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El matrimonio Kirchner estuvo 16 años en el poder, desde 2003 hasta 2007 (Néstor Kirchner) y desde 2007 hasta 2015 (Cristina Kirchner).
"Transversal" en boca de Néstor Kirchner fue, como podía esperarse, una palabra engañosa que, en el lenguaje kirchnerista, no quería significar gobierno de coalición, sino de sujeción y de "vos me tenés que decir a todo que sí".
Las consecuencias palpables de esa engañapichanga "transversal" la padecieron de manera particular los mendocinos Julio Cobos y Alfredo Cornejo al asociarse en 2007 a la candidatura de Cristina Kirchner para presidenta de la Nación.
El vicepresidente Cobos duró lo que un pelado en la nieve. Ante el avance de la disparatada guerra con el campo, rompió la sociedad con los Kirchner, pero se negó a dejar su cargo institucional porque, explicó, "a mi me han votado tantas personas como a Cristina".
El promotor de la candidatura presidencial del pingüino fue Eduardo Duhalde, a quien el matrimonio Kirchner detestaba tanto como a la esposa de éste, Chiche Duhalde, a la cual Cristina acusaba de "vivir colgada del apellido de su marido". Justo ella.
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La ex presidenta Cristina Kirchner fue condenada a seis años de prisión e inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos en la Causa Vialidad.
Una de las anécdotas más famosas sobre Cristina, cuya autoría le es atribuida al gobernador bonaerense y referente de la renovación peronistas Antonio Cafiero, dice que puesto éste dirigente al frente de juntar fondos para un monumento a Juan Domingo Perón, habría recibido la siguiente respuesta tajante de Cristina: "Yo para ese viejo no pongo un peso".
Cristina se suponía a sí misma como una hija de la "juventud maravillosa" del peronismo en los tumultuosos y lacerantes años´70, tiempo en que Perón e Isabelita echaron a los montoneros de la Plaza de Mayo por cuestionar la conducción política del histórico jefe retornado desde Madrid.
Sin embargo no hay archivos que la muestran a ella y a Néstor (por entonces novios y luego matrimonio) demasiado consustanciados con la causa. En la dictadura se resguardaron en la Patagonia profunda donde trabajaron de abogados. Sus críticos siempre dijeron que "no habrían hecho lo suficiente para defender a víctimas de la represión".
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Julio Cobos y Néstor Kirchner.
Con el retorno de la democracia Néstor fue intendente de Río Gallegos y luego gobernador de Santa Cruz. Ella se hizo más famosa por su incursión como senadora y diputada santacruceña en el Congreso Nacional donde demostró dotes para la oralidad y la teatralidad.
Cada vez que hubo que cuidarse las espaldas, los Kirchner se resguardaron en los pliegos del peronismo clásico, pero luego volvieron a hacer de las suyas y en más de una ocasión lo rebajaron. El kirchnerismo, en ese sentido, ha sido bastante ladino.
Tanto los Kirchner -como antes Carlos Menem- no dudaron en hacer uso de lo que el historiador mendocino Pablo Lacoste ha llamado "la ideología como disfraz, una máscara que se usa y se tira según la ocasión".
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Foto: red social X.
El cielo protector Cuando Néstor llegó a Presidente, rápidamente se desembarazó de su promotor Duhalde. Néstor y Cristina imaginaron que iban a encarnar una nueva era política superadora del "pejotismo" al que consideraban -no sin razón- quedado en el tiempo. Sin embargo, cada vez que bajaron sus acciones en la bolsa política, salieron corriendo a esconderse entre los pliegos del PJ y a alabar la épica peronista y evitista.
Es lo mismo que vemos en estos días en que Cristina ha caído finalmente en prisión por hechos de corrupción con dineros de la obra pública, sucesos delictivos que giran bajo el nombre de Causa Vialidad, y que ya pasaron por todos los filtros e instancias judiciales habidas y por haber, incluída la Corte Suprema.
En estos momentos difíciles, el PJ ya no es "pejotismo" ni algo viejo, sino la casa "republicana" en que se guarece el kirchnerismo duro para gritar desde allí, aprovechando ese "cielo protector", que "vamos a volver".
"Vamos a volver" fue la frase que ha resonado esta semana política. Proferida por Cristina Kirchner, condenada a prisión e inhabilitada para cargos públicos, está siendo repetida hasta el cansancio por sus admiradores negadores de la realidad. La estrategia será por ahora esconderse detrás de la palabra peronismo y usar lo menos que se pueda los términos kirchnerismo y camporismo.