Entrevista

Diseño de Nano Alfonsín transforma la tierra en una botella de vino que recorre el mundo

El estudio de diseño Nano Alfonsín, elegido entre los 12 más innovadores del mundo por Make a Mark, convirtió las capas de la tierra en una botella de vino

Hay ideas que germinan despacio, como si necesitaran hundirse antes de florecer. En el estudio de diseño Nano Alfonsín, en Mendoza, esa semilla se llamó Tehul. Una palabra huarpe -herencia del primer pueblo que trabajó la tierra en esta región- que significa “lo que sucede bajo la tierra”.

Allí, donde las raíces se abrazan con las piedras y la vida se gesta en silencio, nació el concepto de un diseño que trascendió fronteras hasta llegar a Mónaco, a una de las vitrinas más prestigiosas del mundo.

El evento Make a Mark, organizado por las afamadas empresas Avery Dennison, Estal y Kurz, reúne cada año a los estudios más creativos del planeta para repensar el futuro del packaging de lujo. En su edición 2025 fueron solo 12 los elegidos para mostrar su visión innovadora de diseño. Entre ellos, el estudio mendocino NAS (Nano Alfonsín Studio), único representante argentino en la convocatoria que se desarrolló hace un mes en Mónaco y que recorrerá otros países en ferias y convenciones durante un año.

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino
Nano Alfonsín lleva casi dos décadas dedicándose al diseño de etiquetas de vino.

Nano Alfonsín lleva casi dos décadas dedicándose al diseño de etiquetas de vino.

“Fue como que te invitaran a jugar en la juguetería de tus sueños”, dice Alfonsín. “Te dicen: hacé lo que quieras, sin restricciones. Pero claro, ese 'sin límites’ también es un desafío enorme. A veces necesitamos que nos los pongan”, reconoce el diseñador gráfico.

El resultado de ese juego serio fue su proyecto Tehul, una botella que habla de la tierra y de lo esencial. Su textura reproduce las capas subterráneas del suelo mendocino, mientras que una etiqueta mínima, ubicada en la base, representa el punto exacto donde las raíces encuentran la magia del vino.

Un gesto que condensa toda una filosofía en su visión del diseño: lo que importa es el contenido.

Diseño con raíz para una botella de vino

Nano Alfonsín tiene 38 años y lleva casi la mitad de su vida diseñando etiquetas de vino. “Empecé a los 21”, cuenta. “Fue medio por casualidad. Una prima que vivía en Estados Unidos me pidió unos diseños para unas botellas de vino y me animé. Desde chico, el vino estaba presente en mi casa, en la mesa. Era parte del paisaje”.

Esa primera oportunidad fue el inicio de un camino que lo llevó a colaborar con bodegas, estudios y marcas en distintos rincones del mundo. Su curiosidad lo empujó a probar, a equivocarse, a insistir. “Soy muy inquieto. Si tengo una idea, no espero a que alguien me la pida. Me mando”, confiesa en esta charla con Diario UNO.

A los 23 años ingresó a un estudio mendocino especializado en etiquetas de vino. Después vino una experiencia decisiva: Barcelona. Allí trabajó en un estudio europeo de diseño, primero como pasante, luego como parte del equipo. “Fue una experiencia increíble. Aprendí a entender el diseño no solo desde lo estético sino desde el concepto, desde lo que se quiere decir”, suelta.

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino
Su estudio de diseño NAS está ubicado en pleno centro mendocino. Allí Alfonsín creó una botella de vino que recorre el mundo.

Su estudio de diseño NAS está ubicado en pleno centro mendocino. Allí Alfonsín creó una botella de vino que recorre el mundo.

En 2018 fundó su propio estudio, NAS, con una premisa que se volvió mantra: diseñar con sentido. Hoy, su sello es reconocido por la fuerza conceptual, la precisión en los detalles y la estrecha relación con los materiales.

“El diseño tiene que contar algo”, repite. Y esa frase es casi un manifiesto.

Un diseño rupturista que emociona

En el mundo del vino, las etiquetas son narradoras silenciosas. Anticipan una historia, sugieren un carácter, prometen una experiencia. Alfonsín lo sabe bien. Por eso sus proyectos combinan estética y relato, identidad y emoción.

No se trata solo de que algo se vea bien, sino de que diga algo. Cuando un diseño logra emocionar sin gritar, deja una huella No se trata solo de que algo se vea bien, sino de que diga algo. Cuando un diseño logra emocionar sin gritar, deja una huella

Ese principio fue el motor de Tehul, el proyecto que desarrolló para Make a Mark. “Queríamos demostrar que se podía contar una historia desde otro lugar. Que se podía ser disruptivo en el diseño sin perder elegancia. Romper con lo habitual, pero con sentido”, explica.

Botella de vino y etiqueta del proyecto Tehul de Nano Alfonsín que fue seleccionada entre los 12 mejores diseños del mundo en 2025 por Make a Mark
Con Tehul, este proyecto de diseño de botella y etiqueta de vino, Nano Alfonsín fue elegido entre los 12 mejores del mundo en 2025 por el evento Make a Mark.

