Anne Bousquet - presidenta y CEO de la bodega Domaine Bousquet
Cuarta generación de una familia vitivinícola francesa, Anne no quería dedicarse al vino. Hasta que conoció Mendoza.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
El año 2001 marcó un antes y un después en la vida de muchos argentinos, y en la de Anne Bousquet también. Un viaje a Mendoza junto a su marido, Labid Al Ameri, fue el catalizador que disipó sus reticencias. Ante la inmensidad y el potencial vitivinícola de Gualtallary, aquel "campo de arena" que su padre le mostraba en fotos, Anne y Labid vislumbraron una oportunidad única.
Fue allí donde la semilla de la vitivinicultura orgánica, una idea casi utópica para la época, comenzó a germinar. Y se concretó en Domaine Bousquet, una bodega que nació con una certificación orgánica desde el primer día y no solo los convirtió en pioneros sino en líderes de un movimiento que hoy es tendencia global.
La economista y un destino marcado por el vino
La historia de Anne Bousquet es un testimonio de visión, resiliencia y compromiso. Desde su rol como presidenta y CEO de Domaine Bousquet supo posicionar a la bodega como la única entre los 10 mayores exportadores argentinos con el 100% de su producción certificada como vino orgánico.
Pero su influencia va más allá de las fronteras de su bodega. Anne es una figura clave en la lucha global contra el cambio climático en la industria vitivinícola, impulsando prácticas regenerativas, promoviendo la reducción de la huella de carbono y, más recientemente, gestando la primera Calculadora de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para Latinoamérica, una herramienta de acceso libre que impulsa la colaboración y la transparencia en el sector.
El camino no fue sencillo. Instalarse en Tupungato con una hija pequeña y sin dominar el idioma español, en un pueblo que en 2009 era casi recóndito, fue un desafío que puso a prueba su temple. Sin embargo, Anne encontró en esa experiencia un "MBA en desarrollo comunitario" y una inquebrantable conexión con un lugar que hoy considera su hogar.
Anne Bousquet - presidenta y CEO de la bodega Domaine Bousquet
Las tierras de Gualtallary, en Tupungato, cautivaron a Bousquet para desarrollar una exitosa carrera vitivinícola.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
Cuarta generación de una familia de tradición vitivinícola, esta mujer líder en una industria con predominio masculino, que con solvencia, claridad de objetivos y teniendo a su esposo como coequiper, saborea el éxito sin perder de vista la esencia de su misión: producir vinos de calidad superior, respetando el medio ambiente y contribuyendo al bienestar de su comunidad.
Soy de Carcassone, en la región de Languedoc al sur de Francia. De chica caminé entre viñedos y supe siempre lo que es una cosecha. Me empecé a vincular con Mendoza a través de mi padre… él descubrió la magia de Gualtallary. Él nos convirtió en pioneros en la zona. Soy de Carcassone, en la región de Languedoc al sur de Francia. De chica caminé entre viñedos y supe siempre lo que es una cosecha. Me empecé a vincular con Mendoza a través de mi padre… él descubrió la magia de Gualtallary. Él nos convirtió en pioneros en la zona.
Anne Bousquet es un faro para quienes buscan un modelo de negocio sostenible. Su trayectoria demuestra que la pasión, la innovación y la perseverancia son las claves para cosechar grandes logros. Una charla con ella es sumergirse en la historia de una bodega que nació de un sueño osado y se ha convertido en un referente mundial en la producción de vinos orgánicos.
La visión de su padre en una tierra prometida para el vino
-¿Es verdad que te habías prometido no dedicarte a la industria vitivinícola y Mendoza derribó tu promesa?
-Siempre supe lo que es una cosecha. Siempre veía a mis padres muy estresados. En Carcassonne llueve mucho y estaban obsesionados con el clima, mi abuelo se levantaba a la madrugada a ver si llovía y tenían que salir corriendo a cosechar. Para mí era un momento horrible, todo lo contrario de lo que pasa en Mendoza donde no llueve.
