Los ladrones escaparon corriendo hacia el asentamiento Güemes, ubicado a pocos metros. Figueroa, que vive en ese lugar, fue capturado rápidamente por personal policial y le secuestraron una réplica de arma de fuego. Fue imputado, pero recuperó su libertad a los pocos días.
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Dos meses después, el 8 de abril siguiente, Esteban Emilio Olivera (40) fue asesinado en un asalto casi calcado. Cerca de las 8, la víctima estaba camino a su trabajo y por eso se dirigió a la misma parada del Metrotranvía. Dos ladrones cruzaron su camino y uno de ellos le apuntó con un arma de fuego. El trabajador hizo caso omiso ya que tenía un par de auriculares puestos en sus oídos.
Uno de los malvivientes le efectuó un disparo en la pierna y luego intentó sacarle sus pertenencias. La víctima se resistió y recibió un nuevo impacto de arma de fuego en el tórax. A los pocos minutos perdió la vida.
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Esteban Olivera, la víctima fatal del crimen en Las Heras.
Figueroa fue capturado a fines de ese mes y el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello lo imputó por homicidio criminis causa -matar para garantizar la impunidad del asalto-. Como arriesga una pena de prisión perpetua, este lunes comenzará un juicio por jurados en su contra. Un puñado de testigos, dos de ellos presenciales, lo ubican en el teatro de los hechos.
Fuentes judiciales adelantaron que la defensora oficial Ximena Morales no negará que fue uno de los asaltantes que abordó a Esteban Olivera, pero planteará que tuvo una participación secundaria sosteniendo que fue su cómplice -nunca lo identificaron- quien empuñó el arma de fuego y cometió el crimen en Las Heras. De esa forma, la potencial condena bajará de 10 a 15 años de prisión -que se deberán unificar con la pena de 4 años y medio anterior-.