En los últimos diez o quince años, la forma de actuar de la mayoría de las personas cambió drásticamente y el gran responsable de ello no pesa más de un kilo: el teléfono celular.

Desde que uno amanece, el celular pasa a dominar el día de muchos. Se convierte en "ese amigo" inseparable que provee de videos, música y de conocidos y desconocidos en las diversas redes sociales.

Quien no ha visto, o incluso lo ha hecho, el sonreír a un celular, sacarse una foto y una vez que el teléfono se baja, el rostro vuelve a ser serio, casi duro. Cuántas veces se ve en recitales o en estadios, como muchos filman y ven el espectáculo a través de la pantalla cuando el artista o el deportista está ahí, a unos metros de distancia.

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Todo esto es parte de lo que analiza Agustín Valle en su libro Jamás Tan Cerca de editorial Paidós.

"La técnica de los artefactos no es el problema. Yo planteo la diferencia entre mediar y meciatización. Tiene que ver con los modos de uso", explica el escritor en diálogo con Diario UNO, y agrega: "Es complejo. No es un alegato y al mismo tiempo sí lo es. No sé cuántas herramientas han provocado esta alienación".

Y es que en su libro, Valle cuenta escenas típicas que ocurren hoy y que hace años no pasaban, como ir a un consultorio y que en la sala de espera todo el mundo está mirando hacia su propia pantalla. Y eso por ni siquiera mencionar las aplicaciones de citas.

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"Tendemos a vivir la vida como un medio para otra cosa. Esa tendencia es un problema de fines de siglo", explica Valle. "Siempre tenemos que estar persiguiendo la finalidad. Se ve que la mediósfera venía a actualizar ese dinamismo".

Adicción a los celulares: ¿se puede cambiar?

"La esclavitud tiene diferentes aristas", señala Valle, pero reconoce que en este caso está vinculada con la adicción "que nos hace sentir esclavos".

"El adicto es el tipo perfecto para el capitalismo que necesita de mayores estímulos y el celular tonifica esta tendencia de explotación. Es el artefacto técnico clave", asegura el escritor.

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Pero va más allá, el celular que podría acercar a muchas personas termina haciendo lo contrario, aislando a las personas a pesar de estar en la misma habitación y una al lado de otra, como en el caso de la sala de espera.

"El celular ha logrado un grado de sujeción que ningún otro elemento ha logrado. Probablemente porque nunca hubo tanta libertad y a la vez, tampoco tanta sujeción". aduce Valle, que sin embargo, se muestra esperanzado de que la relación cambie. De hecho, en algunas ocasiones ha pasado que el celular ha vuelto a ser medio, pero solo el tipo lo dirá.

Leé un fragmento de Jamás Tan Cerca

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