Análisis y opinión

La inflación que más duele parte II: más de un millón de chicos se saltea alguna comida por falta de dinero en su casa

Mientras la inflación no para de crecer en el país, según el último relevamiento de UNICEF, una de cada tres familias se priva de consumir alguna de las comidas básicas

Esta columna se llama La inflación que más duele parte 2 porque el 20 de marzo de este año, en este mismo espacio, les contaba con un título parecido como había crecido la demanda en comedores, merenderos y cómo las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) hacían malabares para llegar a todos los rincones más vulnerables de la provincia.

Lejos de mejorar la situación se ha empeorado profundamente a nivel nacional y por supuesto que Mendoza no escapa a esa realidad.

Esta semana se conoció que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de julio a nivel nacional alcanzó una suba de 7,4 por ciento. Y en Mendoza llegó al 7 por ciento. Con esta cifra, en siete meses la provincia tiene una inflación acumulada de 47,9 por ciento. Si bien la cifra es menor a la nacional, no deja de ser altísima. Y nuestros flacos bolsillos lo saben claramente.

Según la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas) el rubro “alimentos y bebidas” fue el que más incidió en el aumento general del Indice de Precios al Consumidor.

Esta suba generalizada de precios afecta por supuesto a los más vulnerables. Cada vez más chicos y sus familias se anotan en listas de espera para ingresar a instituciones para comer. Y miles de niños y niñas en Mendoza tienen como única comida al día lo que reciben en esas organizaciones. Tremendo.

El 22 de mayo de este año les contaba en mi columna de ese domingo, cómo para cientos de chicos ir a la escuela era la posibilidad de esquivar el hambre. Si hiciera el mismo relevamiento a esos docentes entrevistados u otros me dirían que muchos de sus estudiantes aguardan con ansiedad el desayuno porque no cenaron o esperan la mediatarde porque no almorzaron. No hace falta hacer una medición científica, basta con mirar la realidad más profunda casi con vergüenza. Sí, da vergüenza que haya niños que vayan a la escuela sin comer. Algo está mal en esta sociedad.

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Muchos chicos y chicas esquivan el hambre en los comedores escolares.

Muchos chicos y chicas esquivan el hambre en los comedores escolares.

Radiografía de la pobreza: niños y adolescentes los más afectados

Según datos de la Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 de UNICEF, representativa de la totalidad de los hogares con niños, niñas y adolescentes en el país, y comparable con los relevamientos realizados por el organismo durante 2020 y 2021, la inestabilidad laboral y la insuficiencia de ingresos de los chicos y chicas, son las principales determinantes del deterioro en la vida de este segmento poblacional.

El 36 por ciento del total de hogares relevados dejó de comprar algún alimento por falta de dinero.

Entre los datos escalofriantes que arrojó el estudio, indica que más de un millón de niños, niñas y adolescentes de Argentina dejó de comer alguna comida -desayuno, almuerzo, merienda o cena- por falta de dinero. Esta situación afecta a 3 millones de adultos.

La insuficiencia en los ingresos también generó una reducción del 67 por ciento en el consumo de carne y del 40 por ciento en la ingesta de frutas, verduras y lácteos. Incluso el 13 por ciento de estos chicos reciben viandas o bolsones, el 12 por ciento vive en hogares muy endeudados y numerosoS y el 11 por ciento en familias que reciben la AUH y Tarjeta Alimentar.

Carolina Aulicino, es oficial de Políticas Sociales de UNICEF, y en diálogo con el programa Mediodía de Radio Nihuil, explicó que muchas veces los adultos del hogar dejan de comer para no tener que tomar esa decisión con los niños.

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Carolina Aulicino,, oficial de Políticas Sociales de UNICEF.

Carolina Aulicino,, oficial de Políticas Sociales de UNICEF.

