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El día que Diego Maradona le cumplió el sueño a un mendocino

Un joven de Mendoza cumplió su sueño a través de un gesto que tuvo Diego Maradona con él. La historia de cómo Diego terminó en una casa de Guaymallén

Por UNO

Diego Maradona aguarda en el hotel. Se lo ve tranquilo. Fuera del edificio hay un enjambre de periodistas a la espera de que salga. De la cochera salen un Torino y una camioneta. El auto lo maneja una persona desconocida. Los periodistas lo ignoran porque cuando ven la camioneta es la del astro argentino. La trampa fue sutil: Maradona iba tirado en el asiento de atrás del Torino, la camioneta era manejada por un colaborador. Todo esto ocurrió en Mendoza. El objetivo era cumplirle el sueño a un joven admirador y conocerlo en su casa de Guaymallén. Increíble.

Corría 1995. Maradona era técnico de Racing y había llegado a Mendoza por tres o cuatro días con su equipo para un torneo de verano. Una tarde fue abordado en el hotel por un hombre más o menos de su edad.

Si algo tienen en común todas las historias de Maradona es que en cada una de ellas se resalta su memoria. El hombre que se le acercó había jugado con él en las inferiores de Argentinos Juniors. Diego lo escuchó y a los minutos hablaban como los viejos conocidos que eran. Allí el hombre le dijo que conocía a un chico, muy fanático de él, que solamente sabía de hablar de Maradona y del fútbol y que soñaba con conocerlo.

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Diego Maradona, la noche que le cumplió el sueño a Gonzalo en Mendoza

Diego Maradona, la noche que le cumplió el sueño a Gonzalo en Mendoza

La opción más simple hubiese sido que Maradona le dijera que fuera al hotel. O negarse a conocerlo, incluso. Pero Maradona quiso otra cosa. Quiso ir a conocerlo a la casa del chico en el barrio Alimentación de Guaymallén. El problema era cómo llegar sin que los periodistas lo siguieran.

El plan de Maradona

Todo el plan de Diego Maradona tenía como objetivo conocer a Gonzalo López. El destino quiso que Gonzalo cumpliera 14 años en esos días. Si Maradona iba a su casa de Mendoza era el regalo perfecto.

Esa tarde de enero, Maradona se subió en el asiento de atrás del Torino de un familiar de Gonzalo. El colaborador salió casi al mismo tiempo en la camioneta de Diego. La distracción funcionó perfecta. A las pocas cuadras, Maradona se pasó a su vehículo.

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Pocas horas antes, la madre de Gonzalo había atendido un llamado del propio Maradona. Allí el Diego le dijo que quería ir a su casa. Ella se puso nerviosa: "Le dije que para nosotros sería un honor recibirlo en nuestra casa, pero que no contábamos con muchas comodidades, nuestro hogar era sencillo y él estaba acostumbrado a otro tipo de lujos", contó la mujer a TN. Maradona respondió que igual quería ir y fue el responsable de elegir el menú: chivito. La familia salió inmediatamente a buscar uno. No todos los días te visita D10S.

"Yo estaba en la cocina, preparando las cosas para servir la cena y cuando lo escuché me fui rápido al patio. Cuando lo vi casi me muero; me abrazó y me dio un ramo de rosas que me había traído. No te puedo explicar con palabras lo que sentí, creía que el corazón se me iba a salir del pecho. Él irradiaba algo que te traspasaba", manifestó la mujer.

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Así llegó Diego Maradona a la casa de Guaymallén, Mendoza

Así llegó Diego Maradona a la casa de Guaymallén, Mendoza

La cena era entra la familia y Maradona. Era el otro pedido que había hecho el 10. Apenas llegó se acercó a la parrilla y preguntó si podía comer la pata con la mano. Luego arrojó una frase que indicaba que ser Maradona no era nada fácil: "Quiero ser un ser humano normal porque acá nadie me va a estar sacando fotos".

Durante gran parte de la noche Maradona le contó a la familias algunas de sus anécdotas y les pidió que solamente tomen como ejemplo lo que él hacía en la cancha, para el resto de su vida, que tomen al padre de la familia de ejemplo:"Yo fui un estúpido que no seguí el ejemplo de mi papá que fue el hombre más bueno del mundo", alegó esa noche.

Pero esa noche no fue solamente de Maradona. En la misma mesa estaba su admirador: Gonzalo.

"Yo no comí y casi ni me moví. Lo que más recuerdo es esa foto en mi habitación que la tengo en el celular y la llevo a todos lados. Cuando terminaba la noche y Diego ya es estaba por ir Nos dijo que quería sacarse una foto con nosotros. Fuimos a mi pieza donde yo tenía posters de él. De la emoción lo abracé tan fuerte que lo tiré a la cama y se rompió. La cama estuvo 8 años con un ladrillo en una de sus patas porque no quería que nadie la arreglara, se había convertido en una pieza de museo", explicó al portal y añadió que todavía también tiene el acolchado que había sobre la cama.

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