Análisis y opinión

El costo social de los reality televisivos: ¿por qué miles de personas quieren ingresar a estos programas?

Un policía mendocino quedó al borde de la expulsión por filmarse para un casting de Gran Hermano con su uniforme y arma reglamentaria. Dijo que a veces era "bipolar".

El reality show es un formato televisivo cuyas condiciones de aparición están ligadas a los cambios producidos en las sociedades entre finales del siglo XX y principios del XXI.

El canal Telefé busca a participantes de entre 18 y 101 años. Claro que para ingresar la mayoría de los interesados debe relatar en un video tener una historia de vida “interesante” que en la mayoría de los casos es inventada o se exageran situaciones disruptivas para ser seleccionados porque se supone que de esa forma se podría atraer audiencia.

Posiblemente la mayoría de los interesados en ingresar al reality show Gran Hermano desconocen que su nombre desciende de otro Big Brother.

La novela de George Orwell

En 1949 George Orwel publicó 1984. Esta novela habla de una sociedad totalitaria que se adueña de la psiquis de sus integrantes. El omnipresente Gran Hermano, la policía de la mente, la neolengua (nada puede ser pensado fuera de ese lenguaje) y la existencia de cuatro ministerios son los mecanismos que el escritor pensó para el control de los sujetos que no conocen la intimidad ni el libre pensamiento y tienen prohibido el placer sexual.

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George Orwell, autor de 1984.

George Orwell, autor de 1984.

En el programa 16 personas convivirán sin celulares y sin contacto con el exterior y con la mirada de más de 30 cámaras como el gran ojo del hermano.

Después de que Orwell hablara de una sociedad vigilada por un personaje omnipresente y autoritario llamado Gran Hermano, el filósofo francés Michel Foucault aplicó en su libro Vigilar y Castigar, de 1975, el concepto del panóptico para aplicarlo a la sociedad contemporánea.

En una cárcel, el panóptico permite a un guardia, en una torre central, observar a todos los prisioneros, que se encuentran en celdas individuales sin que ellos puedan saber si son observados. El individuo puede ser visto en cualquier momento.

Si bien los participantes del reality show no están presos, están aislados por propia decisión y pueden interactuar entre ellos, el efecto mayor tanto del formato televisivo como del panóptico es inducir a la persona a un estado consciente y permanente de visibilidad que garantice el funcionamiento automático del poder.

Sin embargo, en Gran Hermano además del encierro lo que define la particularidad del dispositivo es el control que los telespectadores ejercen sobre los participantes sometidos a condiciones de encierro y observación continua e ininterrumpida. Esto es lo que más preocupa a los participantes: no saber cómo sus actitudes y experiencias dentro del programa son interpretadas y juzgadas por quiénes los observan.

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Gran Hermano 2022 tiene una convocatoria variopinta.

Gran Hermano 2022 tiene una convocatoria variopinta.

En el programa de televisión los participantes están dispuestos a satisfacer los pedidos del Gran Hermano y hacer lo que sea necesario, incluso recurriendo a las peores artes para sacarse de encima a los otros participantes, y conseguir la simpatía del público y por ende llegar a la final.

La mayoría de los que hacen los castings están desocupados, tienen trabajos en negro, o no calificados o con baja remuneración y en general provienen de familias cuyos lazos sociales están afectados traumáticamente y esperan la oportunidad de “hacerse famoso” o ganar el suculento premio en pesos.

Los interesados en ser parte del programa de televisión no manifiestan ninguna preocupación intelectual, cultural o política. Buscan triunfar sobre el otro a cualquier precio, incluso sometiéndose a situaciones humillantes o lindantes con la tortura, como cuando se les suprime horas de sueño o se les quita porciones de comida.

Como hemos visto en las 10 ediciones anteriores el voyeurismo puede ser un negocio, y las redes sociales le dieron un sustento de transmisión constante y con un público asegurado a bajo costo. Lo cierto es que las redes sociales se han convertido en el mejor instrumento de comunicación pero también en el de mayor control. Los aspirantes a ingresar a los realitys en general se ocupan en resaltar la cantidad de seguidores que tienen como un dato significativo de su popularidad en ese mundo virtual.

