Los penitenciarios encargados de custodiar y cuidar a Gil Pereg ya no saben qué método utilizar para que se higienice y se bañe. Pero,  el acusado de asesinar a su tía y a su madre, reveló algo que nadie sabía.

El extraño Gil Pereg sufre de algo que quizá nadie había imaginado: tiene hidrofobia, un temor extremo al agua, y es debido a esto que se niega a bañarse. Al igual que un gato, no le gusta el agua.

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Los vecinos de Gil Pereg resaltaron desde un primer momento que siempre lo veían sucio, que no se bañaba y que vestía la misma ropa todos los días y en todas las estaciones.

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Gil Pereg está preso en el penal San Felipe desde el 26 de enero, el mismo día que encontraron los cuerpos de las hermanas Pyrhia Saroussy y Lily Pereg enterrados en el fondo de su propiedad de calle Roca, de Guaymallén.

Desde que está allí se negó a bañarse e higienizarse, a pesar de agarrar con sus manos su propio excremento para escribir en las paredes de su celda el nombre de sus gatos.

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Debido a esto, el 14 de marzo los penitenciarios lo tomaron a la fuerza y lo obligaron a bañarse. Fue después de haber recibido la visita del juez Federico Martínez, quien debía decidir si era trasladado o no a un neuropsiquiátrico, y que resolvió que sea atendido correctamente dentro del penal.

Sus abogados defensores denunciaron que obligarlo a bañarse fue a la fuerza y que le provocaron lesiones.

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Esta semana, los penitenciarios le advirtieron que le permitirán hacer solo una llamada por semana y que restringirán los recreos si no desiste de escribir con caca las paredes de su celda, si no se baña y si vuelve a romper o quemar la ropa que le llevan.

Pero a pesar de esta “amenaza”, Gil Pereg no cambió de actitud y asegura que bañarse le hace muy mal debido a la hidrofobia que padece.

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La ropa

El otro problema que tiene es con la ropa que casi a diario deben llevarle al penal.

Indicaron que cuando está en un recreo y hay algún brasero encendido, se saca la ropa, la rompe, la quema y se queda desnudo.

El Servicio Penitenciario y sus abogados solicitaron a la Fiscalía que les entregaran un bolso con ropa que secuestraron en los allanamientos que hicieron en su casa.

Cuando se lo llevaron, le entregaron una bermuda, la cual reconoció, pero no quiso recibir porque indicó que se la había regalado su madre, a quien no veía hace mucho y que le traía recuerdos suyos, por lo que no quería usarla.