Con Tehul, este proyecto de diseño de botella y etiqueta de vino, Nano Alfonsín fue elegido entre los 12 mejores del mundo en 2025 por el evento Make a Mark.

El proceso creativo duró varios meses. Cada decisión -la textura, la forma, el color, la etiqueta misma- debía reforzar el concepto. “Pensamos el diseño como una totalidad. La textura representa las capas del suelo: rocas, tierra, raíces. Y la etiqueta se despega fácilmente, como una forma de liberar la botella y decir que lo esencial es el vino. Nada más”, detalla acerca de su propuesta de despliegue a modo de "storytelling" el lugar donde se origina la magia del vino nuevo: la tierra, el suelo.

La idea de lo subterráneo como metáfora se expandió hasta alcanzar una profundidad simbólica. Tehul no solo remite al terroir mendocino, sino también a esa parte del proceso creativo que ocurre en silencio, cuando las ideas se mezclan con la experiencia y la intuición. “Todo lo importante pasa debajo”, resume Nano Alfonsín, quien con su diseño de la botella logró cautivar a los organizadores de Make a Mark.

La exposición global de una botella creada en Mendoza

Este 2025 Make a Mark celebró su cuarta edición en Mónaco. Para el estudio mendocino, la invitación llegó como una confirmación y un desafío. “Ellos ya conocían nuestros trabajos y nos convocaron para presentar una propuesta. Luego hubo una selección entre cientos de proyectos y quedamos entre los 12 finalistas”, cuenta Nano Alfonsín.

El “premio” no era dinero ni un trofeo, sino algo más poderoso: la exposición global. “El evento es una gran vidriera. Están las principales empresas del mundo, bodegas, marcas de cosmética de lujo, diseñadores, industrias de packaging... Además, los proyectos se publican en un libro que se distribuye internacionalmente y se presentan en ferias durante todo un año. Es una oportunidad enorme de darnos a conocer”, reafirma el diseñador gráfico mendocino.

Mariano Nano Alfonsin en Monaco con su proyecto de diseño de etiqueta y botella de vino Tehul para el evento Make a Mark
El diseñador gráfico mendocino estuvo en la feria Make a Mark en Mónaco, acompañando su botella de vino.

El diseñador gráfico mendocino estuvo en la feria Make a Mark en Mónaco, acompañando su botella de vino.

Nano viajó a Mónaco para participar de la convención. Allí compartió experiencias con colegas de distintos países y directivos de marcas de renombre como L’Oréal. “Fue muy enriquecedor. Ver cómo piensan el diseño en otros lugares y poder mostrar nuestra mirada desde Mendoza, desde Argentina... Es otra escala, pero al final todos buscamos lo mismo: sentido”, reflexiona.

Cuando el diseño te lleva al contenido

A la hora de definir el concepto de Tehul, Alfonsín y su equipo decidieron volver al origen. “Al principio pensamos en salir del mundo del vino, hacer una botella de whisky o algo distinto. Pero cada idea terminaba regresando a la tierra, a Mendoza”, admite.

Fue entonces cuando apareció la palabra calicata: esas excavaciones verticales que los enólogos o ingenieros agrónomos utilizan para estudiar el suelo y sus capas. “Nos metimos con las calicatas porque son una manera de cuidar la tierra. Y pensamos: ¿y si la botella fuera, de algún modo, una calicata? Copiamos una de las del Valle de Uco y la trasladamos al diseño”, revela.

Así es como la textura de la botella reproduce esas capas geológicas. Y en la base, la etiqueta -esa última franja donde se cruzan las raíces- completa el relato.

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino, con Tehul su proyecto está en Make a Mark

"Cada idea terminaba regresando a la tierra, a Mendoza”, admite Nano.

“Decidimos que la etiqueta pudiera arrancarse. Es simbólico: la etiqueta siempre fue un símbolo de estatus, de calidad. Pero acá lo importante es el contenido, el vino, lo que está adentro. Lo demás es tierra”, sostiene Alfonsín sobre ese propósito de que el consumidor pueda quitar con facilidad la etiqueta y reutilizar la botella o también guardar el diseño del papel para su recuerdo.

En tiempos donde la sustentabilidad atraviesa cada conversación, Tehul también propone un gesto consciente. Y este punto de cuidado ambiental estaba en las bases de la convocatoria de Make a Mark.

“Buscamos reducir el uso de pegamento, y que la botella se conserve como objeto de diseño, que no se deseche. Que quien la tenga quiera guardarla, reutilizarla. Eso también es una forma de cuidar nuestra tierra, tal como lo proponía esta edición del evento”, confirma.

El sentido del origen en el mundo del diseño

El nombre fue el último hallazgo del proceso de creación. “Empezamos a investigar sobre los huarpes, el pueblo originario de Mendoza. Siempre me fascinó su forma de ver la naturaleza, usaban palabras que condensaban ideas profundas”, comenta el diseñador.

Así el equipo de diseño con Nano al frente encontró Tehul: una palabra breve que encierra una imagen inmensa. “Significa lo que sucede bajo la tierra. Cuando la encontramos fue como si todo encajara, era el broche final, el cierre perfecto”, confía.

