Entrevista exclusiva

Luis Moreno Ocampo habló en Canal 7 sobre la película Argentina, 1985 y recordó el Juicio a las Juntas

El fiscal que acompañó a Julio Strassera en el Juicio a las Juntas militares comparó la película con la realidad, habló del contexto y hasta elogió a Mendoza

La relevancia que ha tomado la película Argentina, 1985, premiada y elogiada internacionalmente, y con récord de público, trajo el recuerdo de aquellos jóvenes fiscales que acompañaron a Julio Strassera en el juicio a las Juntas de comandantes de la última dictadura militar. El fiscal Luis Moreno Ocampo, mantuvo una larga entrevista en Canal Siete y habló desde Malibú, California, donde vive hace años, sobre la película, aquellos años, y el presente del país.

Moreno Ocampo participó este jueves por la tarde de una nota por videoconferencia con el programa Desde la Redacción, de El Siete, y les dio a Marisol Benegas y Daniela Gutiérrez su opinión sobre la cinta que dirigió Santiago Mitre y protagonizaron Ricardo Darín y Peter Lanzani. También la comparó con la realidad.

Consultado sobre la fidelidad en el relato de la película, el ex fiscal comentó: “La historia es real, hay detalles: mi mamá no era como sale en la película, mi tío era distinto, nunca le dije a Strassera su pasado, pero está todo bien, son las cosas que maneja el director para hacer una película atractiva".

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Analizando desde el punto de vista didáctico al filme, el abogado rescató una gran idea: "Yo estaba estudiando en Harvard, y me vine a Los Ángeles porque en la escuela de cine me convenció un profesor vietnamita que vive acá. Dijo algo que se aplica bien a la Argentina de hoy: La guerra se libra dos veces. Primero en el campo de batalla, luego en la memoria”.

Moreno Ocampo agregó: "Y la memoria es el lugar que tenemos para entender lo que nos pasó. El regalo que nos hicieron los productores y el director de esta película es darnos una oportunidad de hacer lo que estamos haciendo ahora, discutir lo que nos pasó en 1985. Transformar en un tema del 2022 una cosa muy importante que pasó hace 37 años, pero que la película nos permite juntarnos a todos para discutirla".

La pata mendocina en la historia de la película

Rescatando el mensaje que deja la historia a las nuevas generaciones, y que involucró a un valiente equipo joven de fiscales, Moreno Ocampo demostró estar muy informado sobre la actualidad local. “Supe que uno de los actores es mendocino, hace el papel de Lucas (Palacios, asistente del equipo fiscal) -Manuel Caponi- y se armó un lío porque al director le pareció que tener tres hijos para un joven de 27 años era mucho, y le pusieron dos… La película no es exacta, pero no importa, la cosa es otra. Conectarlos a los jóvenes que no existían en ese momento del juicio, sí es fundamental".

Respecto a nuestra provincia, el entrevistado sumó la grata sorpresa que le significó saber de la iniciativa de Natacha Eisenchlas y Mariana Zlobec. "Me enteré que en Mendoza hay dos senadoras que plantearon usar la película para enseñar (en las escuelas secundarias). Eso me parece súper interesante, además de que veamos la película, la discutamos. Pero para que tengamos permanencia, tenemos que meternos en la educación, tenemos que rediscutir nuestro pasado con los chicos, que no tienen idea de lo que pasó.

Más adelante en la charla con las periodistas de El Siete, también alabó el respeto y dialogo político que tiene Mendoza, y que sirve de "ejemplo al resto", dijo. "Mendoza, comparativamente con el resto del país, es distinta, ahí se tiene la posibilidad de hacer política, y dialogar", sumó.

Argentina, 1985 | Tráiler oficial

Cómo nació la idea de la película Argentina, 1985

Cuando lo consultaron al hombre de leyes sobre la génesis del filme, contó: "La película la inventan Axel Kuschevatzky y Santiago Mitre, y deciden que hay que hacer esto de las Juntas. Me entrevistaron hace cuatro años ya. En ese momento eran dos proyectos, había dos personajes que querían hacer la película. Pero Axel y Santiago siguieron adelante y trabajaron cuatro años".

Respecto a la crítica técnica del largometraje, el jurista de la UBA analizó: "Yo aprendí un montón de cine, y veo cómo están hechas las películas para mostrar dramas, y Mitre hace algo muy interesante. La película básicamente es la historia de Julio Strassera, el papel que hace Ricardo Darín, que se transforma de un funcionario judicial normal en héroe", dijo, para disparar: "Y es un héroe, no por algo personal de él, sino porque la tarea que hace es heroica. La ley se transforma en algo fundamental en Argentina y hace que todos cambiemos".

"Fue un esfuerzo inmenso pero la película está súper bien hecha. Yo trabajo acá en Los Ángeles, y discutimos películas de Spielberg, Apocalipsis Now, Homeland y otras de hoy, y la verdad que está muy bien hecha", aportó el profesional de 70 años.

