Entrevista

De Las Heras a Silicon Valley: el joven mendocino que compite entre los mejores emprendedores del mundo

Bruno Calcagno fue el único argentino elegido en un programa global que reúne a promesas del desarrollo de startups. Pasó a la final en Silicon Valley

Cuando Bruno Calcagno habla de su historia, lo hace sin grandilocuencias. Dice que creció en una familia de clase media de Las Heras, fue a escuelas públicas y sus padres “siempre trabajaron mucho”. En ese origen sencillo se gestó una pasión por las startups que lo llevaría a trabajar hoy, con sólo 26 años, en Silicon Valley.

Entre unos 2.000 emprendedores de todo el mundo, este joven mendocino fue uno de los 40 seleccionados en todo el planeta para participar de The Bridge, un programa internacional impulsado por Entrepreneurs First, una organización que apoya la creación de startups con potencial global.

Fue el único argentino en ingresar a la experiencia que combina convivencia, innovación y competencia, y que muchos definen como una especie de “Gran Hermano para emprendedores”.

Bruno Calcagno, emprendedor mendocino, creador de startup
El joven mendocino quedó seleccionado entre 20 finalistas de un programa global que busca a los mejores talentos de startups del mundo.

El joven mendocino quedó seleccionado entre 20 finalistas de un programa global que busca a los mejores talentos de startups del mundo.

Durante dos meses vivió este año en un castillo al norte de Alemania junto a fundadores de startups de distintos países. La meta: encontrar un socio ideal y desarrollar un proyecto capaz de cambiar el mundo. “Nos daban desayuno, almuerzo y cena, y lo único que teníamos que hacer era trabajar, crear y pensar”, recuerda.

Bruno logró quedar entre los finalistas y hoy continúa la competencia desde la bahía de San Francisco, precisamente en Silicon Valley, Estados Unidos, donde se define qué proyectos recibirán una inversión millonaria.

Startups para mejorar la vida en el mundo

El suyo apunta alto: una startup dedicada a agilizar la transición hacia energías renovables mediante inteligencia artificial, ayudando a que más proyectos eólicos y solares sean aprobados y construidos en el mundo.

“Queremos mitigar las consecuencias del cambio climático acelerando los permisos para desarrollar energías limpias”, explicará a la distancia en esta entrevista con Diario UNO.

Bruno Calcagno, emprendedor mendocino, creador de startup, en el programa The Bridge en un castillo de Alemania
En un castillo de Alemania se desarrolló la competencia de mejores fundadores de startups. De unos 2.000 fueron seleccionados 40 y Bruno llegó a la final en Silicon Valley.

En un castillo de Alemania se desarrolló la competencia de mejores fundadores de startups. De unos 2.000 fueron seleccionados 40 y Bruno llegó a la final en Silicon Valley.

Desde las aulas del Carmen Vera Arenas y el CUC hasta los pasillos de las universidades europeas y los ecosistemas de innovación más competitivos del planeta, Bruno Calcagno ha recorrido un camino vertiginoso que inició en su Mendoza natal, diseñando startups como una apuesta para mejorar la vida diaria de las personas. Aquí y en el resto del mundo.

“Siempre tuve claro que quería construir algo grande, algo que mejore la vida de las personas”, dice. Y eso, para él, es lo que realmente significa emprender.

Primeras ideas, primeras startups

–Compartinos un perfil de tu vida personal que nos lleve a conocerte mejor...

-Tengo 26 años. En Mendoza hice solamente la escuela primaria y secundaria, siempre escuela pública. Fui en la primaria al Carmen Vera Arenas y en la secundaria al CUC (Colegio Universitario Central).

Viví siempre en Las Heras, en el barrio Jardín Los Andes, hasta los 18 años. Y diría que vengo de una familia bien de clase media, padres que siempre trabajaron mucho. Entonces eso siempre me inspiró a tener una buena cultura del trabajo y la responsabilidad.

–¿Cuál fue tu primer desarrollo de startup y los que siguieron aquí y en el exterior?

-A los 18 años me fui a a Italia, a la Universidad de Boloña, con una beca completa, y estudié Administración de Empresas. Hice un programa que me permitió terminar un poco más rápido, y como en Italia las carreras de grado son de tres años, a los 20 años me gradué. Estuve los primeros años en Italia, después del tercer año me fui de intercambio a Sydney, Australia y ahí ya empecé a trabajar en startups mientras estudiaba.

Cuando me gradué a los 21 años, ahí en Australia arranqué con mi primera startup oficial, por así decirlo, pero a los tres meses tuve que cerrarla por la pandemia. Me volví a Mendoza y como Australia cerró las fronteras no pude volver y quedé en Mendoza varado, digamos, trabajando para una startup en ese momento.

En mi tiempo libre fue que arranqué con Lavuro, que fue la primera startup que armé, una aplicación para que la gente de Mendoza pudiera contratar servicios para su casa, como limpieza, plomería, electricidad y demás.

Lavuro startup de Bruno Calcagno
Lavuro fue una de las primeras startups creadas por Bruno Calcagno durante la pandemia.

