Experiencia piloto en Ciudad

Destacaron que más de la mitad de las personas que pasaron por el Refugio Huentala consiguieron trabajo

Durante los 45 días más fríos del año, se alojaron en el lugar 62 personas. Balance del proyecto creado por la Iglesia, el municipio y el Grupo Huentala

Por UNO

Durante este invierno, la Ciudad de Mendoza fue escenario de un novedoso proyecto del que se acaba de conocerse un primer balance. El Refugio Temporal de Emergencia -impulsado por la Municipalidad de Mendoza, la Pastoral Social del Arzobispado y el grupo empresarial Huentala- brindó asistencia a 62 personas durante 45 días, ofreciéndoles alojamiento, apoyo psicosocial y oportunidades laborales en las semanas más frías del año.

El éxito del proyecto radica no solo en la protección que brindó ante las inclemencias del invierno, sino también en el alto porcentaje de reinserción laboral que alcanzó: más del 50% de los beneficiarios permanentes lograron conseguir empleo.

"Este es el camino. No es asistencialismo. Es dar un horizonte de futuro", resaltó Marcelo De Benedictis, sacerdote y vocero del Arzobispado de Mendoza, en diálogo con el programa "Primeras Voces" (Radio Nihuil).

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Marcelo De Benedictis, vocero del Arzobispado de Mendoza.

Marcelo De Benedictis, vocero del Arzobispado de Mendoza.

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Y siguió: "¿Qué estamos haciendo como sociedad organizada para dar una respuesta? Bueno, se alinearon los planetas y de un día lunes, 15 de julio, al mediodía, en una reunión, definimos la forma que iba a tener esto que llamamos Refugio Huentala (...) Se pensó para el sector más vulnerable, que era la que está entre los 50 y 65 los años. Nos queda aún toda la juventud".

El refugio, instalado en un espacio cedido por el grupo hotelero, fue equipado con 40 camas, baños y un comedor. Además, se ofrecieron desayunos diarios y se garantizaron condiciones de higiene adecuadas.

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Diálogo y acciones concretas

Una de las claves del proyecto fue la colaboración interinstitucional. Mientras que el Grupo Huentala se encargó de proveer el espacio físico y los recursos básicos, la Municipalidad de Mendoza, a través de su Dirección de Gestión Social, coordinó un equipo interdisciplinario que brindó acompañamiento psicosocial.

"Tuvimos una reunión con el intendente de la capital, Ulpiano Suarez, su equipo, gente de la Pastoral de la Calle, gente del Gobierno provincial también, y nos propusimos dos cosas. Una, tenemos que dar una respuesta puntual a esta necesidad, no solo conmovernos, sino dar una respuesta. Y lo segundo, empezar a diseñar una hoja de ruta para que el año que viene tengamos menos personas en situación de calle. No puede ser que cada año necesitemos más frazadas, más esto, más aquello".

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El equipo, compuesto por trabajadores sociales, psicólogos y operadores, ofreció talleres de capacitación laboral y espacios de contención para las personas alojadas.

"En 45 días no hubo ningún episodio de violencia, de maltrato, nada (...). Entre ellos se han organizado para conseguir vivienda, alquilar un lugar entre todos y dejar la calle. Y los que consiguieron trabajo cumplían a rajatabla el horario. Se iban bien afeitaditos. Realmente un paso adelante en la existencia" (De Benedictis).
Además de las iniciativas laborales, el refugio proporcionó atención médica a los participantes. Se gestionaron turnos para consultas odontológicas, exámenes clínicos y tratamientos especializados. También se realizaron trámites para la obtención de DNI, un paso clave para que los beneficiarios puedan acceder a derechos fundamentales como el empleo y la salud.

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La Pastoral Social del Arzobispado de Mendoza coordinó la entrega diaria de cenas y facilitó la donación de ropa, calzado y artículos de higiene personal. A su vez, el acompañamiento espiritual del sacerdote de Benedectis ofreció un espacio de apoyo emocional.

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El sitio ofreció camas, alimentos y contención emocional. Y los efectos, según sus organizadores, fueron contundentes.

El sitio ofreció camas, alimentos y contención emocional. Y los efectos, según sus organizadores, fueron contundentes.

El proyecto fue más allá de cubrir las necesidades básicas. Actividades recreativas como juegos de mesa, una pequeña biblioteca y presentaciones culturales también formaron parte del refugio, con el objetivo de fortalecer la inclusión social y el bienestar emocional de los participantes.

Si bien el refugio ya cerró sus puertas, el compromiso con las personas beneficiadas continúa. Se establecieron alianzas para seguir acompañando a quienes lograron emplearse y brindar apoyo comunitario a través de redes de colaboración.