Bustos, por su parte, no era policía, aunque hay detectives que sospechan que pasó por el Ejército o Gendarmería y que alcanzó alguna jerarquía allí -quizá suboficial mayor-.
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Dino Rossignoli, quien hasta hace pocos días era comisario de la Policía Federal en Mendoza, está preso e imputado.
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Cómo se organizaba la seguridad de las cuevas según los investigadores
Los pesquisas creen que Bustos y Fava coordinaban distintas actividades operativas dentro de la organización, desde los traslados de dinero hasta los protocolos que debían seguir los arbolitos cuando las cosas se complicaban.
Si, por ejemplo, se veía gente sospechosa en las inmediaciones o se detectaban efectivos policiales, se avisaba rápidamente y cambiaba la rutina.
Y no sólo se controlaba la calle: durante los allanamientos se descubrió una red de cámaras que permitía seguir en tiempo real lo que pasaba en cada una de las sedes que regenteaba la presunta organización.
Por afuera, en tanto, muchos de estos negocios mostraban la fachada de una joyería bajo la marca Stefano Cannella.
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Los detenidos y el prófugo que queda
Todavía hay dos hombres prófugos. Uno es el excomisario Fava. Y el otro es Andrés Bauco, quien figura dentro del entramado empresarial que había urdido la banda.
"Sabemos que Bauco aparece en las operaciones y está nombrado en las empresas. Investigamos la jerarquía que tenía dentro de ellas", apuntó una fuente.
En tanto, los que están detenidos en la causa que lleva adelante el juez Marcelo Garnica, del Juzgado Federal 3, son: Roberto "Poroto" Bustos -en las próximas horas se definirá su imputación-; el exjefe de la Federal en Mendoza, Dino Rossignoli; los presuntos jefes de la banda, Nicolás Bazán y Renzo González; el padre de Bazán, Ernesto.
A ellos se les suman los hermanos Alejandro y Juan Manuel Moral, Félix Masera, la contadora María José Gregorio y otro excomisario de la Policía de Mendoza, Marcelo Salcedo.
La investigación se inició en 2021, con una denuncia anónima que derivó en un seguimiento por parte de la AFIP y de la Policía Contra el Narcotráfico (PCN) de Mendoza. Llamaba la atención que muchos de los sospechosos nombrados en esta nota comenzaron a capitalizarse con velocidad sorprendente, adquiriendo, por ejemplo, autos de alta gama y distintos bienes en tiempo récord.
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Decenas de allanamientos
Así, el pasado 6 de julio se concretaron 22 allanamientos en el centro y luego, en agosto, se llevaron adelante más operativos, esta vez con detenciones. En esa segunda tanda de allanamientos cayó Rossignoli, hombre fuerte de la Federal en Mendoza, a quien se le encontraron en su despacho de la sede policial -Perú 1049, Ciudad- 21.500 dólares.
En total, se han secuestrado hasta la fecha más de 30 millones de pesos, a lo que se suman joyas, frascos de marihuana y coches de alta gama.
Los apuntados como jefes de la organización, González y Bazán, están imputados como jefes de la asociación ilícita y lavado de activos. En el caso de Bazán se le suma cohecho (coimas).
El resto de las imputaciones van en la misma dirección, con diversos grados de responsabilidad según el rol que se atribuye a los detenidos en el organigrama. Rossignoli, por ejemplo, enfrenta cargos por asociación ilícita y cohecho.
Entre todo lo anterior hay algunos detalles llamativos: se detectó que entre Rossignoli y otros miembros circulaban fotos de lo que parecía ser el cierre de caja diario de las cuevas financieras. En las planillas había un apartado con dinero que se destinaba a la "P.F". Una sigla sugerente.
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