujo. Fue gracias a la declaración de Yamil Rosales, un hombre que era empleado de la empresa de transportes que tenía la familia de sospechosos. El hombre aportó datos claves para hallar los restos y además quedó comprometido por unas conversaciones que mantuvo con uno de los hermanos Curi, por lo que también fue detenido y procesado al día siguiente.

El 5 de octubre siguiente, Diego Barrera declaró por primera vez como acusado y confesó haber cometido el hecho de sangre. Descartó que se haya tratado de un secuestro sino que aportó la versión de que se peleó con Diego Aliaga por temas económicos y que "se le fue la mano". También quiso desvincular al resto de los sospechosos. Poco y nada le creyó el fiscal Fernando Alcaraz, ya que ese testimonio no cambió absolutamente nada en el expediente.

Si el caso ya de por sí era complejo, a mediados de 2021 sería todavía más sensible al quedar estrechamente vinculado con la megacausa que investiga el presunto cobro de coimas por parte de una banda que lideraría el juez federal Walter Bento.

De hecho, Diego Barrera ha declarado varias veces en ese expediente y ha aportado detalles sobre la mecánica de los sobornos para liberar a presos. Para el fiscal Dante Vega, Diego Aliaga era la mano derecha del juez para gestionar los pagos.

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