Estaba negada con el vino. Ya había tenido mi dosis justa de cosechas y líneas de embotellado… no quería saber nada con vivir ese estrés. Así que al momento de elegir una carrera, busqué algo que no tuviese que ver con la industria, me inscribí en la Universidad de Toulouse y me gradué en Economía. Cuando estaba por terminar la facultad, encontré un programa de intercambio con una universidad en Minnesota, Estados Unidos, donde obtuve un Master en Economía.
-¿Fue tu padre quien te convenció al emprender en nuestra provincia?
-En 1996 estaba viviendo en Boston con mi marido. Un día mi padre me llama y me dice que está interesado en irse a Argentina, yo pensaba que estaba loco. Así fue que vendió todo lo que tenía en Francia, viñedos y bodega, y a fines de 1997 compró 400 hectáreas de tierra virgen en Gualtallary, Tupungato, y se fue a Mendoza.
Le gustó que el clima fuera diferente, que no lloviera, poder controlar mejor la calidad de la uva. En Argentina no hay tantas diferencias entre añadas como en Francia y eso es por el agua; también la altitud y la diferencia de temperatura entre día y noche que es muy buena para la uva; y el suelo arenoso, pobre, que son los mejores para la viña.
Él me mandaba fotos… yo pensaba que estaba loco, era un campo de arena. Pasaban los años y yo seguía negada aún a dedicarme al vino, mi padre llamaba a mi marido y él sí escuchaba. Yo seguía con mi carrera de economista en una empresa internacional. Él me mandaba fotos… yo pensaba que estaba loco, era un campo de arena. Pasaban los años y yo seguía negada aún a dedicarme al vino, mi padre llamaba a mi marido y él sí escuchaba. Yo seguía con mi carrera de economista en una empresa internacional.
Anne Bousquet y su esposo Labid Al Ameri - dueños de la bodega Domaine Bousquet
Anne Bousquet y su marido Labid Al Ameri están al frente de la bodega ubicada en el Valle de Uco.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
En 2001, cuando con mi marido vinimos a conocer las tierras de las que tanto hablaba mi padre entendimos todo. Vimos el potencial extraordinario de la inversión que había hecho.
-En aquella primera visita a Mendoza, en Navidad del 2001, ¿cómo se despertó en vos el interés por incursionar en la vitivinicultura orgánica, algo visionario para la industria de entonces?
-La decisión de ser orgánicos fue desde el primer día cuando se compraron las tierras. Mi padre entendió el terruño de Gualtallary como el ideal para hacer una viticultura orgánica. En esa primera visita tomamos la decisión, como familia, de comprometernos con todo eso e iniciar la certificación orgánica para los viñedos que comenzaron a plantarse en 1998.
Ese fue el primer paso, el trascendental de nuestra estrategia que para aquella época fue visionaria, y hoy nos ubica como líderes de una revolución orgánica. A partir de ese viaje y esa decisión, con Labid -mi marido-, comenzamos a involucrarnos en el proyecto familiar.
Primer paso: vender vinos orgánicos a países nórdicos
-¿Cuál fue la estrategia tuya y de tu marido para introducir el vino en Europa?
-En 2005 habíamos dejado Boston, nos habíamos mudado a Bruselas porque fui ascendida en la compañía en la que trabajaba, dedicada al análisis económico del packaging de papel en Europa, y tenía oficinas allí. Labid había renunciado a su carrera en finanzas para dedicarse por completo a la comercialización de los vinos de la bodega.
Al mes de estar en Bruselas nos presentamos en ProWein, una de las ferias más importantes en el comercio internacional de vinos que se realiza en Alemania. Allí tuvimos la idea de invertir con el dinero de la venta de nuestra casa en Boston en el primer container de Domaine Bousquet y lo almacenamos en una bodega en Amberes, Bélgica. Así ofrecimos una solución logística, una alternativa de bajo riesgo para los compradores ya que podían adquirir solo un pallet (56 cajas), en lugar de tener que encargar un container entero (1200 cajas) y esperar su llegada desde Argentina.