"Hay algo que me asombró: Los argentinos en 1985 eran los mismos argentinos que se mataban en el ’76. Simplemente había otras reglas, cambiaron las reglas de juego. Y el juicio consolidó esas nuevas reglas de juego" "Hay algo que me asombró: Los argentinos en 1985 eran los mismos argentinos que se mataban en el ’76. Simplemente había otras reglas, cambiaron las reglas de juego. Y el juicio consolidó esas nuevas reglas de juego"

El cargo de fiscal adjunto para el megajuicio a los militares que encabezaron la sangrienta dictadura fue prácticamente el estreno jurídico de Luis, y así lo recuerda: "Tenía 32 años. Nunca había estado en un juicio. Y sí, es como un jugador de fútbol, que en su debut en la selección argentina le toca jugar la final del Mundial. Yo me convencí que era normal que investigáramos a comandantes, que la ley protegiera a los más débiles".

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Imagen del histórico juicio a los comandantes de las juntas militares que encarnaron la última dictadura militar en Argentina.

Imagen del histórico juicio a los comandantes de las juntas militares que encarnaron la última dictadura militar en Argentina.

Cómo fue vivir desde adentro el juicio del '85

El equipo que conformó Julio Strassera era una camada de jóvenes que querían cambiar la realidad que se iba dejando atrás, y así lo confirmó el abogado porteño. "Hace tres semanas estuve en Buenos Aires, y nos juntamos con los chicos –que ya no son más chicos- y hablamos de esto. Justamente, la impronta nueva nuestra fue la que ayudó. Porque la mayoría de los defensores de los comandantes era gente que habían sido jueces, y entendían cómo funcionaba el sistema escrito. Nosotros teníamos otra cosa, inventamos otra cosa".

"Yo sabía más o menos cómo funcionaba el sistema norteamericano, e inventamos eso. Fuimos y lo hicimos. En cuatro meses ¡pum! produjimos las pruebas" "Yo sabía más o menos cómo funcionaba el sistema norteamericano, e inventamos eso. Fuimos y lo hicimos. En cuatro meses ¡pum! produjimos las pruebas"

El cambio de paradigma fue enorme para el juicio a los comandantes militares. "El otro día me decía (Ricardo) Gil Lavedra, que era uno de los camaristas, y estuvo en una de las reuniones, que estaba muerto de miedo, porque habíamos dejado que la Fiscalía investigue, 'y si ustedes no tenían pruebas, el juicio los iba a absolver', me dijo. Entonces -aparece en la película-, estaba esperándonos y llegamos con una carretilla llena de papeles con los nombres de los mil testigos que habíamos juntado. Básicamente hicimos un trabajo apoyándonos en la Conadep (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas, formada a instancias de Raúl Alfonsín)".

El contexto oscuro y la negativa de su madre

Cuando se le preguntó cómo se convenció de que sería normal juzgar a un comandante cuando el poder militar aún era fuerte, quien ostentó el cargo de primer Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional, destacó: “En mi casa, en la familia de mi mamá son todos militares, mi abuelo era general. En la familia de mi papá, mi otro abuelo era senador radical en Córdoba".

Y Moreno Ocampo recordó el nacimiento de su vocación. "Yo creo que me dediqué a estudiar abogacía, porque en un té, en la casa de mi abuela, yo tenía 14 años, y mis tíos, coroneles, discutían con mi papá el Golpe de Estado contra Illia, en el año 1966. Y era gente encantadora, buena gente, pero yo les dije que estaban equivocados. Y me dije: este país es un lío, hay que estudiar Derecho, para ver cómo lo arreglamos".

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El llamado de Strassera

Respecto a su entrada en el equipo del fiscal Strassera, Luis resaltó: "Cuando llegó el gobierno democrático, me quedé en la facultad trabajando intensamente en enseñar, pero cuando me llamó Strassera para ver si lo quería ayudar, fue maravilloso. En la película dicen que me designaron, pero Strassera me pidió. Le dije que nunca había estado en un juicio, y me contestó: 'Mejor, hay que hacer cosas nuevas'”.

“Para mí el tema no era meterme, era ¿cómo no meterme? Era imposible no meterme en esta historia, era imposible decirle no” “Para mí el tema no era meterme, era ¿cómo no meterme? Era imposible no meterme en esta historia, era imposible decirle no”

Para él, la designación cono fiscal adjunto fue lo máximo, pero el contexto del país, y dentro de la familia era duro. "Pero hubo una cosa, nunca la pude convencer a mi mamá. Mi mamá estaba en desacuerdo con lo que hacía. Cuando iba a comer los fines de semana, me lo decía eso. Pero cuando apareció la primera testigo, Laborde, ella leyó en (el diario) La Nación lo que yo había dicho, y me llamó al día siguiente, y me dijo: 'Yo todavía lo quiero a Videla, pero vos tenés razón, tiene que ir preso'. Y a mí me pareció eso fundamental", recordó con orgullo.

