Estas plantas trepadoras pueden crecer en forma de arbusto, creando imponentes espectáculos visuales. Una vez alcanzan su tamaño definitivo en altura, tienden a desarrollar la floración en las ramas laterales de menos vigor.
Sin embargo, lo que llama la atención no son sus pequeñas florecillas blancas sino sus brácteas. Estas son las que nos regalan esa gran variedad de colores que van desde el fucsia, hasta el rosa, blanco, naranja, rojo y violeta.
Si quieres una planta que trepe la pared o el cerco de casa, y al mismo tiempo decore tu jardín o terraza, necesitas una buganvilla. Son muy fáciles de mantener, pero hay un detalle que debes tener en cuenta y es que, aunque esté perfectamente bien cuidada, suele tener ramas débiles que si no están sujetas podrían convertirla en una planta colgante en lugar de una enredadera. Siguiendo los pasos adecuados puedes olvidarte de las ramas caídas.
Por lo general, durante el primer año de plantación, la buganvilla crece muy poco, pero después, comienza a desarrollar una cantidad importante de ramas. Todo el volumen que gana, si no lo sujetas correctamente, tenderá a adquirir un porte llorón, caerá, y no cumplirá el objetivo inicial por el que ha sido plantada: cubrir un muro.
Para sujetar esta planta a la pared necesitas unas bridas y unos amarres para trepadoras que se consiguen en viveros o mercados de jardinería. Los más útiles para las paredes de ladrillo o de cemento son los de plástico, ya que no se deterioran con la humedad. Otra opción es colocar una celosía o enrejado, para que la planta se trepe.
También puedes colocar estratégicamente una serie de clavos o amarres especiales en la pared para sujetar la buganvilla de forma correcta. Los clavos actuarán como soporte para que los tallos más vigorosos queden bien fijos y crezcan hacia la parte superior de la pared.