El procesado aseguró haber sufrido torturas durante sus días de detención con el fin de que declare como arrepentido en el expediente, figura a la cual no se acogió "por la sencilla razón que soy inocente". Entre las vejaciones indicó que estuvo encerrado 37 días en una celda de 4 metros cuadrado en la Unidad Federal 32 -los calabozos de Tribunales Federales- donde el colchón "estaba lleno de chinches y sufrí más de 100 picaduras".
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"Antes de estar acá yo era una persona feliz, disfrutaba mi familia, mis negocios, mi trabajo y mis amigos. Excepto mi familia, todo lo demás se extinguió", consideró el abogado que actualmente se encuentra detenido en prisión domiciliaria.
Alba admitió que tenía una relación desde la infancia con Diego Aliaga, otro de los presuntos integrantes de la bandas que fue asesinado a mediados de 2020. Pero agregó que "le sacaba plata a los perejiles pero no hacía nada".
El testimonio finalizó tras una hora y media, donde el abogado no aceptó preguntas de las partes pero adelantó que ampliará su declaración cuando se ventilen concretamente los hechos de coimas que le endilgan.
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Coimas en Mendoza y su vínculo con Walter Bento
A mediados de 2020 el supuesto empresario Diego Aliaga estuvo desaparecido y luego fue encontrado asesinado. Más allá de la conmoción por su crimen, comenzó a levantarse el rumor de que el hombre tenía contactos para sacar a presos de contrabando y narcotráfico en la Justicia Federal. A fines de ese año, un sospechoso de financiar una narcobanda -Walter Bardinella Donoso- fue detenido y en su teléfono celular se encontraron conversaciones que alimentaron esa hipótesis.
El fiscal federal Dante Vega estuvo siguiendo la pista hasta que decidió ordenar allanamientos, detenciones e imputaciones que se concretaron el 5 de mayo de 2021. Entre los sospechosos se encontraban el juez federal Walter Bento, su esposa Marta Boiza y un puñado de abogados. La investigación no cesó allí ya que hubo otros avances e imputaciones a medida que pasaban los meses.
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En líneas generales, la pesquisa sostiene que Walter Bento lideraba una organización ilícita dedicaba a gestionar coimas para darles beneficios a presos, tales como arrestos domiciliarias o la libertad. Aliaga habría sido la mano derecha del magistrado y su trabajo era contactar a las personas que caían presas por causas de contrabando o narcotráfico. El hombre les ofrecía los beneficios a cambio de jugosas coimas que eran pagadas en dólares y hasta en inmuebles. Luego comenzaban a ser representados por alguno de los abogados acusados que presentaban escritos para que el magistrado dictaminara la salida de la cárcel.
El fiscal Vega cuenta con un centenar de testigos para sostener su acusación, además de mensajes y llamadas -generalmente mediante la aplicación Telegram- donde los sospechosos hacían referencia a los sobornos y al juez Bento con algunos eufemismos. Del otro lado, los abogados defensores sostienen que es una causa que fue armada contra el magistrado por cuestiones políticas.
Por otro lado, la acusación consideró que Walter Bento y su clan familiar se enriquecieron y lavaron el dinero que provenía de las coimas. Prueba de ello, según la Fiscalía Federal, son los centenares de viajes que realizó el matrimonio durante los últimos años, las propiedades y vehículos que adquirió y los fondos de comercios en que invirtió.
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