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Matías Stevanato es otros de los nombres que aparecen entre los que podrían integrar una tercera fuerza.
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Milagro esquivo
Ese ideario de De Marchi tiene ciertas similitudes con el que sueñan algunos peronistas (Righi, Stevanato) y que está vinculado a que aparezca "algo" que haga el milagro de frenar a Alfredo Cornejo, ya que del actual PJ es muy poco lo que puede temerse.
A esa supuesta fuerza "nueva" y netamente provincial la promocionan como una alternativa no sólo al cornejismo sino al camporismo que ha hundido al Partido Justicialista en Mendoza. Un español diría: ¡Joder, hombre, que no todo puede ser grieta!
Quien también podría llegar a sumarse a esa fuerza "tercerista" con una agenda política "netamente local" es Jorge Difonso, quien ya sacó a su partido Unión Popular de la coalición Cambia Mendoza, y que define a su espacio como "100% mendocino, lejos de Cornejo y de La Cámpora, pero cerca de la gente".
Difonso afirma que los votantes quieren que "trabajemos de Desaguadero para adentro". Sin embargo, aclara de inmediato que "nos tenemos que plantar ante la Nación, no para mendigar, pero tampoco para estar en un conflicto permanente".
Consigna: frenarlo
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Alfredo Cornejo, el dirigente al que muchos quieren frenar, sigue de recorrida por los departamentos, aquí presentando al precandidato radical en Tunuyán, Luis López.
Toda esa entente de demarchistas, peronistas clásicos y seguidores de Difonso tiene un norte férreo: poner una barrera para que un probable gobierno cornejista "no haga lo que quiera", según advierten.
Los mueve el espanto a un triunfo holgado de Cornejo a quien acusan de haber colonizado el Poder Judicial y de haber desvirtuado el objetivo de los organismos de control en la provincia, ambas cosas "a la manera kirchnerista".
Es probable que esa tercera fuerza (que por ahora es puro piripipí), termine colándose en las próximas elecciones por dos causas: de un lado, la pauperización del peronismo a raíz del ocaso kirchnerista; y por el otro, la consolidación del radicalismo mendocino que accedería a una tercera gobernación consecutiva si se cumplen las encuestas.
La falta de competitividad peronista y un radicalismo aún con alta intención de voto generaría una reacción en el mercado político provincial, en particular en aquellos que creen que Mendoza debe tener un movimiento "a la neuquina", es decir una opción fuertemente local que pacte pero no se case ni con el peronismo ni con la UCR nacionales, y que a la vez exhiba cintura para tratar con la Nación.
Por qué fracasan
Los analistas clásicos opinan que con una tercera fuerza, Mendoza recuperaría institucionalidad, no engordaría la grieta, y en la Legislatura las leyes no saldrían "por mandato militar" sino por debate o consenso.
En la izquierda mendocina del FIT creen que "hoy a cualquier cosa se le llama tercera fuerza" (Lautaro Jiménez dixit), en clara chicana hacia los Verdes, que en 2021 lograron 5,6% de los votos siendo que el voto en blanco ascendió al 9,6%. que fue en realidad la tercera fuerza.
En el FIT quieren ser la contracara del Partido Demócrata, al que, empero le reconocen el peso específico que tuvo durante décadas. Y argumentan que "lo que De Marchi está haciendo es tratar de reconstruir el viejo PD con ayuda del peronismo conservador".
Para considerarse tercera fuerza lo primero es conseguir entre el 14 % y el 15% de los votos, pero luego viene la etapa clave que es consolidar y avanzar desde ese piso.
Ahí es donde fracasan porque rápidamente caen en las redes de la politiquería. Ni siquiera pudo con eso el ex fiscal de Estado Aldo Giordano, un abogado y analista con brillos, que parecía que venía a comerse la torta política y que en cambio dinamitó a su partido -FISCAL- al calcar muchas de las formas del viejo personalismo.
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