No es una travesura. Ni califica como picardía de estudiantes. Es un delito muy grave. Se llama intimidación pública y los amenazadores que son hallados culpables van a la cárcel hasta diez años si el propósito de las amenazas es ideológico. A veces, este tipo de amenazas es delito.
Desde el viernes, una serie de amenazas violentas, extrañas, de supuestos grupos anticatólicos, hizo que distintos colegios confesionales católicos de Mendoza debieran suspender sus actividades, hacer la denuncia, comunicar la novedad a estudiantes, sus familias y el personal de cada establecimiento, evacuar instalaciones. Asumir un protocolo que aunque las advertencias de irrumpir a los tiros o volar una escuela con una bomba sean inocuas, igualmente debe aplicarse en cada caso, por las dudas.
Amenazas consecutivas
Los casos de amenazas más resonantes fueron el viernes en la Universidad Católica Argentina, en las instalaciones de la calle Uruguay al 750, frente al Parque San Vicente. Allí funcionan -además de la universidad- los tres niveles educativos del colegio Papa Francisco, y del Instituto de Economía Goretti. La advertencia del viernes había llegado por email desde una IP enmascarada para dificultar el rastreo, y advertía sobre la presencia de un tirador. Otros hablaron de una amenaza de bomba.
Sin embargo, la amenaza no había sido contra la sede de Mendoza, sino contra la UCA en general, que tiene sedes en la CABA, Rosario, Paraná y en nuestra provincia. La advertencia fue vía email, y quiso la casualidad que justo ese día estaba en la provincia el vocero de la UCA Ignacio Tomé, quien aclaró la situación. “El caso tomó resonancia en Mendoza por la aplicación del protocolo provincial que tienen… pero la denuncia se hizo en la CABA”, dijo el ejecutivo, que estuvo el viernes aquí por un evento relacionado al rugby. También desmintió -en un audio que llegó a este periodista- una segunda amenaza que trascendió el lunes antes de las ocho de la mañana.
El Colegio Papa Francisco debió ser evacuado el viernes.
Igualmente, el viernes y en medio de una fuerte inquietud, todos fueron evacuados de la sede local de la UCA y sus colegios para cumplir con “el protocolo del Ministerio de Seguridad ”.
Las alarmas volvieron a sonar fuerte el lunes por otra amenaza supuestamente ocurrida en el Goretti pero que no trascendió, y ayer martes, un nuevo “comunicado” muy intimidante apareció en los correos electrónicos recibidos por el Colegio Corazón de María, uno de los más importantes de la fe Católica en Mendoza, ubicado sobre la calle Coronel Rodríguez.
Intimidación en latín
La amenaza recibida en el Corazón de María rezaba: “Bonum noctis, somos un grupo anticatólicos encargados de hacer tiroteos en todas las instituciones de dicha religión en Mendoza. Mañana, martes 11 de noviembre, estaremos en el Colegio Corazón de María e iremos en un transcurso de 7:15 AM a 4:00 PM, con 2 de nuestras AK-47 y un fusil M4A4 para entregarle al diablo y a nuestro señor todas las almas posibles”. La amenaza venía acompañada de una advertencia en latín: “Nolite nos invenire conari; in umbris manemus, luci servientes. Si conamini, peiores ernut eventus”. La traducción sería: “No intentes encontrarnos; permanecemos en las sombras, sirviendo a la luz. Si lo intentas, los resultados serán peores”.
Es difícil tomarse en serio este tipo de amenazas en Mendoza. Sería novedoso -aunque no imposible- que alguien tuviera en esta provincia fusiles rusos AK-47. Pero la verdad es que ante estos eventos hay que tomar precauciones. No sea cosa que en verdad pase algo.
Por eso y en todos los casos, las instituciones publicaron comunicados bien escuetos, en los que se informó la suspensión de clases y de todas las actividades administrativas. El Corazón de María quedó con vigilancia policial, y en las primeras horas hubo un perímetro de seguridad para evacuar a todo el mundo. Fueron momentos de miedo y de tensión. Hasta anoche, muchos padres pedían información a sus amigos y conocidos en los medios.
Confirmaciones de alumnos de cuarto año en el Corazón de María, el sábado último.
En la Dirección General de Escuelas (DGE) buscaron bajarle el tono al problema, y ayer -luego del caso del Corazón de María- el primer reflejo fue más bien pobre. Mandaron a decir que este tipo de amenazas es típico de la época de exámenes integradores. Probablemente un asunto de chicos que no quieren rendir. Puede que sea cierto, pero hay que tomarse las molestias de ver qué pasa.
En todo el año hubo una media docena de casos de intimidación en colegios de la provincia, y dos fueron en instituciones católicas en menos de una semana. Es raro. Incluso el arzobispo Marcelo Colombo, de la archidiócesis local, se preocupó. Colombo es además presidente de la Confederación Episcopal Argentina, y quiere asegurarse de que no estemos ante una escalada producto del odio.
Ayer, estas amenazas fueron tema en la reunión de la Pastoral Social. La preocupación no es sólo por las escuelas católicas, sino por la seguridad en parroquias, capillas, templos e iglesias. Los lugares de la fe. "El tono del comunicado es de odio hacia la fe católica... No tengo memoria de que un odio de semejante calibre haya aparecido en Mendoza. Estamos preocupados... nos vamos a poner rígidos con esto... como sociedad mendocina, no lo queremos... Nuestra actitud ahora es de estar atentos, y ver qué nos dicen las autoridades..." dijo una de las personas que participó de esa reunión.
Circular interna y orden de vigilancia
Ayer, una circular emitida por la Comisión de Educación del Arzobispado de Mendoza dirigida a los apoderados de los colegios católicos buscó advertir a sus comunidades de que deben estar atentos y ordenaron reforzar la seguridad y el control del ingreso y egreso a los establecimientos escolares, y tomar nota de cualquier presencia extraña.
