Avances en la pesquisa

Los investigadores analizaron las primeras pistas sobre el origen de los medicamentos acopiados en San Martín

Dos denuncias hablan de presuntas irregularidades en los operativos de castración de animales. Aquí, los datos concretos que maneja la Justicia

El caso de los medicamentos guardados en una dependencia municipal de San Martín sumó más pistas y empieza a delinearse el posible desenlace de la polémica, mientras la oposición en el Concejo Deliberante espera respuestas a un pedido de informes que elevó recientemente.

Según pudo saber Diario UNO, hay dos expedientes que avanzan en la Justicia en relación con sendas denuncias de una empleada municipal sobre presuntas irregularidades en los operativos de castración de animales que se llevan a cabo en el departamento que conduce el radical Raúl Rufeil.

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Una de las imágenes que se difundieron tras conocerse que había medicamentos guardados en la Casa de la Cultura.

Una de las imágenes que se difundieron tras conocerse que había medicamentos guardados en la Casa de la Cultura.

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El caso de los medicamentos guardados en San Martín

El tema saltó a los medios días atrás porque se habló de una cantidad importante de medicamentos humanos acopiados en La Casa de la Cultura, una dependencia municipal ubicada cerca de la sede de la comuna. Hubo repercusiones políticas y judiciales.

El Ministerio de Salud de la provincia no intervino porque la pesquisa quedó en manos del Ministerio Público Fiscal.

¿De qué hablan concretamente las denuncias? Una cuestiona el destino de esos medicamentos y la otra del trabajo que llevarían a cabo menores durante las castraciones veterinarias en San Martín.

A raíz de la primera denuncia, la Justicia ordenó un registro del lugar, en el que se revisó lo que había. De ese inventario -que se empezó a confeccionar el 7 de agosto y se extendió por 3 días- a algunos les llamó la atención la variedad de remedios que se hallaron: etilefrina y dibutamina -estimulantes cardíacos-, hidrocortisona -que se usa en tratamientos dermatológicos- y atropina -que tiene efectos en el sistema nervioso y también en el corazón-, entre otros.

Muchos de esos medicamentos eran de uso humano y estaban vencidos o próximos a vencerse. Incluso había drogas pediátricas. Desde el municipio explicaron que se trata de sustancias que se usan para los operativos veterinarios.

"Llegaron a través de distintas donaciones para la ONG Sus patas en nuestras manos", explicó el secretario de Gobierno del municipio, Mauricio Petri (UCR). Con respecto a los medicamentos humanos, afirmó que provienen de entregas de voluntarios y son los veterinarios los que determinan si pueden ser usados en algún operativo o no.

En tanto, los ediles justicialistas plantearon dudas sobre el manejo de esos productos y el uso que se les daba.

Alejandro Ravazzani (PJ), que fue quien primero se hizo eco de una denuncia que había realizado la empleada municipal, contó a Diario UNO que esperan respuesta urgente del oficialismo. "Eran muchos los medicamentos encontrados (...) Y es muy sencillo: o hay una explicación racional o existió alguna irregularidad y en consecuencia hay que tomar medidas", marcó.

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El estado de las causas

Fuentes judiciales confirmaron a Diario UNO que los primeros indicios apuntan a que los remedios estaban ahí porque existe un convenio entre la municipalidad y la mencionada ONG Sus patas en nuestras manos. A través de ese acuerdo, la comuna se encarga a pagarles a los veterinarios y a comprar insumos quirúrgicos y prequirúrgicos, en tanto que la organización hace el resto.

La denunciante dice que los veterinarios venden pastillas para los animales cuando estas deberían ser gratis. Desde la ONG le dieron a la Justicia otra perspectiva: la vicepresidenta de la organización, una conocida médica patóloga, habría llevado a la Casa de la Cultura esos medicamentos que estaban por descartarse en diversos centros de salud, para que los veterinarios luego hicieran una selección de lo que podía rescatarse para usarlos en los 300 animales que se castran mensualmente en el departamento.

Con el detalle, además, de que esos productos se usan -siempre desde la perspectiva de la ONG- en tratamientos postoperatorios, es decir que no se solapan con las responsabilidades quirúrgicas y prequirúrgicas que asumió la municipalidad.

"Habría un problema si esto lo hubiera comprado el municipio. Sin embargo, es algo que se recibió de donaciones y se utiliza en la etapa postoperatoria", analizó en diálogo con este medio una fuente tribunalicia.

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El posible desorden administrativo, en todo caso, podría estar en el protocolo que se siguió desde que esos remedios salieron del hospital (para humanos) e ingresaron en La Casa de la Cultura, ya que para el descarte de medicamentos existe un método específico.

Como sea, para clarificar ese y otros puntos habrá que aguardar el informe definitivo del municipio y el cierre de la instrucción por parte de la fiscalía.

En cuanto a la segunda denuncia, la que se refiere a presunto trabajo de menores, en los despachos judiciales se dice que se trataría de una participación voluntaria de jóvenes de entre 14 y 16 años que asisten una vez por semana. Pero, claro, todavía nadie se atreve a sacar conclusiones definitivas.