Análisis y opinión

"Miren lo que hago, no lo que digo", pedía Néstor Kirchner: ¿no deberíamos aplicarlo con Cristina?

No ocurrieron las protestas y manifestaciones que se anunciaban en contra de la condena judicial a Cristina Kirchner por corrupción

En todo lo que tenga que ver con la imposibilidad de tener nuevos cargos, a la vicepresidenta habría que aplicarle una de las máximas que utilizaba su esposo, el extinto Néstor Kircher: "Ustedes miren lo que hago, no lo que digo". Muchos sospechan que por más que no sea candidata "a nada", ella se las ingeniará para seguir siendo la armadora del peronismo por un buen tiempo.

Tras conocerse la condena a prisión y mirando fijamente a la cámara, ella aseguró que nunca será "mascota del poder". Claro, ella sólo se concibe como la encarnación del poder bueno.

Un dato de la realidad es innegable. No ocurrieron las manifestaciones y protestas masivas a favor de la condenada, que se anunciaban. El kirchnerismo parece haber quedado aletargado.

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Protagonista y antagonista

El anuncio de Cristina Kirchner de que no será candidata "a nada" impactó de carambola en la línea de flotación de Mauricio Macri. Sin Cristina, el posible "segundo tiempo" del fundador del PRO se desvanece por achicamiento de la grieta. Al no haber protagonismo de la Vicepresidenta en la oferta del Frente de Todos, el antagonista preferido de los kirchneristas verá bajar de alguna manera su precio. El mercado es así.

En cambio, se potencian las posibilidades presidenciales de otros referentes opositores de Juntos por el Cambio (JxC) como Horacio Rodríguez Larreta y, en menor grado, de Patricia Bullrich. El jefe de Gobierno porteño concreta por estas horas, un encuentro organizado por el mendocino Omar De Marchi, con todos los referentes que "el Pelado" tiene en las provincias, algo que si sale bien, le servirá al armador lujanino y eterno precandidato a gobernador de Mendoza por el PRO para colocarse una nueva cucarda.

Habrá que ver cómo aprovecha toda esta volada el radicalismo, que viene muy lento y desteñido en el intento de arrimar a sus precandidatos (Facundo Manes, Gerardo Morales, Alfredo Cornejo) a una fórmula presidencial de la coalición opositora. Hasta ahora, pareciera que la UCR sigue más adherida a lo que está pasando en el PRO que en pergeñar movimientos propios para consolidarse.

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Cristina y Néstor Kirchner han marcado el primer cuarto del Siglo XXI en la Argentina.

Cristina y Néstor Kirchner han marcado el primer cuarto del Siglo XXI en la Argentina.

Los manchados

El jefe de Gobierno porteño busca levantar cabeza tras el golpe que le significó que dos referentes de CABA (su ministro de Seguridad Marcelo D´Alessandro y el fiscal general de la Ciudad de Buenos Aires Juan Bautista Mahiques) quedaran manchados por el escándalo del viaje canuto a Lago Escondido que concretaron jueces federales invitados por directivos del Grupo Clarín.

Que un grupo de doctos en derecho se muestren fascinados por conocer la mansión de un multimillonario como Joe Lewis y que cuando los descubren armen una trama de chats para ver cómo pueden mentir para zafar, es una patada en la entrepierna para millones de argentinos que cree en la Justicia como un poder fundamental de la democracia.

La titular nacional del PRO, Patricia Bullrich, también está embretada porque le está costando asimilar el haber tenido que desprenderse de una de sus espadas, el diputado Gerardo Milman, quien fue desplazado de la vicepresidencia del bloque de diputados nacionales del PRO por estar investigado en una supuesta conexión con algunos de los "copitos" que intentaron matar a Cristina Kirchner. No obstante la "halcona" Bullrich sigue "trabajando" de mujer a la que no le hacen mella las adversidades.

Hasta ahora solía decirse en Juntos por el Cambio que la presencia siempre chirriante de Cristina Kirchner les servía para "acomodar la interna". ¿Y ahora?

Buen olfato

A los peronistas se les reconoce el olfato fino para comprender con suma rapidez las mutaciones en el poder y encolumnarse detrás del nuevo conductor. Bastó que la dirigencia escuchara el "renunciamiento" de Cristina para que comenzara una activísima movida tendiente a plantear nuevos escenarios y liderazgos.

Los de la liga de gobernadores peronistas, que se mostraban tan cuidadosos de exponer sus ideas en público para no contradecir a la Jefa (aunque las críticas las hacían trascender sotto voce), salieron eyectados en busca de protagonismo.

Al otro día de la condena judicial a Cristina, hasta el siempre encapsulado gobernador cordobés Juan Schiaretti se metió en la discusión nacional por las elecciones presidenciales de 2023, al igual que el modosito gobernador de San Juan, Sergio Uñac, que ya se anda probando el traje de precandidato pese a no tener proyección nacional.

Los gobernadores peronistas "del Norte Grande" (aparatoso nombre que usa Alberto Fernández, quien insiste con su delirio de trasladar la capital argentina a esa zona del país) han empezado a tantear a los ministros Sergio Massa y Juan Manzur para prever futuros encolumnamientos.

Muy activos están también los intendentes peronistas del Conurbano, varios de los cuales ven la oportunidad de zafar de las prepotencias de La Cámpora, o de plantarse de otra manera ante el gobernador Kicillof.

Ocurre que ahora, sin Cristina candidata, todo se corre hacia el centro político y se abren varias ventanas que el kirchnerismo venía tapando. De allí que sea apropiado observar a Cristina bajo el prisma que enseñaba Néstor Kirchner: "miren lo que hago, no lo que digo".

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