Profesores, influencers, jubiladas, abuelas, modelos, actores porno, un policía y hasta un ex convicto se animaron a filmarse con el deseo de entrar a la casa más famosa del país. Las motivaciones son variadas: hacerse famosos, conseguir pareja o ganar la plata entre las que más se repiten.

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Eve Heredia, la reina de la Vendimia que se inscribió a Gran Hermano y vende contenido hot.

Eve Heredia, la reina de la Vendimia que se inscribió a Gran Hermano y vende contenido hot.

Es entendible que la situación económica del país y la falta de oportunidades impulse a muchas personas a buscar en estos programas una salida exprés a sus problemas. El tema es a qué precio. Y además ¿por qué la audiencia está interesada en ver a un grupo de personas encerradas en una casa por varios meses contándose sus miserias y actuando como tal? Quizás porque de alguna manera se ven representados en ese simulacro de la realidad. Esto habla de la pobreza intelectual que tiene cada vez más nuestra sociedad.

El sociólogo Luis García Faro analizó la composición de la audiencia del Gran Hermano 4 de 2007 cuyos picos de rating rozaban los 50 puntos. En su análisis detectó que quiénes veían el programa en su mayoría eran jóvenes que compartían similares características con los que se presentaban al casting, se sentían representados, incluyendo a amas de casa y personas adultas de sectores populares con edades entre 35 y 50 años.

Como dijo Eliseo Verón en 2001 un individuo no se refleja en lo que ve por televisión, ni lo que muestra la televisión es la vida tal cual es, sino que se reconoce (o no) en la intersección entre la realidad y la ficción, por lo tanto el televidente vive en una realidad ficcional y la disfruta.

El precio de la fama

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Alejandro Domínguez tiene 31 años es oficial de la policía de Mendoza desde hace cuatro años y se desempeñaba en la Unidad Motorizada.

Publicó un video de un minuto en la red social Tik-Tok vestido con su uniforme y con su arma reglamentaria. “Necesito entrar a la casa de Gran Hermano porque sinceramente siempre fue mi sueño...más allá del premio, vamos por la fama, el hacerse conocido. Tengo una personalidad bastante fuerte y un carácter bastante fuerte, también. Y hasta a veces creo que podría ser bipolar”.

Por esta frase y por haberse presentado al casting con su uniforme y arma reglamentaria lo separaron de la fuerza. Cortito

“Nosotros tomamos conocimiento de esto a través de las redes sociales. Dispusimos el traslado de sus funciones, que no las preste, a su vez le retuvimos el arma. Inmediatamente también dispusimos que Sanidad Policial emita un dictamen para ver si existe verosimilitud en relación a si padece o no ese trastorno de bipolaridad que él refiere” explicó Marcelo Puertas, el titular de la Inspección General de Seguridad.

La semana que viene se conocerán los resultados de los exámenes psiquiátricos y psicológicos del policía que busca fama. Además será citado a declaración indagatoria. “Se le abren 30 días para que él pueda ofrecer pruebas de descargo que sustente su defensa. Y se abre el proceso que no debería durar más de 6 meses. A su vez, de acuerdo al dictamen psicológico si se comprueba que él está padeciendo este trastorno se le da un parte de enfermo y tiene que hacer un tratamiento médico psicológico y psiquiátrico obligatorio.

Hasta que tenga un dictamen de los profesionales que indiquen que ya está restablecido. Si no se restablece nunca se le tiene que dar la baja por no estar apto para el servicio” detalló Puertas

Para el Director de la IGS es posible que haya dicho que es bipolar como estrategia para ingresar al reality. “Pero como no tenemos constancia si es verdad o no lo sometimos a los exámenes. No fue el modo ni la forma de manifestar que padece un trastorno a través de una exposición pública”.

La duda es si efectivamente este policía padece ese trastorno y de ser así ¿cómo fue posible que portara un arma? ¿cómo eludió los controles psiquiátricos?.

Si padece el trastorno podría haber sido un verdadero problema para la sociedad. Como se dice vulgarmente “un mono con navaja”.

Sólo el 18 por ciento de los aspirantes a policías logra ingresar al IUSP

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El Instituto Universitario de Seguridad Pública.

El Instituto Universitario de Seguridad Pública.