Marcar la diferencia del estado de derecho

"Algo que le dije siempre a Julio (Strassera) era que además de ganar el juicio en tribunales, teníamos que convencer a la gente que no pensaba como nosotros. Él comenzó el alegato hablando de la guerrilla, pero el punto es que el Estado no puede copiar el método de una guerrilla violenta. Si no, no hay más Estado. El Estado debe respetar la ley", detalló sobre la cuestión ideológica que motivó el juicio a los militares por haber llevado a la práctica lo que fue el terrorismo de Estado

Los testimonios más emblemáticos del juicio

Hubo dos puntos en el accionar de los fiscales durante el Juicio a las Juntas militares que quedaron grabadas en la memoria de Luis. "Recuerdo dos historias. Hubo una mujer que fue secuestrada, y explicó cómo la interrogaban y torturaban. Cuando terminó, el juez le dijo 'se puede ir'. Y ella dijo no, quiero agregar algo más. Quiso contar cómo la violaron, lo quiso contar así, nadie se lo pidió. Nosotros no sabíamos eso, y explicó que el oficial le dijo que la había a violar para dejarla en libertad. Ella aceptó y la llevó a un hotel alojamiento. Y lo contó públicamente, para que todo el mundo se enterara. Ella quería contar eso".

"Hay algo que aprendí en los juicios, y es lo importante que es que a la víctima se la escuche con seriedad", agregó.

Luego recordó el segundo testimonio que lo marcó. "El otro caso que me pareció muy fuerte, como todos los testimonios fue el de Pablo Díaz, el de la Noche de los Lápices, porque se convirtió en la película más vista en la televisión argentina, tuvo 50 puntos de rating, porque fue un chico secuestrado con sus compañeros de colegio".

"Cuando lo llamamos a Pablo Díaz a declarar, él no quería ir a juicio, porque decía 'nadie sabe lo que me pasó a mí, yo no quiero contarlo, porque si contás que fuiste secuestrado, te consideran un guerrillero. Quedás estigmatizado para siempre, y luego no conseguís ni trabajo'. Pero dio su testimonio y fue muy valioso", recordó.

Conseguir la declaración de un testigo clave no fue fácil, y así lo manifestó: "Pablo pidió unos días para pensarlo, y luego nos llamó y dijo sí. Cuando contó su historia, cómo apoyó a la chiquita que estaba con él, de 16 años, y cuando lo liberan a él, ella le dijo que no la iban a liberar. 'Cada fin de año levantá una copa por mí, que te voy a estar mirando desde el Cielo', le dijo, y nos dejó a todos muertos de estupor", dijo conmovido Moreno Ocampo.

Luego cerró la historia diciendo: "Cuando terminó la audiencia, salimos, y Pablo se abrazó a mí y me dijo: 'hace nueve años que quería contar esto”".

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Luis Moreno Ocampo, en su función de primer Fiscal de la Corte Penal Internacional.

Luis Moreno Ocampo, en su función de primer Fiscal de la Corte Penal Internacional.

Los peligros que existían y los miedos

Cuando desde el piso del programa de El Siete le preguntaron al abogado ahora radicado en Estados Unidos si había sentido miedo, respondió: "Yo no podía decir que no a la oferta de ser fiscal, y pensé: tengo que racionalizarlo a esto. No puedo meterme en este lío sin razonarlo. Entonces me dije: a mí no me van a matar mientras haya democracia, y si hay un golpe de Estado, mejor me voy”.

El desafío era diario, y así lo detalló: "A la mañana me despertaba, salía, y tenía el auto en la calle, vivía frente a la Escuela de Inteligencia del Ejército. Todas las mañanas me cruzaba con 80 oficiales que iban ahí. Y cada vez que arrancaba el auto, dejaba las puertas abiertas por si explotaba, así hay menos efecto de la onda expansiva. Cada mañana decía, no explotó, sigo”.

Todo el trabajo para hacer valer el estado de derecho, pese al poder que habían tenido los militares, que fueron encarcelados, chocó luego con la contracara que significó la gestión y los indultos de quien sucedió en la presidencia a Raúl Alfonsín, Carlos Menem. "Menem era un político muy astuto, y desde que llegó al cargo comenzó a decir que algún día había que hacer un cambio, hay que liberarlos (a los militares), yo no puedo ver preso ni a los pajaritos”, opinó Moreno Ocampo, risueño.

"Fue acostumbrando a la gente de que iba a haber un indulto. Un día un amigo me preguntó que cuándo iba a dar el indulto Menem, así hacía una marcha en contra. Y yo decía que no, que había que prevenirlo", sumó.

Luego continuó su relato diciendo: "Cuando dio el indulto, yo fui el primero en reaccionar, y yo quería que me dijera si recibió plata de la cúpula de Montoneros o hizo un acuerdo con los militares. Él no me respondió, y dijo que solamente borracho podía decir eso".

Para concluir, disparó contra el ex presidente nacido en La Rioja y fallecido en febrero del año pasado. "Lo malo de Menem es que para él los límites legales no eran importantes, él hacía las cosas por conveniencia de corto plazo. Él hizo el indulto, y quien mandó preso de nuevo a Videla, fue Menem también, en el año 1988, por la sustracción de menores. Ese año fue a París, y para evitar que lo ataquen allá por los indultos, hizo que un juez amigo lo meta preso de nuevo a Videla. Y cuando llegó a París, lo aclamaron. La gente tiene poca memoria", concluyó.

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