Las papas, al ser ricas en almidón, liberan este componente cuando se cortan. Este almidón es el principal responsable de que las papas se adhieran entre sí al freírlas. Al dejarlas en agua, el almidón se libera y se disuelve, lo que permite que las papas no se peguen durante la cocción.
Una vez que las papas han estado en remojo, el siguiente truco consiste en secarlas completamente con un paño o papel absorbente antes de freírlas. El agua en exceso, al entrar en contacto con el aceite caliente, puede hacer que el aceite salte y forme burbujas peligrosas. Por lo tanto, es crucial eliminar cualquier traza de humedad en las papas para asegurar una fritura más controlada y, lo más importante, para evitar que se peguen.
La temperatura del aceite es clave
Ni aceite ni sal cómo hacer que las papas fritas no se peguen al freírlas, según un chef (2).jpg
Para que las papas fritas queden crujientes por fuera y tiernas por dentro, los chefs también recomiendan mantener la temperatura del aceite entre 170°C y 180°C. Si el aceite está demasiado frío, las papas absorberán más grasa y no quedarán crujientes. Si está demasiado caliente, las papas se cocinarán rápidamente por fuera, pero quedarán crudas por dentro.
Si bien el agua es uno de los elementos más importantes en este proceso, los chefs también advierten que la sal puede ser un aliado al final de la cocción. Aunque no se recomienda añadirla al aceite, espolvorear sal sobre las papas recién fritas ayuda a mantener su sabor y a mantenerlas crujientes por más tiempo.
La próxima vez que se te antojen papas fritas y quieras hacerlas en casa recuerda este sencillo truco: remójalas en agua, sécalas bien y fríelas en aceite caliente. Con estos simples pasos, podrás disfrutar de papas fritas, perfectas, crujientes y sin que se peguen. ¡Tu experiencia en la cocina nunca será la misma!