El documento interno de la archidiócesis está firmado por el apoderado legal Fernando Bertonati. Y dice lo siguiente: “En estos días, algunas instituciones educativas católicas de la provincia han recibido denuncias y amenazas provenientes de grupos ajenos al ámbito escolar. Si bien hasta el momento no se han producido hechos concretos en nuestras comunidades, consideramos importante mantenernos atentos y actuar con la debida precaución. Les solicitamos que refuercen las medidas de resguardo y control en el ingreso y egreso de los establecimientos, y que estén atentos ante cualquier situación, mensaje o presencia inusual en los entornos escolares. Asimismo, ante cualquier hecho que pudiera resultar sospechoso o que genere preocupación, se ruega coordinar las acciones pertinentes y garantizar la integridad de los alumnos, del personal y de las instalaciones”.
¿Grupos externos?
Como se ve, en la administración católica de Mendoza piensan que las amenazas provienen de “grupos” de ámbitos ajenos a las instituciones.
Ahora… ¿Qué pasa cuando se producen estos delitos?
En el Ministerio de Seguridad se tomaron el tema con seriedad. Una fuente explicó que aunque tengan casi la certeza de que las amenazas son falsas alarmas, deben igualmente evacuar los colegios, dejar una consigna, mandar las brigadas de explosivos, o a la gente de la Dirección de Investigaciones de la Policía. “No vemos un peligro concreto… o un riesgo real… Pero hay que tomarlo con precaución… evacuar los colegios, establecer zonas de seguridad, dejar consigna policial, tiene que ver con cumplir los protocolos. Franklin decía que antes de un delito hay una grave negligencia… y se trata de evitar eso”.
Colegio Corazón de María. En cada caso de amenaza, debe reforzarse la seguridad.
El Ministerio de Seguridad va a aplicar el protocolo de evacuación en cada caso en que se produzcan estas amenazas. Pero a la vez sostienen que en ninguno de los países en que aparecieron este tipo de intimidaciones, luego se cumplieron. Ni tiroteos, ni bombas.
Distinto es el caso de Estados Unidos, donde los ataques a escuelas con múltiples homicidios son comunes. O el caso de la adolescente armada que mantuvo una escuela en vilo durante cinco horas, en septiembre pasado, en nuestra cercana comunidad mendocina de La Paz.
Qué debe hacer la Justicia
No está claro qué juez o fiscal debe intervenir en este tipo de casos, que además son muy difíciles de resolver. Vaya como ejemplo el asunto de los musulmanes detenidos en agosto del año pasado por integrar una supuesta célula islámica que buscaba infundir terror entre la comunidad judía local. Hay varios procesados, y dos de ellos con prisión domiciliaria. En ese momento les secuestraron armas, panfletos, y numerosos dispositivos electrónicos, sobre los que aún no hay peritajes. La fuerza encargada de hacerlos es la Policía Federal, división de Delitos Tecnológicos, pero tal parece que están desbordados de trabajo y las conclusiones de esa pericia no han llegado al Juzgado Federal Número 1 de Marcelo Garnica.
Fuentes del Ministerio Público Fiscal de Mendoza -Justicia provincial- dijeron no tener en su órbita ninguno de estos casos, ya que serían “federales”. Pero la Justicia Federal no los tendría catalogados como tales, salvo el de la UCA que está radicado en la CABA. La competencia es confusa.
Problema de competencia frente a las amenazas
Una fuente de los tribunales federales de Mendoza coincidió en que -en principio- el “objeto” de las amenazas podría dividir los tribunales a cargo. Este tipo de amenazas no calificaría como acto terrorista. Pero sí como “intimidación pública”, delito que está reprimido con dos a seis años de cárcel de acuerdo al artículo 211 del Código Penal. Hasta diez años, si se utiliza algún método de coerción: armas u agentes químicos, por ejemplo.
Todo esto quiere decir que si las amenazas son en un colegio de jurisdicción exclusivamente provincial, pública o privada, deben encargarse los jueces y fiscales locales. Pero si es en un establecimiento nacional, el que debe tomar el caso es ese fuero, es decir, el Juzgado Federal 1 que hoy conduce Garnica, y cuyo fiscal es Fernando Alcaraz.
Por lo pronto, las amenazas en la UCA ya deberían estar también en el escritorio de la funcionaria Cecilia Elmelaj, a cargo de la oficina de Atención Inicial de la Unidad Fiscal Mendoza de la Justicia Federal. Esto, independientemente de la denuncia de la UCA en CABA. Las amenazas de ayer al Corazón de María, en tanto, deberían ser investigadas por la Justicia provincial.
Preocupación
La precaución fue creciendo con el correr de los días en la comunidad educativa de los colegios católicos de Mendoza. De hecho, ya debieron suspender las clases dos veces desde el viernes.
No hay de momento pista alguna sobre los autores de las amenazas. Pero debe quedar en claro que si esto es una especie de “broma”, los autores serán descubiertos tarde o temprano. Este tipo de mensajes dejan “huellas” en su recorrido, que se pueden rastrear. Y si los autores son menores pero tienen más de 16 años, serán punibles y pueden terminar su escuela secundaria en un instituto penal juvenil. No debe ser agradable.
Ahora, nadie podría afirmar hoy si las amenazas forman parte de algo más grave organizado y ejecutado por adultos peligrosos. Por eso el arzobispado ordenó mayores medidas de seguridad a través de su comisión de educación.
Broma pesada, chicos que no quieren rendir un examen, locos de atar, o amenaza real. Lo que conviene a la Iglesia, la Justicia, el ministerio de Seguridad y la DGE es estar atentos.
Por las dudas.