La botella se entregó en julio, tras medio año de trabajo intenso. “Fue mucho esfuerzo, porque además tenés el día a día del estudio, pero valió la pena. Creo que cuando algo nace desde un lugar verdadero, se nota”, dice.

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino
El diseñador gráfico llevó la impronta mendocina a su diseño elegido por Make a Mark para recorrer ferias y exposiciones internacionales.

El diseñador gráfico llevó la impronta mendocina a su diseño elegido por Make a Mark para recorrer ferias y exposiciones internacionales.

Cuando la belleza del diseño se vuelve atemporal

Nano Alfonsín habla pausado, como quien mide las palabras. Quizás porque sabe que el diseño también es eso: equilibrio entre lo que se dice y lo que se sugiere.

Yo siempre digo que las cosas bonitas, por ser bonitas, mueren rápido. Pero si algo tiene un concepto, un mensaje, una historia, entonces se vuelve atemporal Yo siempre digo que las cosas bonitas, por ser bonitas, mueren rápido. Pero si algo tiene un concepto, un mensaje, una historia, entonces se vuelve atemporal

En ese sentido, Tehul no es solo una botella de vino. Es una declaración de principios: que el diseño puede ser un vehículo de sensaciones, una forma de contar desde lo invisible. “Queríamos que emocione desde lo sensorial, que hable de lo que no se ve pero sostiene todo”, sentencia el diseñador gráfico.

Esa búsqueda de lo esencial atraviesa todo su trabajo. “El futuro del diseño está en volver a lo auténtico, en conectar con lo que tiene sentido. No en gritar, sino en decir lo justo. Lo simple puede ser profundamente poderoso”, considera.

Una mirada desde Mendoza

El estudio NAS trabaja con marcas de Argentina, España, México y Francia, pero mantiene su centro en el corazón de la capital mendocina. Desde allí, Nano Alfonsín ha consolidado una identidad que mezcla lo local con lo global. “Me gusta pensar que lo que hacemos tiene raíz y visión. Que puede nacer en Mendoza, pero dialogar con el mundo”, afirma.

Cada proyecto es un viaje distinto: botellas, etiquetas, identidades visuales. Pero todos comparten una misma obsesión por el detalle y el concepto: “Nos entusiasman los proyectos con alma, los que se animan a romper moldes. No se trata solo de hacer etiquetas lindas, sino de construir marcas con identidad”.

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino, con Tehul su proyecto está en Make a Mark
Make a Mark incluye la edición de un libro con los mejores diseños del mundo en etiquetas del vino creados este año, entre ellos el mendocino.

Make a Mark incluye la edición de un libro con los mejores diseños del mundo en etiquetas del vino creados este año, entre ellos el mendocino.

Esa forma de trabajar lo llevó a ser reconocido en distintos concursos internacionales y a dar charlas en foros de diseño. Recientemente fue invitado a Brasil por una empresa de papeles autoadhesivos comprometida con la sustentabilidad.

“Ahí expuse algo que me parece clave: los diseñadores dependemos de lo que hagan las industrias como papeleras, las de pegamentos, vidrios... Podemos tener las mejores ideas, pero si no hay materiales sostenibles que sean accesibles, es difícil aplicarlas”, cuestiona.

El origen y el futuro del diseño mendocino

Cuando habla del diseño mendocino, específicamente en el mundo vitivinícola, Nano no duda: “Estamos muy bien plantados. De hecho en las tres ediciones de Make a Mark hubo presencia mendocina. Tenemos una forma de ver las cosas distinta, muy creativa. Tal vez sea por cómo vivimos, por nuestra relación con el vino y con la tierra”.

Esa conexión se percibe en Tehul: la tierra como metáfora de origen pero también como visión de futuro.

Cada suelo es diferente, trata a la planta de una manera particular. Y lo mismo pasa con las personas, con los lugares. Lo que somos está marcado por el suelo que pisamos. Eso buscamos transmitir también con este diseño Cada suelo es diferente, trata a la planta de una manera particular. Y lo mismo pasa con las personas, con los lugares. Lo que somos está marcado por el suelo que pisamos. Eso buscamos transmitir también con este diseño

Mariano Nano Alfonsín, diseñador gráfico de etiquetas de vino
Nano Alfonsín destaca la creatividad del diseño mendocino en etiquetas de vino que es admirado en el mundo.

Nano Alfonsín destaca la creatividad del diseño mendocino en etiquetas de vino que es admirado en el mundo.

El proyecto, nacido entre bocetos, calicatas y noches de trabajo, hoy viaja por el mundo como emblema de un diseño que mira hacia adentro para proyectarse hacia afuera. Un diseño que busca emocionar, no impresionar.

“Diseñar, para mí, es observar con profundidad. Conectar con lo emotivo. Pensar en conceptos ricos y encontrar sentido antes que forma”, dice Nano Alfonsín. Y quizás ahí radique su mensaje: el verdadero diseño -como la vida- empieza siempre bajo la tierra.

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