Lavuro fue una de las primeras startups creadas por Bruno Calcagno durante la pandemia.

Conseguimos algunos inversores de Mendoza y también de Estados Unidos que nos ayudaron mucho a hacer crecer esa empresa, pero a los dos años más o menos decidimos cambiar por completo el modelo de negocio y ahí arrancamos con otra startup con mi socio Guillermo Cola, que es de Uruguay, a quien conocí en la Universidad de Australia.

Él tiene un perfil más técnico, es ingeniero en software, entonces siempre se ocupó de la parte de tecnología. En 2023 arrancamos con Manax, un software de gestión que ayuda a pymes de servicios, como empresas de limpieza o plomería, a manejar su parte administrativa: mandar facturas, presupuestos, entender cuánto pagar a sus empleados y demás. Conseguimos un fondo de inversión de riesgo en España y empezamos a crecer. Me mudé a Valencia hace unos dos años y medio. Con Manax tenemos clientes en España, algunos países de Latinoamérica -incluyendo Argentina- y este año también en Estados Unidos.

Cómo fundar una empresa que resuelva un problema global

–¿Cuál fue el recorrido que te llevó a competir en The Bridge, el programa de Entrepreneurs First?

-Este año tomé la decisión de dejar Manax. Si bien estoy súper orgulloso de todo lo que hemos logrado, del equipo que creamos y de lo que hemos hecho, sentía que estaba listo para un nuevo desafío y quería venirme a San Francisco a fundar una empresa que resolviera quizás un problema más a escala global.

Elegí San Francisco, donde está Silicon Valley, porque es el mejor lugar del mundo para crear una startup ambiciosa. Me enteré del programa The Bridge y me pareció una oportunidad increíble. Apliqué, pasé varias entrevistas y la última etapa de selección fue en Holanda, donde tuve que hacer un hackathon de 48 horas. Ahí me dijeron que entré.

Entrepreneurs First es un fondo de capital de riesgo que invierte en startups. Fue la primera vez que organizaron ese tipo de programa: reunieron a 40 emprendedores de todo el mundo -de Pakistán, Hong Kong, Europa, Estados Unidos, Brasil, y yo era el único de Argentina-, todos con perfiles muy interesantes. Algunos habían fundado startups, otros eran ingenieros de software o creadores de contenido. Y, por suerte, quedé seleccionado.

Un castillo y 40 mentes brillantes para una competencia global

–¿Cómo fue la dinámica en esa especie de "Gran Hermano" en un castillo alemán? ¿Cuántas personas intentaron ingresar para que sólo queden 40, de las cuales vos fuiste el único argentino?

-Se postularon cerca de 2.000 personas y solo eligieron a 40, así que tuve bastante suerte. Éramos 40 personas en un castillo en Alemania, al noroeste, a una hora de Hannover. Todos vivíamos ahí, teníamos dos chefs que nos cocinaban desayuno, almuerzo y cena. Lo único en lo que nos teníamos que preocupar era en conocer a los otros participantes para entender con quién hacíamos un mejor "match" y con quién queríamos armar una empresa juntos.

Todos los días teníamos actividades para conocernos y empezar a trabajar en algo. Cuando hacías "match" con alguien decías: “Bueno, probemos trabajar juntos”. Así se iban formando parejas. Teníamos un chat donde se veía quiénes se habían asociado y quiénes habían roto el equipo. Había bastante chisme sobre eso.

Nos visitaban fundadores de startups que ya son unicornios (empresas valuadas en más de 1.000 millones de dólares). Nos daban charlas, consejos, y preguntaban en qué estábamos trabajando. También teníamos videollamadas con expertos y todo el castillo a disposición: bosque, gimnasio, biblioteca, salas con monitores y snacks por todos lados. El ambiente estaba hecho para pensar, crear y construir.

Sus startups previas y su ingenio lo llevaron a la final

–¿Por qué creés que quedaste y con qué propósito quisiste ingresar?

-No sé bien por qué habré quedado. Creo que porque ya había armado dos startups previamente y eso les dio confianza de que podía hacer algo ambicioso. Mi propósito era fundar una startup global que ayude a resolver un problema mundial.

Tengo la convicción de que solucionar un problema global puede parecer más complicado, pero en realidad es más fácil. Porque si decís: “Quiero curar el cáncer” o “tenemos que ir a Marte”, esa misión tan ambiciosa atrae a la mejor gente del mundo. Lo que termina pasando es que atraés al mejor talento y a los mejores inversores.

Bruno Calcagno, emprendedor mendocino, creador de startup, en el programa The Bridge en un castillo de Alemania
El programa The Bridge incluyó encuentros con fundadores de startups que son unicornios. Bruno fue el único argentino en la competencia.

El programa The Bridge incluyó encuentros con fundadores de startups que son unicornios. Bruno fue el único argentino en la competencia.

Estuve investigando y el espacio de Climate Tech, las tecnologías para combatir el cambio climático, me llamó mucho la atención. Descubrimos que en los próximos 10 años el mundo necesita generar un 30% adicional de energía, algo equivalente a agregar la capacidad energética de Japón cada año.