“La falta de ingresos está generando, en los casos más extremos, la necesidad de renunciar a una comida. Y también un empeoramiento de la dieta. Son hogares que tienen que consumir menos carne, frutas, verduras, lácteos, y en cambio consumen más de los accesibles como harinas, fideos, arroz, pan y esto tiene múltiples efectos sobre la situación de los chicos y las chicas” explicó la licenciada en Ciencias Políticas de la UBA

Si bien la encuesta de UNICEF a la que estoy haciendo referencia, tiene datos robustos porque representa a 6,3 millones de hogares del país y 27 millones de personas que habitan en ellos, no tiene un desagregado por provincia. Por eso imaginé que esta radiografía nacional es similar a la de Mendoza, ya que no vivimos en una isla sino que somos parte de este país.

“Lamentablemente tenemos que coincidir con los datos de UNICEF. Nosotros observamos que cada vez vienen más chicos a los comedores. Y en esto de las cuatro comidas, los comedores solo dan almuerzo o merienda, no se pueden hacer cargo de toda la alimentación. Y también es verdad que disminuye la calidad de los alimentos que se están dando. Todos sabemos lo que cuesta la carne, las frutas y verduras y eso hace que los menúes se empobrezcan. Van perdiendo la calidad” contó con mucha tristeza Marta Salcedo, integrante de FEDEM (Federación de Entidades No Gubernamentales de Niñez de Mendoza).

En esa columna del 20 de marzo les contaba que más de 37 mil personas recibían como única alimentación lo que les daban en los comedores populares provinciales. Seguramente el número se ha incrementado. La inflación no para de crecer y los salarios no acompañan ese incremento de precios.

FEDEM nuclea a más de 50 organizaciones sociales de niñez y adolescencia y a cada una de estas instituciones asiste en promedio a 150 chicos.

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FEDEM  asiste en promedio a 150 chicos de Mendoza por día.

FEDEM asiste en promedio a 150 chicos de Mendoza por día.

Graciela Baccarelli, presidenta de FEDEM, confirmó a Diario UNO, que si bien el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación incrementó a 10 millones de pesos por mes el dinero para el Programa Argentina Contra el Hambre con el que asisten a 20 ONG, llegan con lo justo. Con ese dinero se dan bolsones de alimentos o viandas para desayuno, almuerzos y meriendas en los comedores.

“La realidad es que todos tenemos listas de espera en el servicio alimentario, sobre todo para la entrega de bolsones, pero la asistencia es la misma”, explico Baccarelli. Y su compañera Marta Salcedo agregó que ni con los fondos de Nación ni los que manda la provincia cubren la totalidad de las necesidades que está teniendo la gente. “Para las organizaciones desarrollar las actividades es como en un tablero de ajedrez, vamos viendo por dónde hacemos rendir cada vez más los subsidios tanto de provincia como de Nación” .

Además ante la falta de recursos, el 20 por ciento de los hogares recurrió al endeudamiento, principalmente con ANSES, con un crédito bancario o apeló a préstamos informales, situaciones que generan presiones adicionales sobre los ingresos disponibles en el hogar.

En esta realidad hay tremendas disparidades porque el 50 por ciento de las familias que reciben la Asignación Universal por hijo (AUH), Tarjeta Alimentar, o son hogares numerosos o con jefa femenina, y están más endeudados.

En esas casas donde el padre no convive con los hijos se observa que una de cada dos mujeres no recibe la cuota alimentaria. Y el 63 por ciento dice que la recibe de manera esporádica. Situación que se agrava en los hogares de mayor vulnerabilidad social.

La falta de recursos también condiciona la salud

La falta de dinero es la principal barrera para no recibir atención médica. A pesar de que Argentina cuenta con un muy buen sistema de salud pública a diferencia de nuestros países vecinos, el acceso no es tan sencillo y menos aún la compra de medicamentos y ni hablar de hacer largos tratamientos médicos.

Siguiendo con la encuesta de UNICEF, uno de cada cuatro hogares dejó de ir al médico o al odontólogo y casi un 20 por ciento suspendió la compra de medicamentos.

