El anuncio de ayuda de Estados Unidos el lunes pasado impidió una corrida fenomenal con su consecuente crisis. Las aves negras de 2001 habrían nublado varios pensamientos, si ese día comenzaban a desarmarse los plazos fijos y los fondos de inversión para pasarse a dólares. Por el contrario, después de los anuncios, bajaron el dólar, el riesgo país, y subieron los títulos de empresas argentinas y bonos de la deuda. Fue una inyección de confianza.
Los posteos que Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, publicó el lunes 22 -apenas dieciséis minutos antes de la apertura de los mercados-— nos salvaron sobre la hora. Anunció para la Argentina la ayuda que fuese necesaria. Inmediatamente comenzó a hablarse de socorro directo por 20.000 millones de dólares, un swap, compra de bonos… diversas alternativas de rescate.
Scott Bessent Argentina X
"Argentina es un aliado sistemáticamente importante", definió Scott Bessent.
Para que se entienda. La ayuda del gobierno de Estados Unidos representa un salvataje inédito, muy importante, del país más poderoso del mundo a un aliado en crisis. A un gobierno que a diferencia de los anteriores, no está fabricando billetes. El mensaje es contundente y de lectura mundial. Hay ayuda para los más amigos, los que están alineados ¿Una base en el sur? ¿Guardia permanente en la triple frontera? ¿Refuerzos de la DEA para la lucha contra el narcotráfico? Que vengan de a todos y traigan tanques.
Unos minutos antes del hilo salvador de Bessent, el gobierno argentino había anunciado la suspensión de las retenciones hasta el 31 de octubre para granos y carne. En unas horas, lograron que el campo liquide U$S 7.000 millones. Ganaron las cerealeras gigantes. Ese dinero “extra” en impuestos que no se cobraron no le llegará al productor. Hubo polémica (hasta se quejó el diputado José Luis Espert, que produce soja junto a sus hermanos) y algún pedido de investigación del kirchnerismo sensible. La oposición peronista aún no sabe bien cómo reaccionar, al punto de que aparecieron dirigentes agitando consignas anticapitalistas de hace setenta años. Atrasan fuerte.
También se registraron enojos en Estados Unidos. Las organizaciones del campo norteamericano le hicieron saber a Bessent que la ayuda de EEUU a la Argentina implicó mayor venta de soja a China, en perjuicio de los productores de ese país, según un reporte del diario La Nación. Pero al final de los primeros tres días, hubo siete mil millones de dólares en la caja.
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Foto de un mensaje privado referido a la ayuda a la Argentina, en el teléfono del secretario Scott Bessent.
AP
Hasta el viernes negro en que el gobierno quemó U$S678 millones sólo ese día, la espiral estaba a la vista. Si el BCRA usaba los dólares de las reservas no habría dinero para los vencimientos en dólares de la deuda argentina, en enero y julio del año que viene. Ello habría hundido los bonos, subido aún más el riesgo país, disparado el dólar y la inflación. Una película que vimos muchas veces. El gobierno estaba usando las pocas herramientas de las que disponía, vendiendo sus dólares, aplicando algunas normas del cepo, y aumentando las tasas. Esto último hizo explotar el financiamiento interno de pymes y empresas y subió el costo del dinero. Hubo tasas de hasta el 90% por cubrir descubiertos bancarios.
Luego de los posteos de Bessent sobrevinieron las reuniones del presidente Javier Milei en Estados Unidos, incluyendo la cumbre con Trump. El gran país del norte rescató a Milei, como antes lo hizo con Mauricio Macri, o con Carlos Menem. Para la visión tradicional de la política norteamericana, Argentina es un país aliado. El amago de rescate hizo efecto, y el gobierno compró más de U$S 1.300 millones cuando se calmaron las aguas un poco.
Milei deberá hacer política
Ahora… ¿para cuánto alcanza la ayuda de Estados Unidos? ¿Esta suerte de cura “de palabra”, porque el dinero real llegará contra resultado electoral favorable el domingo 26 de octubre? Para nada, si no hay política antes que economía.
El apoyo crocante de Donald Trump requiere de acuerdos políticos en el Congreso de la Nación con fuerzas afines, y con los gobernadores. Porque en EE.UU. querrán garantías de pago. Y no las habrá si gana el kirchnerismo en octubre, que ya ha demostrado históricamente que es mal pagador, salvo cuando Néstor Kirchner quiso sacarse de encima el monitoreo del FMI.
Argentina fagocita todas las ayudas, blindajes, rescates y operaciones de salvamento sin hacer las reformas que garanticen sustentabilidad económica y paz política. El FMI les presta ayuda a los países en emergencia. Es su razón de ser. Pero la cuota con el Fondo ya es grande (U$S 5.500 millones al año). El BID y el Banco Mundial apuraron desembolsos en marcha que estaban acordados y a fines específicos. No quedaban muchas vías. Sólo un acreedor muy osado.
Riesgo país y países "en riesgo"
En la región, únicamente Venezuela representa un riesgo mayor al de la Argentina. Somos los peores del barrio contra países vecinos de riesgo país muy bajo, de cien puntos o poco más o menos. Que además recurren todo el tiempo al mercado de capitales para financiar su crecimiento y su infraestructura.
“La deuda no se paga, se administra con riesgo país bajo”, dice uno de los diputados nacionales que deberá votar si estos acuerdos con EE.UU. pasan por el Congreso, algo que está en debate. Igual, el socorro “mano a mano” de Donald Trump fue como pedirle a un amigo, o ir a la “cueva”. Esos compromisos deben cumplirse. Si los aprueba el Congreso con una mayoría sustanciosa, eso sería la garantía del pagaré.
