Reportaron importantes daños

Productores mendocinos diseñan un plan para lidiar con las catas mientras afrontan heladas y granizo

El INTA decidió financiar cuatro encuentros en busca de un plan para disminuir el efecto dañino de las catas sobre los cultivos. Se convocó a privados, investigadores y ambientalistas con la intención de consensuar líneas de trabajo para los próximos años. Intenso debate entre los que quieren erradicarlas y los que las protegen

¿Qué ve cada uno de ellos cuando está frente a una cata? Alrededor de estas aves se entrecruzan vectores económicos, culturales y hasta legales. Son como un test de Rorschach: según quien las observe percibirá distintas cosas. Para algunos ambientalistas son una especie autóctona a proteger. Para muchos productores son una plaga que les hace perder millones.

El contrapunto llegó incluso a España, donde los verdes plumíferos están causando molestias y abrieron una grieta entre sus defensores y quienes las definen como "demonios verdes", tal como puede leerse en el siguiente artículo de prensa:

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En Mendoza, en tanto, la puja tuvo sus propios episodios. En noviembre de 2020, el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) declaró a las catas una "plaga", lo que implícitamente contenía un aval para erradicarlas de los campos.

Eso derivó en una medida cautelar que presentó la Fundación Cullunche con la intención de evitar lo que desde su perspectiva se consideró una potencial masacre.

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Operación catas

¿Cómo resolver esas tensiones? Manuel Viera, ingeniero agrónomo y coordinador de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza, comentó a Diario UNO que "como no existe un único organismo que pueda resolver el tema, no queda otra que juntar a los sectores y ponerse a dialogar".

De ahí que el INTA haya decidido financiar 4 reuniones. La primera se realizó en Junín noviembre, la segunda será el 12 de diciembre, habrá otra en enero y la última tendrá lugar en febrero/marzo de 2023. Viera explicó: "La UNCuyo conduce las conversaciones para construir líneas de acción de forma participativa, con una meta simple: tener listo lo antes posible un plan para lidiar con las catas".

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Manuel Viera, coordinador de la Asociación Frutos Secos de Mendoza.

Manuel Viera, coordinador de la Asociación Frutos Secos de Mendoza.

El especialista destacó que se está intentando integrar a todas las cámaras de productores de Mendoza. Las aves -recalcó- afectan "de forma muy evidente, aunque no hay cifras oficiales" a cultivos como la uva y los frutales.

"En el caso de los frutos secos, el efecto es todavía más relevante, porque se trata de cultivos intensivos, donde cada hectárea que se pierde significa miles de dólares menos en la economía", añadió.

"Se analiza cofinanciar investigaciones científicas entre el sector público y el privado" "Se analiza cofinanciar investigaciones científicas entre el sector público y el privado"

Para colmo, la bibliografía científica es escasa; sobre todo en lo que se refiere a la efectividad de los métodos para controlar a las aves. "De ahí que tengamos que avanzar en ese punto clave. En el primer encuentro se habló, por ejemplo, de cofinanciar entre el sector público y el privado líneas de investigación que conduzcan a resultados concretos".

"Lo principal -recalcó Viera- es que podamos ver cuáles son las causas y daños puntuales que genera esta especie, y sopesar las respuestas más eficientes. Yo he visto hectáreas de almendra que se quedan sin una sola pepa, y cada árbol tiene entre 1200 y 1500 frutos. Sabemos que son las aves, pero sin información oficial no tenemos modo de proponer un camino de acción que no se relacione con el control cruento".

El caso de la almendra sirve como ejemplo y explica, en parte, la bronca de los productores: el precio internacional está entre 5 y 7 dólares el kilo, y rinde unos 1500 kilos por hectárea. Es decir que por cada hectárea que se pierde se esfuman como mínimo U$S 7.500.

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Las catas comunes o catas verdes han sido consideradas plaga por el Iscamen, y desde la defensora de la vida silvestre Fundación Cullunche temen que se dañe o extermine a estas aves.

Las catas comunes o catas verdes han sido consideradas plaga por el Iscamen, y desde la defensora de la vida silvestre Fundación Cullunche temen que se dañe o extermine a estas aves.

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Estrategias para el futuro

Por ahora, han dado el presente en las reuniones el Iscamen, la Dirección de Recursos Naturales de la provincia, municipios de las zonas afectadas -en especial del Valle de Uco y Zona Este-, miembros del INTA, del Conicet y del mundo académico, a quienes se sumaron algunos privados. La ambientalista Jennifer Ibarra, de Cullunche, participó de forma virtual.

Además del conflicto latente entre ambientalistas y productores, las catas plantean un desafío científico y logístico. Sus poblaciones se extienden en áreas de varios kilómetros y "escanean" el radio en busca de alimentos. O sea que la cata que el agricultor maldice porque le está devorando alegremente la fruta tal vez viene de un nido ubicado en algún lugar a 10 o 15 kilómetros de distancia.

Y ello ocurre, encima, en una temporada donde hubo heladas tardías -con decenas de miles de hectáreas afectadas- y, más recientemente, lluvias de granizo que no auguran un verano tranquilo.

Antonio Weibel es titular del INTA Junín. Asegura que veía pérdidas muy relevantes en frutales -damascos, cerezos, duraznos- y le llevó tres años darse cuenta de que el problema central más allá de lo meteorológico eran las catas.

"Cuando cubrimos las plantas con mallas especiales, el inconveniente se solucionó: evidentemente eran las aves", relató ante la consulta de este diario.

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Weibel detalló que a diferencia de otras especies, las catas son sedentarias, viven entre 10 y 15 años y hacen nidos permanentes que se transforman en colonias.

"En otros países se ha hecho control letal porque se las considera exóticas. De hecho, cuando acá encontramos estorninos la actitud es más agresiva. Pero ellas son de acá, así que nos vemos forzados a usar otras herramientas", reconoció.

La dispersión de la especie hace que sus consecuencias no se sientan de manera uniforme en todos los cultivos. "Es tan dispar el asunto, que distintos sectores han ido probando distintos métodos. Ahora con estas reuniones tenemos la expectativa de ponernos de acuerdo en base a la evidencia científica", concluyó.

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