Luego de más de un mes encerrado en el penal San Felipe, en la tarde del miércoles obligaron al israelí a bañarse. Sus abogados denunciaron que fue a la fuerza y que le provocaron lesiones.

Según indicaron sus defensores, Gil Pereg fue esposado, sacado de su celda del Módulo 3 y llevado a la fuerza a las duchas, donde lo habrían maltratado para que se bañara.

El acusado de asesinar a su tía Lily Pereg, de tres disparos, y estrangular a su madre Pyrhia Sarusi, está preso en San Felipe desde el 26 de enero.

Desde ese momento se negó a comer, a tomar agua, pero luego desistió de esa actitud. Lo que nunca aceptó fue bañarse, e incluso adoptó actitudes muy poco higiénicas en su celda, como defecar y orinar en el suelo.

Como manera de protesta hasta rompió el inodoro de su calabozo, para no usarlo.

Los internos que se encargan de la fajina del pabellón eran quienes debían entrar y limpiar sus necesidades.

Estas conductas empeoraron cuando directamente usaba su caca para escribir los nombres de sus "hijos gatos" en las paredes de su celda. Esto debía ser limpiado con hidrolavadoras, y él se negaba a asearse.

Sus defensores indicaron que lo que ocurrió ayer fue un acto de maltrato y que fue lesionado, por lo que tomarán medidas al respecto.

Antes que esto ocurriera, Gil Pereg recibió la visita del juez Federico Martínez, quien fue a hacer una inspección y hablar con él.

El detenido le aseguró que cambiaría su actitud dentro de la cárcel si le llevaban a sus "hijos gatos", debido a que se siente muy estresado por no estar con ellos y no saber en qué estado están.