Una jornada intensa

De la euforia y la emoción de 5 millones de argentinos al caos por los desbordes de unos pocos

En el homenaje popular a la Selección argentina pasó de todo: desde la alegría incontenible de miles y miles de personas a los desmanes provocados por unos pocos más los desbordes de los que no pudieron controlar las emociones y cometieron algunas locuras

Por UNO

Que este martes fue una jornada histórica que millones de argentinos nunca olvidarán no está en discusión. Los cerca de 5 millones que salieron a las calles de la Ciudad de Buenos Aires y Capital Federal para rendirle tributo a la Selección argentina campeona del mundo mostraron su felicidad y su emoción. Sin embargo, entre tanta multitud no faltaron los que se pasaron de rosca, ya sea por violentos o por desbordes emocionales.

En general fue una tarde festiva y si se toma en cuenta la cantidad de gente que se movilizó comparada con la que ocasionó disturbios o cometió imprudencias el saldo puede considerarse positivo.

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No obstante los que no quisieron honrar a la Selección consagrada el domingo en Qatar se ganaron su espacio en los medios de comunicación por los incidentes que provocaron -algunos muy llamativos- y también engrosaron los partes policiales. Por lo menos hasta las 21.30 se habían reportados 15 detenidos por acciones vandálicas, números que seguramente serán mayores a la hora del recuento final.

Pasadas las 20, el Obelisco fue el epicentro de serios incidentes entre efectivos de seguridad e hinchas que rodeaban al monumento porteño. El saldo de ese episodio fue de trece detenidos, ocho efectivos heridos y un trabajador de A24 agredido.

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Las locuras de subirse a lo que fuera para ver a la Selección argentina

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Superados por la euforia, un grupo importante de jóvenes se subió a los techos de la parada de los micros en la 9 de Julio.

Superados por la euforia, un grupo importante de jóvenes se subió a los techos de la parada de los micros en la 9 de Julio.

Además, como consecuencia de las "locuras" de subirse a semáforos postes de luz, techos de kioscos u otras particularidades no menos excéntricas hubo más de 30 heridos que requirieron atención sanitaria e internación en hospitales.

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Entre los más violentos pueden contabilizarse los que ingresaron de prepo al interior del Obelisco, los que atacaron un móvil policial y ya entrada la noche los que se enfrentaron a piedrazos con las fuerzas de seguridad cuando ya la multitud se había desconcentrado.

Por otra parte, además de la treintena de personas asistidas en hospitales hubo más de 500 que requirieron algún tipo de prestación médica por lesiones, todas atendidas en el lugar de los hechos.

Otro dato llamativo es que se recibieron notificaciones de cerca de 300 extraviados aunque, en principio, todos -o la mayoría- fueron encontrados sin inconvenientes.

Una movilización sin precedentes

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Según estimaciones, en toda la traza de la Avenida 9 de Julio y la Autopista 25 de mayo se congregaron más de cinco millones de personas.

La multitudinaria y jamás vista presencia de los hinchas -de una verdadera marea humana- en las autopistas, más los incidentes como el salto de dos personas al micro del seleccionado, impidieron desarrollar el plan previsto y llevaron a definir la evacuación en cinco helicópteros luego de más cuatro horas de caravana.

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Los jugadores y el cuerpo técnico sobrevolaron brevemente las zonas de 9 de Julio y Plaza de Mayo para saludar a quienes los esperaban en el centro de la Capital Federal y volvieron a Ezeiza en un final abrupto de la jornada.

Por los cambios en el recorrido de la caravana, con el correr de las horas, la desesperación de la gente fue en aumento: nadie sabía dónde iban a ir los futbolistas que llenaron de alegría al pueblo con la victoria del domingo por penales sobre Francia en la final de la cita mundialista.

El gran enemigo de la tarde fue el calor y la desorganización de la caravana. Muchos sufrieron desmayos por las altas temperaturas o hasta ataques de pánico debido a la marea celeste y blanca que tomó las calles, avenidas y hasta parte de la autopista 25 de Mayo, para luego regresar a sus casas sin la satisfacción que fueron a buscar.

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Algunos se subieron a semáforos, a señales de tránsito, a carteles de la autopista y hasta a los postes de luz. La locura fue total.

El rumor de que la delegación iría a la Casa Rosada descolocó a todos y ocasionó dos corrientes: la de los que desistieron y emprendieron el regreso y la de los que se trasladaron hacia la Plaza de Mayo para sostener la ilusión hasta último minuto.

Sin embargo, existieron otros privilegiados que pudieron brindar su cariño a los campeones del mundo en vivo y en directo, mientras avanzaba lentamente la caravana triunfal del plantel nacional por la autopista Riccheri.

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