Historias maravillosas

Llevan 75 de casados y una vida activa que desafía el paso del tiempo: el amor de Sara y Moisés

Se conocieron cuando ella tenía 12 y él 17, en Córdoba, y nunca más se separaron. Hoy, con 95 y 100 años, Sarita y Moisés Roitman celebran 75 años de casados

Hay historias que el tiempo no erosiona, sino que mejora. Como si los años jamás desgastaran. La de Moisés y Sarita Roitman es una de esas historias. Casi 8 décadas de amor, complicidad, paciencia y humor. Un total de 75 años de matrimonio, 3 hijos, 8 nietos y 11 bisnietos después, siguen caminando juntos -o más bien, conduciendo juntos- por las calles de Mendoza, donde todos los conocen y saludan con una sonrisa.

Embed - Moisés cumplió 100 años y así bailó con su esposa de 95

Hace apenas unos días, Moisés fue noticia nacional: a los 100 años renovó su carnet de conducir hasta los 103, un hecho inédito en el país.

Pero detrás de esa anécdota curiosa, se esconde una historia aún más extraordinaria: la de un amor que nació en la adolescencia, sobrevivió a la distancia y se consolidó con los años como un ejemplo de lo que ellos mismos llaman con picardía “las bodas del aguante”.

Una historia que empezó con un libro de lecciones y una torta de miel

Moisés Naum Roitman nació en Mendoza el 22 de julio de 1925. Su infancia transcurrió entre juegos, estudio y la calidez de una familia trabajadora. Por razones laborales, sus padres se mudaron a Córdoba cuando él era un niño. Y fue allí donde el destino -o la intuición de una madre- tejió la primera trama de una historia que aún sigue escribiéndose.

Sarita y Moisés Roitman2
Paseos, trabajo, familia y rutina. La vida de Sara (95) y de Moisés (100), un canto a la vida.

Paseos, trabajo, familia y rutina. La vida de Sara (95) y de Moisés (100), un canto a la vida.

A pocas cuadras de la casa familiar vivía Sara Meersohn, una niña de 12 años que cursaba 6° en la escuela normal. Estaba enferma, convaleciente por una nefritis, y debía quedarse en cama durante varios meses.

Su madre, preocupada por que no perdiera el año, decidió buscarle un profesor particular. Así apareció en escena aquel joven de 17 años, educado y amable, que se presentaba con cuadernos bajo el brazo: Moisés.

Embed - Moisés Roitman celebró 100 años: baila, trabaja, usa el celular y tiene carnet de conducir

“Cada vez que yo llegaba a su casa me recibían con leikaj (torta de miel) y strudel, que preparaba su mamá. Germinó con Sarita un noviazgo de adolescentes que luego seguimos por cartas”, escribió Moisés en sus memorias, que plasmó a los 90 años con una lucidez asombrosa.

Él siempre creyó que la madre de Sarita, doña Adela, había orquestado todo. “Era la casamentera de la zona”, recordaba entre risas. Pero más allá de las bromas, la conexión fue inmediata. Moisés enseñaba con paciencia; Sarita lo escuchaba atenta.

Sin saberlo, entre libros y risas tímidas, empezaban a escribir una historia de amor que desafiaría al tiempo.

Cartas, esperas y un viaje decisivo

Poco después, la familia Roitman regresó a Mendoza. Moisés tenía que continuar con su vida, pero no podía olvidar a esa niña de ojos brillantes que lo esperaba en Córdoba. Así comenzó una correspondencia que duró cuatro años. Se escribían cartas llenas de ternura, sueños y promesas.

Hasta que un día llegó la noticia que cambiaría el rumbo: la madre de Sarita había fallecido. Moisés no lo dudó. Viajó de inmediato a Córdoba para acompañar a la familia. Al llegar, el padre de Sarita, entre lágrimas, le preguntó con seriedad:

—¿Y usted qué idea tiene de su vida?

Sara y Moises Roitman joviales

"A veces también peleamos", dicen a coro Sara y Moisés, de 95 y 100 años.

El joven respondió sin titubear:

—Voy a arreglar mi situación en Mendoza y luego me puedo casar.

Y así fue. El 4 de febrero de 1950, cuando ella tenía 19 años y él 24, se casaron bajo el rito judío, con el rabino, el palio y la tradicional copa rota en el suelo. Fue una fiesta inolvidable, con toda la familia reunida. “Mi hermano Abraham facilitó el dinero para la luna de miel y elegimos hacerla en Bariloche”, recordaría él más tarde.

NOVIOS SARITA Y MOISES ROITMAN (1)
La boda, el 4 de febrero de 1950.

La boda, el 4 de febrero de 1950.

Desde entonces, no hubo invierno ni distancia que los separara.

Una vida compartida: trabajo, familia y rituales de amor

Moisés trabajó desde los 18 años en la industria farmacéutica. Fue propietario de las históricas farmacias Aconcagua y Del Águila, y hoy, con un siglo de vida, sigue atendiendo la caja de la farmacia Sevilla, propiedad de una de sus hijas.

