Sus flores pueden ser simples o dobles, con colores que incluyen rojo, blanco, rosa y naranja. Florecen de forma continua desde la primavera al otoño si están en una zona soleada, así que mantienen el jardín lleno de vida la mayor parte del año.
Comúnmente, esta planta se cultiva directamente en el sustrato exterior, aunque también se puede plantar en macetas para decorar la entrada de casa, la terraza o el jardín interior. Sin embargo, si optas por esta segunda alternativa tienes que tener en cuenta que los cuidados son diferentes al de los geranios en tierra.