Alberto Rivero, es el director del Instituto Universitario de Seguridad Pública y explicó en una entrevista en el programa Medio Día de Radio Nihuil, que desde el 2016 se establecieron por ley pautas más estrictas para los aspirantes a ser auxiliares, técnicos o licenciados en Seguridad Pública o Seguridad Penitenciaria

Rivero detalló que este año intentaron ingresar a esa unidad académica de la Universidad Nacional de Cuyo, 4.900 postulantes pero solamente 744 personas llegaron a las aulas.

Los interesados deber ser mayores de 18 años y no tener más de 30 (antes se podía ingresar a la fuerza policial hasta los 35) y tener título secundario (años atrás tampoco se exigía). Además no deben tener antecedentes penales ni ser deudores alimentarios, pero también deben pasar por cuatro filtros.

Primero se les toma un examen de conocimientos generales, interpretación de textos y un trabajo psicotécnico sobre habilidad y capacidad de aprendizaje y adaptación. Luego se les hace el examen psicológico de una hora aproximadamente. En tercer lugar son sometidos al estudio psiquiátrico y si está todo bien en la salud mental, finalizan con un examen de salud general.

Claro que sortear todos estos exámenes no es tarea tan sencilla. “De 100 personas prácticamente para el curso de auxiliar, que tiene unas características del perfil profesional, 80 no logran llegar al aula. En el caso de los aspirantes a las tecnicaturas 85 no logran llegar al aula. Es decir que es muy estricto el ingreso en función del perfil y a partir de todos estos filtros que se realizan desde el 2016” explicó Rivero.

Una vez que el profesional egresa del IUSP se le hace un seguimiento junto con Sanidad Policial en la última instancia cuando es nombrado e ingresa a la fuerza policial. Luego el seguimiento psicológico y psiquiátrico lo hace el Ministerio de Seguridad.

Entonces, a una persona que dice tener bipolaridad ¿se le puede dar una arma? le preguntamos a Rivero “No, bajo ningún punto de vista. No podría ingresar. Por eso los exámenes son tan exhaustivos tanto en el aspecto psicológico como psiquiátrico”

Sobre el policía que dijo ser bipolar, el docente opinó que “esta persona que dice que tiene esa característica primero no sabe de qué se trata esa enfermedad. Si fuera así nunca podría haber ingresado, nosotros hemos analizado este caso y la verdad es que entró en condiciones psicológicas y también tuvo un buen rendimiento académico. Por lo tanto, lo que ha pasado en estos cuatro años, porque él arrancó en el 2018 y en el 2020 lo nombraron es un tema que habrá que analizarlo en otras áreas. Seguramente ya lo están haciendo Sanidad Policial y el Ministerio de Seguridad”.

El titular de la Inspección General de Seguridad, Marcelo Puertas.
Marcelo Puertas, titular de la Inspección General de Seguridad.

Marcelo Puertas, titular de la Inspección General de Seguridad.

Puertas adelantó que en el hipotético caso de que Domínguez ingrese a la casa de Gran Hermano se le levantará un sumario por abandono de servicio. “Tiene que pedir una licencia sin goce de haberes”, finalizó el Director de la IGS.

La pobreza, la precariedad laboral, la preponderancia de la estética del consumo, la ausencia de oportunidades para ser alguien en la vida y la creencia de que ser visto en televisión constituye el único medio posible para lograr salir del lugar de marginación o te hace sujeto de respeto, son ideas en general compartidas por quiénes se presentan a estos castings. La consigna es alcanzar la popularidad a como dé lugar. El talento, si es que lo hay, se encontrará luego y sino no pasa nada, los medios todo lo permiten y perdonan.

Está bien que cada uno haga con su vida lo que le parezca, pero a veces el precio que se paga es muy alto a un valor o mejor dicho a unos no valores, que hace pensar a muchos jóvenes que para ser famoso basta con encerrarse tres meses en una casa y tocarse la entrepierna o decir groserías delante de una cámara omnipresente.

En estas ganas de ingresar a un show de la vida real, este policía no midió las consecuencias en la búsqueda de ser “famoso”. Pero lo logró. Su triste caso llegó a los medios nacionales. No por ser parte de los integrantes del programa sino por no medir las consecuencias de su narcisismo.

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