Después de 44 años, la Iglesia Católica dejó de recibir aportes económicos del Estado nacional a partir de este año. Se trata de un presupuesto que el Gobierno erogaba por ley para asignaciones mensuales a obispos y arzobispos de todo el país.
Después de 44 años, la Iglesia Católica dejó de recibir aportes económicos del Estado nacional a partir de este año. Se trata de un presupuesto que el Gobierno erogaba por ley para asignaciones mensuales a obispos y arzobispos de todo el país.
En 2018, tras la aprobación de la Ley de Aborto Legal, se inició un proceso para llegar a esta renuncia de parte de la entidad eclesiástica al canon que otorgaba el gobierno argentino. Y fue la propia Iglesia Católica la que comunicó la novedad.
Esa ley de 1979 estableció que los arzobispos y obispos debían cobrar una asignación mensual equivalente al 80% de la remuneración del juez nacional de primera instancia. Sin embargo, desde hacía años ese monto no se actualizaba y la suma que ahora dejaron de recibir los prelados era la misma que a comienzos de 2018. Los valores son: obispo emérito, $98.000; obispo diocesano, $55.000; obispo auxiliar, $45.000; y administrador apostólico, $55.000. Están en proceso de renuncia de aportes estatales las parroquias de frontera ($5.500) y los seminaristas ($3.850).
Para los representantes del catolicismo de Mendoza, esta nueva realidad en el vínculo del Estado con la Iglesia no tiene nada que ver con la coyuntura política y económica del país.
"La Iglesia no tiene precio", sentenció Edgardo Fretes, responsable del área de Comunicación del Arzobispado mendocino. Y a modo de ejemplo, citó que Jesús "lejos de ser rico, era un trabajador, la Iglesia camina en esta forma de querer ser como él; vivir la pobreza genuinamente, sobre todo en la Argentina y en nuestra situación actual, es parecerse al Jesús del Evangelio, desde la sencillez absoluta lograr seguir llegando a la gente".
Esto porque, según explican desde la entidad religiosa, buscan alcanzar la autosostenibilidad a través de la colaboración y el trabajo mancomunado con sus fieles. "La iglesia ha venido dando pasos para que se sostenga con el aporte de los católicos, tenemos que ser corresponsables de este sostenimiento y tenemos que tomar conciencia de esto", remarcó Fretes.
Y ejemplificó que "pagar para casarse no es ni el 3 por ciento de lo que uno puede gastarse en una fiesta de casamiento".
Fretes calculó que la Iglesia Católica no percibía "ni el 3% de lo que necesita para funcionar, y en el último año ni el 1,5%". Y sostuvo que las asignaciones de los obispos son asumidas por las propias diócesis. Es que desde el inicio del proceso para renunciar al aporte del Estado se creó un fondo solidario desde la Conferencia Episcopal Argentina con aporte de las diócesis del país "para colaborar con las diócesis más necesitadas, aplicando un sistema de porcentaje en virtud de su situación económica y necesidades".
Sobre esta nueva disposición de quite de aportes a la Iglesia, el Gobierno Nacional hizo una excepción para los arzobispos y obispos que hayan cesado en sus cargos por razones de edad o de invalidez. Estos eclesiásticos pueden solicitar de manera particular, con una serie de requisitos, recibir el beneficio de la asignación prevista en la ley cuyo monto actual es de $98.000.
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Edgardo Fretes, del Arzobispado de Mendoza, consideró "durante mucho tiempo se le achacaba a la Iglesia lo que recibía del Estado, pero nadie se percataba de cuánto es lo que la Iglesia aporta a la sociedad donde el Estado no está y no llega".
Y mencionó varios proyectos solidarios que desarrolla la fe católica en diferentes partes de la provincia y para diferentes sectores de la comunidad. Incluidos los transexuales, las personas en situación de calle y la prostitución. Entre los más conocidos está Cáritas y las colectas de Más por Menos.
"Todo lo que eroga Cáritas todos los años, así como sus fondos de emergencias, es muchísimo más de lo que el Estado erogaba para los obispos y arzobispos", afirmó. Y contó que en la parroquia Santa Ana de Guaymallén "un grupo de madres se capacita en costura, Cáritas compró las máquinas y paga a las docentes para que las mamás dejen a sus chicos en la guardería del Arzobispado y aprendan el oficio para salir a trabajar". Porque, de acuerdo a Fretes, "la Iglesia siempre contribuye a la cultura del trabajo, no a la mendicidad".
En virtud de la autonomía para seguir funcionando y sosteniéndose, Fretes recordó el Programa Fe. "Es un sistema de recaudación que la Iglesia de Mendoza armó hace dos años para los fieles, donde se puede donar para el sostenimiento de las parroquias, las pastorales, amén de lo que reciben las iglesias a través de las limosnas en las misas", detalló.
En cuanto a la relación de la Iglesia Católica local con el Estado provincial, Fretes aseguró que "es de colaboración permanente, muy buena, que tiende puentes y que busca permanentemente lograr iniciativas propuestas de ambos lados".
Para él, nada cambiará después de esta nueva realidad económica ya que los aportes que no recibirán más pertenecían al Gobierno argentino y "no afectará en nada a Mendoza".
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