“La encuesta nos muestra que hay un 25 por ciento de los hogares que tuvo que dejar de ir al médico o al dentista por falta de dinero y casi un 20 por ciento que tuvo que dejar de comprar medicamentos porque no les alcanza” explicó Carolina Aulicino

Marta Salcedo coincidió con los datos de UNICEF: “Sí, si lo vemos y en esto las organizaciones podemos dar la ayuda hasta un límite. De tratamientos no podemos hacernos cargo, sí trabajamos para conseguir los turnos, tratamos de acompañar a la familia con alguna dificultad en su salud pero es verdad que los medicamentos no se pueden comprar, las obras sociales responden cada vez menos también y eso afecta la salud de los chicos y de sus familias.”

Si no hay para comida ni medicamentos menos para libros y útiles escolares

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Ni los Precios Cuidados facilitan el acceso a útiles escolares.

Ni los Precios Cuidados facilitan el acceso a útiles escolares.

Si no no hay plata para comida y medicamentos menos habrá para las cosas de la escuela que los chicos necesitan. Tomando otros datos de UNICEF el 50 por ciento de los hogares no logra cubrir los gastos escolares como libros, útiles o fotocopias.

“La mitad de los hogares nos dicen que los ingresos no les alcanzan para cubrir los gastos escolares sea libros, útiles, apuntes o fotocopias para que los chicos puedan ir a la escuela. Eso es mayor en los hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo porque son hogares más vulnerables. Tenés también un porcentaje de chicos que concurrían a escuelas privadas y tuvieron que cambiarse a públicas principalmente por motivos económicos y están condicionados por la falta de ingresos” explicó Aulicino.

“Muchas organizaciones encaramos a principio del año escolar, la campaña por la mochila, recurrimos a recolectar en la población útiles para facilitar el acceso a la escuela de los chicos. Y lamentablemente los maestros que muchas veces ayudan a sus alumnos con los útiles, tampoco están con un salario que les permita hacer esto” detalló Marta Salcedo.

La insuficiencia de ingresos también favorece que las y los adolescentes realicen actividades económica que tienen impactos negativos sobre sus trayectorias escolares.

Uno de cada cuatro adolescentes realiza actividades orientadas al mercado y un 10 por ciento busca trabajo para aportar a la casa

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Adolescentes y niños trabajan para llevar algo más de dinero a la casa.

Adolescentes y niños trabajan para llevar algo más de dinero a la casa.

El 50 por ciento de los hogares considera que sus hijos finalizará el curso con menos aprendizajes de los que deberían haber logrado. Incluso el 33 por ciento plantea que sus hijos e hijas verán afectado sus desempeño como futuros estudiantes. Los propios adolescentes, en un 50 por ciento, señalan que sus aprendizajes este año escolar fueron escasos.

Y claro, la falta de ingresos suficientes, la incidencia en las alteraciones de las comidas, el mal dormir o estar mal higienizados dejan muy desprotegidos a la población de menor edad.

Las consecuencias en el plano nutricional no solo están afectando el presente de muchos chicos y chicas sino que verán comprometida su salud en un futuro no muy lejano.

Haber tomado esta encuesta de UNICEF nos sirvió no sólo para darnos una idea en términos de porcentaje de la numerosa población de niños, niñas y adolescentes que la está pasando mal, muy mal, sino para entender que la pobreza cada vez se agranda más y lejos de solucionarse parece enquistarse como un tumor maligno con metástasis en la sociedad argentina.

En definitiva, la situación actual marca desafíos para lograr ingresos suficientes y no seguir afectando a las futuras generaciones. En momentos donde el país trata de implementar medidas económicas (esperemos que no sean erráticas como las de los últimos años) es importante que los gobernantes recuerden que los recursos destinados a los niños, niñas y adolescentes deben ser protegidos. No deben olvidar que en manos de estos chicos está el futuro del país y de la provincia.

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