Llega puntual todas las tardes, impecable, de pantalón blanco, camisa y corbata. “Trabajar me obliga a estar en condiciones; a vestirme bien, a peinarme. No podría estar sin hacer nada en casa”, dice con naturalidad.

moises en su lugar de trabajo de toda la vida (1)
Moisés en su lugar de trabajo, donde atiende la caja de la farmacia por la tarde. Tiene un gran dominio de los números y del teléfono celular.

Moisés en su lugar de trabajo, donde atiende la caja de la farmacia por la tarde. Tiene un gran dominio de los números y del teléfono celular.

Su esposa lo espera cada tarde para cumplir con otro de sus rituales: tomar algo juntos en la esquina de 9 de Julio y Peatonal Sarmiento, muy cerca del edificio donde viven y donde los transeúntes los saludan y los observan con admiración. “Vivimos como dos viejitos, a veces peleamos, pero nos llevamos muy bien. Tenemos una buena vida”, resume él, siempre con su gran sentido del humor.

sara y moises roitman sonrientes

"Hay que convivir y tener paciencia", reflexiona Sara. Lleva 75 años de casada y casi 80 junto a Moisés.

Sarita, que tiene 95 años, también conduce su propio auto. “Ella maneja un poco mejor que yo, sobre todo en la ruta”, confiesa Moisés con una sonrisa pícara. Juntos van a Tunuyán a visitar a una nieta o recorren la ciudad, fieles compañeros de aventuras cotidianas.

Vieron pasar un siglo de cambios, guerras, migraciones, avances tecnológicos y transformaciones sociales. Y sin embargo, su fórmula parece sencilla: respeto, humor, empatía y un amor que no se agota.

“Sarita es la autora secreta de mis movimientos”

En las memorias que escribió a los 90 años, Moisés le dedicó a su esposa un texto que emociona. Decía así:

Sarita trabaja a la par mía, sabe qué se debe hacer en cada caso, en qué momento y con quién. Si ella está lejos, yo prácticamente no existo. Solo puedo hablar de ella con letras mayúsculas, porque es la energía que me equilibra.

libro de moises roitman

Sarita calma y sana mi alma, con su mirada tan llena de sol. A su lado jamás he sentido el paso de los años, porque refresca mi memoria como una fruta luminosa.

Supo hacer de una casa un nido y de un nido una familia. Es el jardín donde al final del camino hago inventario, y ella me completa y me mejora, siendo mis piernas, mis brazos y mis ganas de seguir luchando. En el fondo, Sarita es la autora secreta de mis movimientos”.

Pocas veces el amor ha sido definido con tanta claridad y ternura.

Las "bodas del aguante"

Este año celebran 75 años de casados, un aniversario que ellos mismos bautizaron con humor como “las bodas del aguante.

“Hay altos y bajos, problemas, hijos. Pero hay que saber convivir con las cosas que van apareciendo en la vida”, reflexiona Sarita, con sabiduría.

SARA Y MOISES ROITMAN

Su hogar está lleno de fotos, aromas familiares y risas. Los hijos -Adela, Daniel y Claudia- los visitan seguido; los nietos y bisnietos llenan de vida cada rincón. Entre ellos hay ingenieros, médicos, artistas y soñadores que crecieron viendo a esos 2 abuelos inseparables, que bailan juntos, se toman del brazo y siguen brindando con una copa de vino como si el tiempo no pasara.

A los 100 años, Moisés paga con Mercado Pago, usa el celular y mantiene un humor fresco. “No hay secretos para vivir tanto. Uno vive, y los años van pasando. Cuando querés acordar, llegaste a los 100”, dice entre carcajadas.

Un ejemplo de amor, salud y alegría

Lo cierto es que Moisés y Sarita son una rareza hermosa en un mundo que corre apurado. Representan una forma de amor que ya casi no se ve: la que se construye en silencio, con respeto y ternura, con gestos cotidianos y la certeza de que el otro es el hogar.

Él sigue yendo a trabajar porque “lo mantiene vivo”; ella lo espera para compartir la merienda. Y juntos, cada tarde, brindan por la vida. Por ese amor adolescente que empezó entre cuadernos en Córdoba, que se sostuvo con cartas durante años y que hoy, casi 8 décadas después, sigue intacto en el corazón de ambos.

Cuando se les pregunta cómo hicieron para llegar tan lejos, Sarita sonríe y responde con simpleza:

sara y moises roitman foto del casamiento
Sara muestra la foto del casamiento, el 4 de febrero de 1950.

Sara muestra la foto del casamiento, el 4 de febrero de 1950.

—Nos tuvimos paciencia. Y sobre todo, nunca dejamos de querernos.

Y Moisés, que no puede disimular el orgullo, la mira con ternura y remata:

—Ella hace girar el planeta donde vivo.

Así son ellos: 2 almas que se eligieron una vez, y que siguen eligiéndose todos los días. Para ellos, el amor verdadero no tiene fecha de vencimiento.