La pandemia de coronavirus cambió la realidad en el mundo, se sabe. Y la cambió tanto que hasta la muerte de un ser querido y los "rituales" pre y posteriores también quedaron de lado. Ya no hay guardias de hospitales con "decenas" de familiares rondando esperando que todo vaya bien... o sabiendo que ya viene lo peor, como así tampoco hay salas velatorias atestadas ni cortejo fúnebre.

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Expertos afirman que parte del duelo necesario para "caer" de que un ser querido ya no estará más es "acompañar" a ese ser en su "paso al más allá". Hacer lo que esté al alcance para que se vaya en paz. Es por ello que un hospital de La Plata aplica un protocolo al que nombró “morir acompañado”.

Según explicaron desde el Hospital Rossi de la capital de la provincia de Buenos Aires, es "para que las muertes por coronavirus no sean solitarias". Ese nosocomio creó este programa para permitirle a un familiar acompañar el final de vida de un paciente en estado terminal.

"Sostenemos que morir acompañado puede ser en sí mismo un acto paliativo", dijo María de los Ángeles Mori, la jefa del servicio de cuidados paliativos de ese hospital, al portal porteño Infobae. "Sostenemos que morir acompañado puede ser en sí mismo un acto paliativo", dijo María de los Ángeles Mori, la jefa del servicio de cuidados paliativos de ese hospital, al portal porteño Infobae.

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Según el mismo sitio web, el Hospital Rossi de La Plata fundó en diciembre de 2001, mes bisagra en la historia moderna argentina, el servicio de cuidados paliativos. "Fue pionero en la provincia de Buenos Aires en la construcción de un programa para acompañar a los enfermos terminales en su final de vida", afirma Infobae.

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"Aquellos cuidados dirigidos a las personas con enfermedades avanzadas, progresivas e incurables. Se trata de un enfoque que tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida del paciente y la de su familia”, describió María de los Ángeles. "Aquellos cuidados dirigidos a las personas con enfermedades avanzadas, progresivas e incurables. Se trata de un enfoque que tiene como objetivo principal mejorar la calidad de vida del paciente y la de su familia”, describió María de los Ángeles.

“No es lo mismo morir solo que morir acompañado, ni es lo mismo despedirse de un ser querido que no hacerlo”, dijo al mismo portal Santiago Primerano, médico psiquiatra del servicio.

La pandemia modificó el escenario de esos cuidados, como modificó la vida de prácticamente todos los argentinos y el mundo entero. Si el paciente está infectado, debe permanecer sin ayuda externa en el hospital; sus familiares deben aislarse en sus hogares hasta saber si están contagiados también o no; las personas finalmente deben enterarse de la salud del familiar internado a través de llamados telefónicos... en el mejor de los casos, porque también hubo historias durante la pandemia de negación de esta información a familiares.

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Las muertes por coronavirus comenzaron a llegar en la soledad de una habitación de hospital, a la que solo ingresa el personal médico asignado la menor cantidad de tiempo posible.

Cecilia Jaschek es la directora de ese centro de salud y antes fue la jefa del servicio de cuidados paliativos. Habló con el portal porteño Infobae de la sanación del duelo, describió a la muerte por coronavirus como solitaria y le atribuyó impacto directo en la salud del paciente y en el proceso de duelo de la familia.

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Atenta a esta situación, la sala de internación de cuidados paliativos presentó un formulario que garantice la atención tanto en domicilio como en consultorio.

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“Presentamos esta propuesta. Esta iniciativa tiene que ver con la posibilidad de la presencia de un familiar acompañando la internación de un paciente sospechoso o confirmado de coronavirus que se encuentre en tratamiento paliativo”, detalló Mori. “Presentamos esta propuesta. Esta iniciativa tiene que ver con la posibilidad de la presencia de un familiar acompañando la internación de un paciente sospechoso o confirmado de coronavirus que se encuentre en tratamiento paliativo”, detalló Mori.

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También explicó la filosofía de una iniciativa que empezó a aplicarse hace más de un mes: “Sabemos que la presencia de otro familiar acompañando lo doloroso de este proceso contribuye a disminuir los síntomas físicos y emocionales. En este sentido, creemos y consideramos que es de suma importancia permitir la presencia de otro familiar junto al paciente. Sostenemos que morir acompañado puede ser en sí mismo un acto paliativo”.

“Lo que empezamos a ver con los pacientes de Covid positivo que tienen que estar aislados en el hospital fue la dificultad de llevar ese final de vida. Desde la perspectiva de los cuidados paliativos, la despedida forma parte del proceso que empezamos a trabajar no bien tenemos contacto con el paciente y la familia", contó Primerano. “Lo que empezamos a ver con los pacientes de Covid positivo que tienen que estar aislados en el hospital fue la dificultad de llevar ese final de vida. Desde la perspectiva de los cuidados paliativos, la despedida forma parte del proceso que empezamos a trabajar no bien tenemos contacto con el paciente y la familia", contó Primerano.

Para el psiquiatra, la aplicación de esta práctica favorece a que los procesos de duelo para los familiares no sean tan traumáticos y pretende que se siga actuando de manera humanizante.

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“Tuvimos la primera experiencia hace poco más de un mes. Fue dificultoso poder hacerle entender a los otros colegas y profesionales del hospital lo que queríamos hacer. Pudieron ingresar los hijos del paciente: primero ingresó uno, días después entró otro. Más allá de lo complejo de la situación, una de las hijas nos manifestó haber sentido alivio porque al menos pudo estar los últimos días de vida de su padre, acompañándolo”, relató el profesional. “Tuvimos la primera experiencia hace poco más de un mes. Fue dificultoso poder hacerle entender a los otros colegas y profesionales del hospital lo que queríamos hacer. Pudieron ingresar los hijos del paciente: primero ingresó uno, días después entró otro. Más allá de lo complejo de la situación, una de las hijas nos manifestó haber sentido alivio porque al menos pudo estar los últimos días de vida de su padre, acompañándolo”, relató el profesional.

Según el protocolo, se permite que un único familiar permanezca internado en la misma habitación que el paciente en tratamiento paliativo. Aunque no se permite la rotación, puede suceder que el acompañante decida no hacerlo más y que su lugar lo ocupe otro familiar cercano. Ninguno podrá tocar ni abrazar al paciente moribundo, sí puede hablarle y la palabra "viene a llenar de afecto al paciente en su final de vida", dijo la directora.

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El acompañante deberá dormir en la misma habitación y respetar posteriormente las condiciones de aislamiento por catorce días. Y a su vez, cumplir con ciertos requisitos: ser mayores de edad, encontrarse asintomáticos durante el período de acompañamiento, no presentar factores de riesgo por Covid-19 (mayores de 60 años, enfermedad cardiovascular, enfermedad renal, enfermedad pulmonar crónica, diabetes, embarazo).

“Se deben maximizar las medidas de higiene personal e higiene respiratoria, no debe compartir utensilios ni alimentos o bebidas con el pacientes, tiene que haber sido capacitado en la correcta utilización de EPP (equipo de protección individual) y no podrá deambular por el establecimiento hasta tener el diagnóstico definitivo en caso de que sea paciente sospechoso”, informó Mori.