El hombre no tuvo problema, ya que tiempo atrás hizo algunos remolques para al joven y para su padre, quien es un abogado penalista del Gran Mendoza.
Cuando remolcó el auto, el hombre notó que en el asiento trasero había algo tapado con una lona azul. Salieron de Carmensa, llegaron al campo a 30 kilómetros adentro de la ruta asfaltada, dejaron el Fiesta y una moto, y emprendieron viaje regreso hacia Carmensa.
En el medio del viaje, Lucas Hidalgo le indicó que le preocupaba que alguien le robara su vehículo, por lo que quería regresar más tarde. Y así lo hicieron. El mecánico indicó que el joven cargó un pico, unas palas y regresaron hacia Punta de Agua.
Cuando llegaron, en la tarde del domingo, Hidalgo le dijo que pasaría la noche allí y que regresara a buscarlo en la tarde del lunes.
El mecánico regresó al campo en San Rafael cerca de las 16 del lunes, remolcaron nuevamente el Ford Fiesta, pero esta vez notó que no estaba la lona azul en el asiento trasero.
Luego, una llamada anónima alertó sobre el crimen y allí comenzó la investigación sobre Humberto Gutiérrez, de quien no se sabía nada desde el viernes, cuando salió en su moto.
Los pesquisas detectaron que el Fiesta arrancaba sin problemas. Además, encontraron manchas de sangre en el interior y también una lona azul en el baúl también con sangre.
La autopsia de Giménez reveló que recibió un disparo en la zona de las costillas derechas, pero el arma fue apoyada directamente en el cuerpo. Se estima que fue con una escopeta, debido a que había perdigones.
Además, los investigadores secuestraron cartuchos calibre 16, algunos ya percutados y otros sin usar, y también hallaron dos escopetas del mismo calibre, una de doble caño, y otra simple, pero que llamativamente estaba desarmada en el interior de la casa.
Todo esto comprometió más aún la situación de Lucas Hidalgo, de 20 años, quien fue imputado este viernes por homicidio simple con uso de arma de fuego, lo que prevé una pena de 8 a 25 años.