Además de su toque ornamental, la buganvilla es una planta resistente que se adapta bien a distintos climas cálidos. Su aspecto exótico y su capacidad para cubrir superficies la convierten en una aliada ideal para el jardín o incluso un balcón.
Aunque es una especie de bajo mantenimiento, requiere ciertos cuidados específicos según la estación del año, especialmente en octubre, cuando se ha adentrado la primavera y se activa su etapa de mayor crecimiento y floración.
En octubre esta planta necesita recibir al menos seis horas de luz solar directa por día para estimular una floración abundante. Lo ideal es ubicarla en un espacio bien soleado, evitando la sombra ya que que debilita sus flores.
A pesar de que la temperatura comienza a subir, no es conveniente excederse con el agua, ya que la humedad puede dañar las raíces. Hay que regar de dos a tres veces por semana, permitiendo que la tierra se seque levemente entre riegos.
En lo que respecta a la poda, la primavera es el momento adecuado para eliminar ramas secas o débiles y guiar los tallos para que crezcan de manera equilibrada. Esto favorece la ventilación y el ingreso de luz que la planta requiere.
Por otro lado, en octubre conviene aplicar un fertilizante rico en fósforo y potasio, para estimular la floración. A su vez, puedes aprovechar el crecimiento primaveral para colocar guías, enrejados o pérgolas que orienten los tallos trepadores, dándole la forma deseada.
Siguiendo los cuidados adecuados, la buganvilla se convertirá en la protagonista del jardín desplegando toda su fuerza con sus colores intensos. Ahora que conoces todos sus secretos, es momento de ponerlos en práctica.