El dilema entre hacer ejercicio o disfrutar de una deliciosa comida con muchas calorías es un verdadero dilema para muchos. Si bien siempre se creyó que este problema era una cuestión de voluntad, un nuevo descubrimiento asegura que podría ser químico.

Un descubrimiento que alivia a muchas personas

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El descubrimiento revela por qué a veces no queremos ejercitar.

El descubrimiento revela por qué a veces no queremos ejercitar.

La Organización Mundial de la Salud reporta que un gran porcentaje de la población mundial no realiza suficiente actividad física. Este fenómeno contribuye al aumento alarmante de la obesidad en adultos y jóvenes. Sin embargo, algunas personas logran resistir las tentaciones y mantener una rutina de ejercicios. ¿Qué ocurre en sus cerebros?

El equipo de Denis Burdakov, profesor de Neurociencia en ETH Zurich, investigó este fenómeno. Utilizaron ratones para estudiar cómo la orexina influye en la elección entre ejercicio y alimentación. Los resultados fueron sorprendentes.

Los ratones con un sistema de orexina intacto dedicaron el doble de tiempo a correr en una rueda y la mitad de tiempo a beber batidos, la bebida elegida para tentarlos, en comparación con aquellos cuyo sistema de orexina estaba bloqueado.

Esto sugiere que la orexina no controla directamente cuánto se mueven o comen los ratones, sino que influye en la decisión entre estas dos opciones.

El efecto en humanos

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¿Prefieres comer o ejercitarte? Un estudio puede haber descubierto por qué.

¿Prefieres comer o ejercitarte? Un estudio puede haber descubierto por qué.

Los científicos creen que estos descubrimientos podrían aplicarse a los humanos, dada la similitud en las funciones cerebrales entre especies. Daria Peleg-Raibstein, colíder del estudio, propone investigar a pacientes con sistemas de orexina restringidos genéticamente, como aquellos que padecen narcolepsia.

Comprender cómo el cerebro arbitra entre consumo de alimentos y actividad física podría llevar a estrategias más efectivas para abordar la epidemia global de obesidad. Esto incluye desarrollar intervenciones que ayuden a superar las barreras del ejercicio en individuos sanos y aquellos con limitaciones físicas.

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Burdakov y su equipo planean investigar cómo las neuronas de orexina interactúan con el resto del cerebro durante la toma de decisiones entre ejercicio y alimentación. Este conocimiento podría ser fundamental para futuros tratamientos y estrategias de prevención de la obesidad.