Análisis y Opinión

El PJ de la Provincia opaca su peso electoral ante la magra oferta de renovación y liderazgos   

Los kirchneristas de Mendoza van a seguir manejando el PJ sin haber revalidado nada y con una parva de derrotas sobre los hombros

Al alicaído peronismo de Mendoza no le llega ni la renovación ni el cambio. El municipalismo que algunos sospechaban que iría al rescate del PJ provincial, no apareció, Diríase mejor: vino, miró y reculó haciendo firuletes. Algo fulero se interpuso.

Casi todos en ese partido se miran el ombligo, tanto los kirchneristas como los peronistas más republicanos. Pero incluso esa mirada del pupo es borrosa y no les alcanza ni para sacarse la pelusa que les ha dejado la apolillada camiseta partidaria.

Los kirchneristas de esta provincia van a seguir manejando el PJ, sin haber revalidado nada, pero con una parva de derrotas sobre los hombros, que ellos disimulan con ese surtido de fintas que han sabido cultivar para hacer creer que no tienen nada que ver con la ausencia de buenos resultados.

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Ahora los K mendocinos también curten la onda de "la esperanza", esa que Cristina Kirchner lanzó el Día de la Militancia para demostrar, entre otras cosas, que "este Gobierno", es decir el del Frente de Todos, les es ajeno. Ante eso: ¡guay! de que vengan con cosas como generar un peronismo a la mendocina.

Quiero, pero no puedo

Entre los peronistas que en Mendoza no comulgan con el kirchnerismo, hay sólo un grupo que ha salido al ruedo y que se presenta claramente como peronismo disidente.

Es el que tiene como referentes al secretario nacional de Malvinas, Guillermo Carmona, a la funcionaria de Maipú Fernanda Lacoste y al senador provincial Rafael Moyano y que hace unas semanas se iba a presentar con el intendente de Maipú, Matías Stevanato, para pelearle la conducción partidaria a Anabel Fernández Sagasti y los suyos. Ese proyecto duró un suspiro. Antes de huir, Stevanato dijo que él no podía prestarse para generar más división en el peronismo y se guardó en su terruño.

Esa facción, ya sin Stevanato y con un tibio aval vía mail del intendente sanrafaelino Emir Felix, ha ratificado este fin de semana que se va a presentar a las PASO. Podrán ser bienintencionados pero no tienen la proyección provincial que se requiere para copar la parada de los camporistas referenciados en Sagasti. Tampoco -y esto es lo más importante- un programa de gestión que sorprenda e ilusione.

El resto del peronismo está diluído y sin poder armar algo que se parezca a una reacción innovadora. Una pena porque individualmente hay mucha gente valiosa en el peronismo que no logra ser atraída ante la escasísima oferta de liderazgos.

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La senadora nacional Fernández Sagasti dejará en unos días la conducción partidaria y se la transferirá a otra kirchnerista, la intendenta de Santa Rosa y ex Reina de la Vendimia Flor Destéfanis, quien ya hizo un atisbo de proponerse como precandidata a gobernadora pero que después optó por lo seguro e irá por reelección en su departamento en 2023. Tuvo un ataque de realidad.

Altri tempi

Usted se preguntará, lector/a, dónde quedaron aquellas etapas renovadoras que supo tener el peronismo provincial cuando ganaban la Gobernación de manera sucesiva con Bordón, Gabrielli y Lafalla. No se repitieron por una razón sencilla. En 2003 llegó el kirchnerismo, impuso sus leyes y aquí sintieron que había que apichonarse.

Usted preguntará también por qué Celso Jaque y Paco Pérez pudieron ganar elecciones para luego terminar haciendo dos papelones históricos. La respuesta es sencilla: porque los mendocinos castigaron con su voto a los radicales debido a aquella aventura política de Julio Cobos al asociarse con Néstor Kirchner.

Los peronistas Jaque y Pérez hicieron administraciones bochornosas porque se rindieron de pies y manos ante el poder de Cristina Kirchner, desconociendo por completo la idiosincrasia del mendocino, que es respetuoso de la institucionalidad, pero que no le gusta que sus funcionarios se postren ante la Casa Rosada. Ni que desde allí les ordenen a quién tienen que poner de concejal en Malargüe o en Tunuyán.

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El peronismo del Equipo de los Mendocinos, que gobernó la Provincia entre 1987 y 1999, tuvo el aval ciudadano por varias razones. Por ejemplo, porque no hizo menemismo explícito. En un momento histórico en el que los vientos del liberalismo llegaban a las costas argentinas, el tándem Bordón-Gabrielli-Lafalla pasó por el tamiz mendocino esas tendencias y las adaptó a nuestra realidad.

Mientras Menem realizaba privatizaciones de manera guaranga para favorecer a amigos, en Mendoza el peronismo nos enseñaba que "primero había que desestatizar la vida", es decir replantearnos que el Estado no es el centro de todo y que el motor que hace andar la economía es la actividad privada. El kirchnerismo insiste en imponernos lo contrario.

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Es lo que hay

Entonces lo que tenemos hoy en Mendoza es un peronismo que recibe órdenes de Buenos Aires y que se cuadra ante la imposición militar de los listados de candidatos. Un PJ que no genera debate interno, que no deja fluir la sanidad partidaria, que no se constituye en una marca diferenciadora, que avala sólo las ideas que vengan predigeridas desde el Instituto Patria, y que por lo tanto no piensa a Mendoza con creatividad.

Por el contrario, se adormila en un catecismo partidario que ya no le sirve a casi nadie.

Ejemplo: el grupo disidente de Carmona y compañía, que debería estar presentando a los mendocinos los lineamientos generales de gestión para hacer renacer el peronismo provincial, nos informa en cambio que su meta será cuestionar todo lo que ha hecho el radicalismo local.

Es decir, una nueva versión del "Derribando Mitos Mendocinos" especie de stand up político-partidario que hizo conocer el senador provincial kirchnerista Lucas Ilardo en un tour por los departamentos, con el que buscó insuflar la idea de que los mendocinos son poco menos que unos paparulos que se han dejado engañar por el verso de los radicales de que son ordenados y que llevan bien las cuentas públicas.

¿Será mucho pedir que nos sorprendan con un plan de Gobierno para 2023, aunque sea módico, pero que contenga las principales líneas directrices que sugieren para hacer crecer a esta provincia?

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