Los errores políticos justifican la desconfianza. Salvo aquellas provincias como Mendoza en las que lograron armar acuerdos electorales entre La Libertad Avanza y los gobiernos locales, el ala dura libertaria dinamitó todas las relaciones en pos de un armado purista que se estrenó con una derrota estruendosa en la provincia de Buenos Aires, aún en alianza con el PRO. La obligación ahora es reconstruir. El apoyo de EE.UU., del presidente norteamericano Donald Trump y del Secretario del Tesoro Scott Bessent, es como tener a Superman en el equipito del barrio, pero podría irse por el fregadero si no hay tres reformas clave que modifiquen la penuria permanente de la economía argentina: impuestos, jubilaciones, y reforma laboral. Para eso, el presidente Milei debe primero ganar las elecciones y luego hacer acuerdos que le garanticen la gobernabilidad, y empujar los cambios que generen trabajo e inversión genuina.
Entretanto, hay que llegar a las elecciones. El viernes, el gobierno restringió la compra de dólares oficiales. Las personas físicas que compren luego no podrán operar divisas financieras por tres meses. Es una de las medidas del antiguo cepo para evitar el “rulo”. La cuestión es bloquear la fuga de dólares que se necesitan para fortalecer las reservas.
El anuncio de ayuda americana bajó la fiebre del enfermo. Pero la cura aún está lejos.
El destino electoral
El horizonte es difuso y la primera obligación del gobierno ahora es evitar otra crisis. Para eso debería ganar las elecciones y tender puentes. Pero... ¿cómo marcha el ánimo social?
El último estudio nacional -posterior a las elecciones del 7 de septiembre en la Provincia de Buenos Aires- lo hizo Martha Reale, de Reale Dalla Torre. Marcó un empate técnico con una leve ventaja de 1,4 puntos para Fuerza Patria, el peronismo y el kirchnerismo juntos.
Algunos de los datos relevantes del estudio de Reale indican que:
- El votante peronista salió del clóset. En comparación con el relevamiento anterior de la misma consultora, en agosto, la intención de voto de LLA retrocedió 3,4 puntos, mientras que Fuerza Patria creció más de 9 puntos luego del triunfo en la Provincia de Buenos Aires.
- La preocupación por el bolsillo y el empleo se mantiene en el podio.
- La percepción de la situación económica familiar continúa siendo mayoritariamente negativa, “aunque sin un deterioro adicional este mes”, dice el informe.
- La imagen positiva del presidente cayó más de 6 puntos. Y la imagen positiva de Karina Milei se desplomó al subsuelo.
- ¿Por qué pierde apoyo el presidente? ¿Por qué la cuestión económica sigue firme en primer plano? Lo explica Martha Reale en su estudio:
- La recesión, con salarios rezagados desde 2023 y un freno en el consumo, golpea de lleno a parte del núcleo social que Milei había conquistado con la promesa de un “cambio rápido y dolor corto”.
- La reducción de la inflación dejó de ser un valor diferencial: para muchos votantes, el centro de la preocupación pasó a ser el estancamiento y la pérdida de ingresos reales, lo que erosiona la credibilidad del programa económico y castiga a LLA en la intención de voto.
Votamos con el bolsillo. Por eso, el socorro de los amigos del norte pasó a ser una cuestión de supervivencia.
Aquí, el estudio completo de Martha Reale:
Estudio Opinion Nacional SEPTIEMBRE 25
Estudio de opinión sobre el gobierno de Javier Milei. Setiembre de 2025, posterior a la elección bonaerense.
Pobreza versus fin de mes
Los datos de pobreza deberían ayudar a mejorar una percepción golpeada. Es cierto que la pobreza estadística bajó sensiblemente desde el primer trimestre de 2024, cuando la inflación arrastrada por el gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernpandez de Kirchner y Sergio Massa dejó al país en coma. A ello hubo que sumarle la fábrica de pobres hijos de la devaluación, en los primeros meses de Milei, con inflación alta. Pero hoy hay unos 11 millones de pobres estadísticos menos que en ese momento.
¿Por qué entonces los encuestadores registran enojo, caída de imagen de gestión, desánimo sobre el futuro económico familiar y social? Porque alquileres, impuestos y servicios, que aumentaron mucho más que la inflación, se llevaron ese “pesito” del que las familias disponían para algún gasto extra o un gustito. Hoy cuesta llegar a fin de mes, y se dispararon la mora en pago de tarjetas y créditos personales. “Tenemos récord de refinanciaciones de cuentas de los clientes”, dijo una fuente bancaria privada a este columnista. La refinanciación es sellar la deuda, recalcular, y establecer un plan de pago sin nuevos gastos ni créditos. Esto limita la capacidad de maniobra de las personas, y como consecuencia de ello cae el consumo.
Este es el panorama en que el gobierno libertario se debe mover. Por eso, los acuerdos políticos son tan importantes. Centrales, con un plan de desarrollo y de reformas estructurales. Sin ello, el transcurso de dos años de mandato hasta 2027 será una pesadilla en la que la gobernabilidad estará en peligro constante, con un Congreso votando gastos -justos o no- todo el tiempo.
Los saltos de la economía alteran la paz y tranquilidad de todos los argentinos, cansados ya de vivir de susto en susto. Con inestabilidad, no habrá bandera, himno, Messi, corazón ni Mundial de Fútbol que aguanten. Por eso la macro es tan importante. Porque nos permitirá planificar el futuro a todos. Al Estado, a los gobiernos y a las familias. Lo contrario sería fundirnos cada dos años, pedir plata afuera, y fundirnos otra vez. En un loop interminable, angustiante y agotador, que fabricaría cada vez más cantidad de pobres.
Sin horizonte claro.