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"Cuando llegamos a la altura de Nonquén no sé si estaba distraído o qué pasó, agarró el badén y el colectivo se empezó a mover para todos lados. La mayoría de los chicos se percató que algo feo iba a pasar porque se agarraron fuerte de los asientos, gracias a Dios nos salvamos", agregó.
"En lo único que pensé era que salieran todos del colectivo y que no le pasara nada a nadie. En mi desesperación empecé a gritar que saquen a mi hijo Benjamín y me dijo: 'si estoy acá atrás'; era el único que me faltaba que saliera. Venía hablando telefónicamente con otros de mis hijos que juega en San Martín y está lesionado y de repente dejé de hablar y él no entendía nada", continuó diciendo.
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El DT con emoción admitió: "Agradezco que estamos todos sanos, tenemos la responsabilidad de estar a cargo de una delegación. Son todos chicos de inferiores de 17 a 19 años. Llevo cinco años en el club y me he encariñado mucho con los jugadores, son como mis hijos".
Por último dijo: "No sé quién tiene la culpa, de eso que se encargue la policía de sacar sus propias conclusiones. Lo importante es que estamos todos a salvo".