Joseph McCarthy fue un senador del Partido Repubicano de los EE.UU. que entre 1947 y 1957 lideró desde el Congreso una campaña anticomunista basada en la delación. "Macartear" se le dice aún hoy a la acción de denunciar a personas o grupos por pensar "feíto".
Por obra y gracia del relato K, el Dibu Martínez pinta para nuevo líder de la derecha argentina
En la Norteamérica de McCarthy los señalados eran los presuntos comunistas, en particular escritores y guionistas. En los siglos XV y XVI se llamó "caza de brujas" y era propiciado por el poder religioso contra supuestos herejes que eran quemados en la hoguera, sobre todo si se trataba de mujeres. En la Argentina de hoy, los destinatarios son los de "la derecha".
El sector más ultra del kirchnerismo ha definido con el mote de "la derecha" a los que no piensan como ellos. Es un supuesto ente maligno integrado por gente que vota a Juntos por el Cambio. En un principio se hacía foco en los macristas. Ahora en todos: radicales, lilitos, socialistas y liberales variados. Es sintomático que cuando los K hablan de "la derecha" no hagan foco específico en Javier Milei.
Ser liberal, para los K, no tiene matices, a pesar que el régimen político que nos contiene como nación (y que le ha permitido al kirchnerismo ganar elecciones y gobernar) sea filosóficamente liberal.
En esa interpretación de los extremistas, JxC es algo dañino que se debe escrachar. Algunas de las "razones" profundas contenidas en la svástica nazi y en la hoz y el martillo comunista son mucho más antiguas que Hitler o que Stalin y siguen vivas en la actualidad, particularmente en los populismos extremos de izquierda y de derecha.
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El disparate de la semana
El diario Página 12, referente del kirchnerismo, ha dado esta semana muestra del "macartismo" más disparatado con una columna de opinión donde se acusó al arquero de la selección argentina de fútbol, Emiliano Dibu Martínez, de ser "de derecha" y de haberle escondido ese pecado al pueblo argentino.
El arquero, reciente campeón del mundo, es marplatense pero vive y trabaja en el exterior. Tuvo la mala idea de apelar al ícono de un pulgar para arriba para contestar un tuit del actual intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, de Juntos por el Cambio, en el que anunciaba que iba a ir por la reelección.
Eso sólo le bastó al autor de la columna, José Luis Lanao, ex jugador de Vélez, para tildar de "obsceno" que los jugadores tengan un posicionamiento político y para lamentarse de que "el número de jugadores identificados con la derecha no pare de crecer". La directora periodística de Página 12, Nora Veiras, ha dicho también en estos días que "la tapa del diario que nunca quisiera ver sería una en la que se anunciara el triunfo de la derecha en la Argentina".
Lo cierto es que la grieta nos ha hecho olvidar que hay un centro político en el que confían la mayoría de los argentinos, además de una derecha y una izquierda. No toda la gente que es señalada como de derecha es fascista ni todos los de izquierda son comunistas. Esas son demonizaciones. Joaquín Sabina nos recuerda en una de sus canciones que "no todos los vascos van con metralletas ni todos los vascos son de la ETA".
En política hay matices, hay gradaciones. Y hay verdades de uno y de otro lado. El centro político, tan bastardeado por los ultras de izquierda y derecha, no sólo tiene su propio ideario, sino que posee la virtud de aceptar aspectos rescatables de la centroizquierda y de la centroderecha. En el centro político se suele tener mentalidad más abierta y capacidad de consenso.
Lo concreto es que hoy percibirse con ideas de centro o de centro derecha es para un sector del kirchnerismo, ser mala persona. Incluso el propio presidente Alberto Fernández, que no dudó en decir que le gustaría ver superados 20 años de kirchnerismo, se llena la boca hablando de "la derecha" para seguir el libreto de La Cámpora, como si eso le fuera a brindar algún reconocimiento por parte de Cristina.
Decir en la Argentina que seguirá habiendo inflación mientras no se atienda con eficacia el déficit fiscal, puede ser motivo de que le retiren el saludo al que diga. ¿No se habrán enterado de que esa es una premisa que aplican los gobiernos exitosos de centroizquierda, centroderecha, y de centro a secas?
Supuestas épicas
Los populismos pecan de absurdos excesos de relato y de adoración a supuestas épicas que ellos han convertido en leyendas. El militante populista cree estar llamado a ser como un cruzado cristiano, esos que defendían el poder de la espada y de cortar cabezas de infieles. La derecha, sobre la que bate el parche el extremismo kirchnerista, está mucho más balanceada.
Por lo pronto no anda dando cátedra acerca de que la democracia no va más, ni se dedica a horadar la división de poderes, es decir los pilares que han hecho crecer a los países que los han puesto en práctica. La democracia liberal y republicana, con sus pesos y contrapesos, con sus poderes independientes, con su libertad de expresión y de comercio, es la que ha generado el mayor crecimiento en menos tiempo.
China, el gobierno comunista más grande del mundo, sobrevive y crece por haber adoptado hace décadas la economía de mercado. Tarde o temprano, esa forma de gestionar la riqueza, terminará abriendo en China las otras libertades, como la de elegir libremente a sus representantes o la de poder expresar las ideas libremente.
Quedan los artistas
Hay artistas maravillosos de izquierda y hay creadores maravillosos de derecha. Jorge Luis Borges entre estos últimos, es la prueba más excelsa. La norteamericana Emily Dickinson, una hija de puritanos que casi no salía de su casa y que nunca se casó, es una de las voces fundamentales de la poesía del Siglo XX. El liberal Mario Vargas Llosa y el izquierdista castrista Gabriel García Márquez son geniales ambos y están en las antípodas políticas.
Se ha dicho, y hay algunas pruebas que parecen certificarlo, que varios de los países con mayor éxito son aquellos que han sido de derecha en lo económico, de izquierda en lo cultural, y de centro en lo social. La cultura suele estar volcada hacia la izquierda porque trabaja con mundos paralelos. Pero la economía, que enfrenta realidades concretas y que tiene que dar soluciones rápidas, suele ser más eficiente y duradera cuando se aplica en gobiernos de centroderecha.
El kirchnerismo habla ahora de "la derecha" porque fracasó en la insistencia de hablar todo el tiempo de Macri. Pero no hay una sola derecha ni una única izquierda. Hay versiones de una y de otra. Y no es provechoso políticamente meter a todos en la misma bolsa.
Lo ha corroborado Página 12 al descubrir que hay una nueva forma de derecha que venía actuando soterradamente y que un columnista de ese diario ha sacado a la luz. Es la derecha "Mirá como te como" y su líder es el libérrimo Dibu Martínez.
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