Durante su trayecto por el zodíaco, estas partículas marcianas se ven influenciadas por la gravedad de Júpiter, que las distribuye por todo el sistema solar interno. Este hallazgo modificó la teoría tradicional que atribuía el origen del polvo exclusivamente a asteroides y cometas.
Los expertos en astronomía señalan que la visibilidad del fenómeno depende crucialmente de la ubicación del observador. Las costas e islas resultan ideales para la observación, pues ofrecen horizontes despejados hacia el oeste y suroeste, fundamentales para distinguir el resplandor.
La luz zodiacal alcanza su máximo esplendor aproximadamente una hora después del ocaso, cuando el cielo está lo suficientemente oscuro pero el brillo aún no se desvanece. Los observadores experimentados recomiendan utilizar la técnica de "visión desviada", mirando ligeramente hacia un lado para detectar mejor su tenue luminosidad.
Un momento único para la observación
La peculiar geometría del espacio juega un papel decisivo en la aparición de este fenómeno. Poco antes del equinoccio de primavera, que este año ocurre el 20 de marzo, la eclíptica forma un ángulo pronunciado respecto al horizonte en el hemisferio norte.
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Para observar este fenómeno astronómico, habrá que estar en una zona con poca contaminación lumínica.
Los aficionados a la astronomía tendrán una oportunidad excepcional para observar este evento a partir del 15 de febrero, cuando la luna brillante abandone el cielo crepuscular. Sin embargo, resulta crucial alejarse de las áreas urbanas para encontrar ubicaciones remotas con cielos verdaderamente oscuros.
El estudio del zodíaco y sus fenómenos asociados continúa proporcionando nuevos descubrimientos sobre la dinámica del sistema solar. Las partículas de polvo que generan este espectáculo luminoso transportan información valuable sobre la historia y evolución de nuestros vecinos planetarios.