Este alimento es muy antiguo y acompaña a la humanidad desde la prehistoria. Es fuente natural de energía y antioxidantes. La miel combina muy bien con todo tipo de alimentos, ya sean dulces o salados. Es el complemento perfecto para unas tostadas, una tarta y hasta un pollo al horno.
Los expertos en apicultura recomiendan siempre consumir miel cristalizada o dura. Estas características indican que es un alimento puro y de calidad. Cuando la miel es muy líquida o tiene un precio muy bajo, puede tratarse de un producto adulterado o mezclado.
La miel pura debe etiquetarse de manera tal que especifique bien sus ingredientes. La miel mezclada suele contener jarabes o fructuosa, por eso se recomienda leer bien las etiquetas antes de comprarla y detectar aquellos alimentos a base de miel de la miel natural.
Es mejor comprar miel directamente de la fuente, en dietéticas, en casa de apicultores o lugares de confianza, donde el producto esté fresco, firme y de un color caramelo o marrón.
Existe una pequeña técnica o truco para corroborar la pureza y calidad de la miel, sobre todo cuando se trata de mieles más claras y líquidas. Para ello, debes colocar una cucharadita de miel en un vaso con agua. Si la miel se abre o disuelve, puede tratarse de miel adulterada.
Contrariamente, una miel de calidad caerá en el fondo del vaso formando un grumo en lugar de disolverse. También puedes agitar el vaso con agua y miel. Si el alimento mantiene su forma o genera formas geométricas, se trata de una miel de calidad.