Esto se debe a la expansión de la inteligencia artificial, los robots, los vehículos eléctricos y la electrificación de los hogares. Pero entre 80% y 90% de los proyectos de energías renovables no se concretan por trabas en los permisos. Nosotros estamos desarrollando una inteligencia artificial que automatiza gran parte de ese papeleo para que más proyectos sean aprobados y se construyan.

Hizo "match" con un suizo para avanzar

–¿Qué alianzas o aprendizajes te dejó la experiencia?

-Fue muy importante entender los objetivos personales de cada uno: si estaban más motivados por hacer plata o por resolver un problema en particular. Tuve la suerte de encontrar a alguien con quien me alineaba bastante, un suizo que se llama Jens, y empezamos a trabajar juntos.

La rutina era intensa: deporte por la mañana -gimnasio, correr en el bosque o jugar al tenis- y después trabajo desde las 8 o 9 hasta la tarde. Al principio investigábamos mucho, teníamos reuniones con empresas y expertos, y luego pasamos a construir el producto, la startup digamos, y validar si la empresa podía existir.

De los 40 que estábamos en el castillo, solo 20 fuimos seleccionados para venir a Silicon Valley a seguir con la siguiente etapa.

“El premio es la inversión para las startups”

–¿Cómo sigue la competencia en San Francisco? ¿Cuál es el premio?

-Acá en San Francisco estamos desde el 1 de septiembre y vamos a estar hasta mediados de octubre. Validamos la idea, nos reunimos con empresas, buscamos acuerdos comerciales y alianzas. Después habrá un nuevo comité de inversión que decidirá si invierte o no en las startups. El premio sería justamente la inversión, que es de varios millones de dólares.

–¿Por qué te motiva el desarrollo de startups? ¿Hay que saber más de economía o de tecnología?

-Lo que me motiva de armar una startup es resolver un problema que mejore la vida de las personas. Crear algo que no existe y llevarlo a muchos, sabiendo que estás ayudando a alguien, me parece increíble. Es lo que me da energía cada día.

Hay que saber un poco de ambos mundos: economía y tecnología. Yo vengo del lado de los negocios, pero siempre me gustó la tecnología. Otros vienen del lado técnico y deben aprender sobre ventas o acuerdos comerciales. Es importante conocer ambas partes para hacer realidad una startup.

Bruno Calcagno, emprendedor mendocino, creador de startup
La meta de Bruno Calcagno es fundar startups que mejoren la calidad de vida de las personas en todo el mundo.

La meta de Bruno Calcagno es fundar startups que mejoren la calidad de vida de las personas en todo el mundo.

–Según tu visión, ¿hacia qué rubro se inclina el mundo actual para dar respuesta a los desafíos del futuro?

-El mundo se inclina mucho a la política y se cree que eso va a resolver las cosas. Pero lamentablemente hay una mirada muy cortoplacista. He visto mucho más cambio viniendo de startups o empresas grandes que usan su poder y recursos para resolver desafíos globales.

Las empresas tienen una mirada más largoplacista, y en 10 o 15 años pueden cambiar muchísimas cosas.

Su consejo a los jóvenes emprendedores

–¿Qué les recomendás a jóvenes de tu edad que no se animan a perseguir sueños como el tuyo?

-Les diría que sigan su intuición, aunque parezca rara o loca. Que hablen con gente, que pidan ayuda, que no tengan miedo de escribirle a alguien. Hoy, con internet, estamos más conectados que nunca. Hay programas, becas e iniciativas para quienes tienen ganas de hacer buenas cosas en el mundo.

Yo a los 17 años quería estudiar afuera y no sabía cómo. No tenía los medios económicos, pero encontré una beca. Después quería armar una startup y tampoco tenía plata, pero levantamos inversión. Hice programas en Suiza, en España, y todos me abrieron puertas. Hay muchos recursos disponibles, solo los encuentra quien se anima a buscarlos.

–¿Cómo te definís hoy y cómo te imaginás de aquí a 10 años?

-De acá a 10 años espero seguir resolviendo problemas que mejoren la vida de las personas, que ayuden al ambiente y que inspiren a otros a tomar acción. Ojalá pueda estar dándole oportunidades a más personas, quizás invirtiendo en otras startups.

Me defino como alguien con una mirada global. Para trabajar con personas de distintas culturas hay que tener cultura general, aprender idiomas, viajar. Cuando arranqué la universidad en Italia me di cuenta de que sabía poco de historia global y eso es importante: te ayuda a entender cómo hemos funcionado como sociedad y hacia dónde vamos.

Bruno Calcagno, emprendedor mendocino, creador de startup, en el programa The Bridge en un castillo de Alemania
El castillo donde se desarrolló la competencia de startups es de ensueño.

El castillo donde se desarrolló la competencia de startups es de ensueño.

Bruno Calcagno habla de futuro, pero no desde la utopía. Lo hace desde la experiencia de quien aprendió a crear desde la nada, a transformar una idea en una empresa y una oportunidad en un propósito.

Desde Las Heras hasta Silicon Valley, su historia demuestra que el talento puede nacer en cualquier rincón del mundo, pero el verdadero motor es la convicción de atreverse.