La Federación recibe 7 millones de pesos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación del Programa Argentina Contra el Hambre con el que asisten a 20 ONG con dos modalidades: bolsón de alimentos o viandas para desayuno, almuerzos y meriendas en los comedores.
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Los bolsones de alimentos que reparte FEDEM.
Actualmente más de 9 mil chicos reciben su almuerzo en estas instituciones y otros 10.400 toman la merienda.
Mientras, 55 mil familias reciben por mes módulos alimentarios.
Al combo inflación-desocupación hay que sumarle la pandemia. “Durante la pandemia la asistencia aumentó considerablemente. Colaboramos con ollas populares y merenderos que están en nuestras instituciones. Y estamos ayudando a organizaciones de base, más pequeñas, porque sabemos que hay niños que pasan por estos lugares” explicó Chela Baccarelli
Hay que tener 79 mil pesos por mes para no ser pobre en Mendoza
Esta semana se conoció que, a raíz del encarecimiento de los alimentos, la línea que define la indigencia tuvo el alza más importante desde el 2002.
Según informó la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza, una familia tipo (dos adultos y dos niños) necesitó 78.609 pesos para no ser pobre de acuerdo a la medición de la Canasta Básica Total. Mientras, para no ser pobre extremo o indigente se necesitó en febrero de 31.318 pesos, según la Canasta Básica de Alimentos, que es el conjunto de bienes que satisfacen las necesidades nutricionales de las personas.
Un dato no menor es que estas canastas no contemplan gastos como alquiler.
Sebastián Laza, economista y asesor del Gobierno de Mendoza, explicó por Radio Nihuil que “hoy no se consiguen viviendas en alquileres por menos de 20 mil pesos. Hay que sumar esa cifra a la canasta de alimentos”
Laza dio otro dato a tener en cuenta. “El sueldo promedio del empleo registrado privado en Argentina, con datos de la ANSES, es de entre 75 mil y 80 mil pesos. Pero el 50 por ciento de la población trabaja en la informalidad. Y el informal gana menos de eso. Ya estamos hablando de salarios que no llegan a cubrir la canasta mínima para no caer bajo la línea de pobreza”.
Según datos oficiales, el índice de salarios de los trabajadores en negro acumuló en 2021 un incremento del 40 por ciento, muy por debajo de la inflación, que fue del 50,9 por ciento.
Según la última medición del INDEC, en el Gran Mendoza el 43,7 por ciento de la población es pobre. Esto es que 450.754 mendocinos no llegan a cubrir una Canasta Básica Total.
Radiografía de la pobreza: más de 37 mil personas se alimentan en los comedores populares
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"El hambre de nuestros niños es nuestro hambre", dice uno de los carteles que muestran los que cumplen tareas en el Banco de Alimentos.
En esta radiografía de la pobreza una pieza clave en Mendoza es el Banco de Alimentos.
Esta fundación trabaja para reducir el hambre a través de donaciones de alimentos aptos para el consumo: los almacena y los entrega a organizaciones sociales que brindan prestación alimentaria.
El Banco de Alimentos actualmente trabaja en la zona Centro, Este y Norte de Mendoza junto a 80 entidades comunitarias, entre comedores, merenderos, jardines maternales y centros de apoyo escolar.
A través de estas colaboraciones más de 37 mil personas reciben sus alimentos. De este total el 75 por ciento son niños.
Actualmente hay 12 entidades, unas 5.200 personas, en lista de espera para recibir alimentos.
Lorena Troncoso, directora ejecutiva del Banco de Alimentos explico a Diario UNO que, si bien han mantenido el número de organizaciones, la cantidad de beneficiarios ha aumentado.
“Es muy difícil que las familias se recuperen del impacto de la pandemia sin la ayuda sostenida de las organizaciones de base que atienden esta demanda”.
Comer una latita de picadillo por día
Como hemos visto, son muchos los niños y familias enteras que buscan alimentarse en los comedores y merenderos.
Algunos de estos lugares surgieron en algunas zonas por la propia demanda de ayuda de los vecinos.
Tal es el caso del Merendero Isabel, que está en el corazón del Barrio Espejo de Las Heras.
Hace diez años María Isabel Bustos puso en su propia casa, sin ningún tipo de ayuda oficial, un lugar para alimentar a los cientos de niños de la zona.
“Son muchos los chicos que asisten por día a buscar el desayuno. Entregamos entre 300 y 350 vasos de leche. Cuando hacemos yerbeado, usamos ollas de 200 litros y ahí podemos repartir más cantidad que cuando hacemos leche, que está tan cara” cuenta a Diario UNO, María Isabel.
Relató que lunes, miércoles y viernes hacen comidas no sólo para los niños, sino también para familias enteras.
Se trata de grupos familiares que “si pagan la boleta de la luz y compran una garrafa no comen. O están almorzando o cenando con una latita de picadillo porque no tienen nada para comer” relató con crudeza Isabel.
A veces logra preparar, según las donaciones de particulares, unas 500 raciones por día y entrega 75 bolsones de alimentos a las familias para descomprimir un poco el merendero.
La guerra contra la inflación y la poca percepción de las necesidades de la gente
Luego de más de 800 días de mandato, el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, recién ahora anunció una serie de medidas para luchar –dijo- verdaderamente contra la inflación.
En sus 27 meses de mandato la inflación acumulada ha sido del 132 por ciento, es decir que hasta acá es muy poco lo que se ha hecho para frenar la incesante suba de precios.
Por el contrario, los primeros meses de la pandemia fueron la excusa para incentivar la inflación desaforadamente con la emisión monetaria.
Un 45 por ciento de los billetes de $1.000 se imprimieron en 2021 según datos del propio Banco Central de la República Argentina.
Esa cantidad de billetes trepó de 926 millones de unidades a principios del año pasado a 1.667,9 millones, es decir, un 80 por ciento más, en el inicio del 2022.
No hace falta ser un especialista en economía para saber que los bolsillos están cada vez más flacos. No hay plata que alcance.
Como dijo Sebastián Laza, “existe una pobreza de ingresos, pero hay muchísima gente que cae bajo la línea de pobreza, aunque culturalmente es de clase media. Tienen aspiraciones y desencanto”,
Como vimos son miles las familias que viven en la pobreza. Miles que ya no tienen para llevar un plato de comida en su mesa porque la inflación no da tregua.
Miles que se alimentan por la existencia de comedores y merenderos populares. Una realidad cada vez más extendida y por cierto que estruja el corazón.
Esperemos que en el tiempo que le queda al gobierno de Alberto Fernández no haya perdido completamente la lucha contra la inflación.
Hasta acá viene perdiendo con todo éxito.