Su primer auto fue un Renault Gordini hace más de 80 años. "Eran los primeros importados que llegaban al país; después me pasé a la línea Ford", cuenta Moisés Roitman, que tiene 100 años y este lunes renovó su licencia de conducir en la Municipalidad de Capital para seguir al volante de su Honda Accord de caja de cambios automática, como durante los últimos 20 años.
Moisés Roitman, de manejar un Gordini a los 20 a renovar la licencia de conducir con 100 años
Moisés Roitman trabaja en la industria farmacéutica desde los 18 años, es cajero de la farmacia de la hija y este lunes renovó la licencia de conducir hasta los 103 años
Nació en Mendoza en julio de 1925 y estudió la primaria y la secundaria en Córdoba hasta que regresó para radicarse definitivamente. En Estados Unidos, detalla, aprendió a conducir vehículos con caja automática, gracias a su hijo.
Moisés Roitman trabaja en la industria farmacéutica desde los 18 años y fue propietario de las históricas Aconcagua y Del Águila. Cada tarde, como desde hace varios años, trabaja, puntual, a partir de las 5 de la tarde, como cajero en la farmacia Sevilla, que es propiedad de una de sus hijas y que recientemente fue reconocida junto con otros comercios históricos de la Ciudad de Mendoza.
Obtuvo la licencia de conducir hasta los 103 años
Moisés Roitman vive en pleno centro y a veces va caminando; otras en su Honda pero en variadas ocasiones lo lleva o lo pasa a buscar la esposa, Sara, que tiene 95 años y maneja su propio automóvil, un Honda Fit. "Ella maneja un poco mejor que yo, sobre todo en la ruta", confiesa entre risas.
"A mí me tomaron el examen práctico de manejo este lunes, así que todavía puedo conducir mi auto", contó Roitman a Diario UNO y al programa Hora Libre de radio Nihuil.
La licencia de conducir le fue renovada por 3 años y se convirtió en el primer ciudadano centenario en recibir el permiso oficial de manejo. Prueba irrefutable de esto es que la comuna debió readaptar el software -vía Buenos Aires- para salvar la limitación de sacar la fotografía del carnet a conductores mayores de 99 años.
"No hay secretos para vivir 100 años"
Moisés cuenta que "no hay secretos para vivir hasta los 100 años. Uno vive y los años van pasando y cuando quiere acordar llegó a los 100". Así nomás. Casi no toma alcohol, no ha cometido excesos y se alimenta con una dieta normal.
"Ah, siempre hice mucha gimnasia desde chico y hasta hace poco iba a caminar al Parque y daba una vuelta al lago. Antes dejaba el auto en el club Regatas y me iba corriendo al Cerro de la Gloria pero bueno, las piernas ya no me dan para tanto". Juega al truco y cada nochecita se toma un café en familia en la Peatonal.
Sara, la esposa, "está lúcida; está re bien", dice él. "A veces, ella me lleva a la farmacia o me va a buscar. Cuando vamos a Tunuyán -vamos a visitar a una nieta- maneja ella porque en ruta lo hace mejor que yo y tiene licencia de conducir".
Moisés y la vida con Sara, la esposa de 95 años
Moisés Roitman y Sara llevan 72 años de casados, tienen 3 hijos, 6 nietos y 11 bisnietos. "Con la señora nos llevamos muy bien, vivimos como 2 viejitos, a veces peleamos pero nos llevamos muy bien. Tenemos muy buena vida y no tenemos grandes problemas. Los hijos nos ayudan mucho", agrega.
- ¿Cómo le ha ido con el manejo?
- Muy bien. Hace más de 20 años que tuve el último choquecito, pero ni una multa...
Moisés Roitman ni piensa en dejar de trabajar. "Trabajar me obliga a estar en condiciones; a vestirme bien, a peinarme; no podría estar sin hacer nada en mi casa", dice y detalla que ir a la farmacia Sevilla cada tarde y ponerse al frente de la caja le permite tratar con el personal, con los clientes y conversar con mucha gente que lo visita.
Moisés Roitman, que estrena licencia de conducir renovada, agradece la entrevista y se disculpa por lo breve de la conversación. Debe seguir trabajando, justifica.
Para Moisés siempre hay un mañana
Se termina la entrevista pero Moisés Roitman deja abierta la posibilidad de seguir charlando. "Venite y tomamos un café, pero a la mañana porque a la tarde trabajo", dice.
Entonces, este cronista sonríe satisfecho porque en medio de tanto trajín siente que se ha ganado el pan del día no sólo por haber escrito esta entrevista sino también por haber conocido, al menos por un ratito, a un hombre que con gestos y acciones marca y demuestra que siempre hay un mañana.