Anne Bousquet - presidenta y CEO de la bodega Domaine Bousquet
Hace 20 años, Anne introdujo los vinos orgánicos de su bodega mendocina al mercado de los países nórdicos.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
Esta idea definió nuestra estrategia comercial, creamos nuestra propia importadora, y además para ese momento los vinos ya estaban certificados como orgánicos. De esta manera entramos rápidamente en los mercados nórdicos, particularmente en Suecia, donde la demanda de vinos orgánicos comenzaba a crecer, y ganamos nuestra primera licitación en el monopolio estatal de ese país.
El "shock" de vivir en Tupungato
-¿En qué momento tomaron la decisión de instalarse en Mendoza definitivamente?
-En 2008 la bodega había vendido su primer millón de botellas y necesitábamos venir más seguido. Había nacido mi hija, lo que me ayudó a decidirme a dejar mi puesto como vicepresidenta en la empresa donde trabajaba, que requería que viajara mucho, y sentí que era el momento de apostar por el proyecto familiar. Además, mi padre proyectaba retirarse de la empresa, la bodega estaba creciendo más de lo que imaginaba. Así que en 2009 con Labid decidimos irnos a vivir a Tupungato.
En 2011, entre mi hermano, Labid y yo compramos la parte de la empresa que pertenecía a mi padre. Él conservó 40 hectáreas donde tiene su proyecto pequeño. En 2015 nos mudamos a Miami, fue también una decisión empresarial ante el crecimiento del consumo de productos orgánicos en Estados Unidos; al igual que lo habíamos hecho en Europa, decidimos abrir nuestra propia importadora para ese mercado.
Viajo mucho, pero una semana o 10 días por mes estoy en la bodega. Es mi casa, si no vengo me falta algo. Paso más tiempo en Argentina que en Francia, me siento argentina. Necesito ver la montaña, el paisaje imponente, caminar por lo viñedos. Viajo mucho, pero una semana o 10 días por mes estoy en la bodega. Es mi casa, si no vengo me falta algo. Paso más tiempo en Argentina que en Francia, me siento argentina. Necesito ver la montaña, el paisaje imponente, caminar por lo viñedos.
Jean Bousquet en su infancia en viñedos franceses - padre de Anne Bousquet dueña de la bodega Domaine Bousquet
Su padre Jean Bousquet, de niño en la finca de su familia en la región vitivinícola de Languedoc, al sur de Francia.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
-¿Cómo fueron esos primeros años cuando se instalaron en Tupungato con una hija pequeña y sin dominar el idioma?
-Fue un shock. Lloraba todas las noches, fue un cambio muy grande, sufría mucho, no hablaba español, mi marido se crió en España y dominaba el idioma, pero nosotros siempre nos comunicamos en inglés. Era marzo de 2009, mi hija tenía un año y nos instalamos en Tupungato. Los primeros meses fueron durísimos. Varias noches, estaba en la casa recién alquilada y decía: “¿qué hice?”.
Instalarnos a vivir en Tupungato fue un shock. Lloraba todas las noches, fue un cambio muy grande. La adaptación fue compleja pero ver a Eva, mi hija, crecer rodeada de naturaleza lo valía, fue elegir calidad de vida. Instalarnos a vivir en Tupungato fue un shock. Lloraba todas las noches, fue un cambio muy grande. La adaptación fue compleja pero ver a Eva, mi hija, crecer rodeada de naturaleza lo valía, fue elegir calidad de vida.
Tupungato, por aquellos tiempos era un pueblo muy pequeño, de alrededor de 28 mil habitantes. La adaptación fue compleja pero ver a Eva, mi hija, crecer rodeada de naturaleza lo valía, fue elegir calidad de vida. Además, la crianza de un bebé sumado al tiempo que demandaba la bodega no daba demasiado lugar para la vida social. Tupungato fue ideal para ese momento.
La bodega vende unas 5 millones de botellas, la mayoría al exterior
-¿Cuánto de tu padre hay en la identidad de la bodega?
-Mi padre es un visionario, encontró Gualtallary, que hoy es cuna de los mejores vinos de Mendoza, como el lugar perfecto para la viticultura orgánica. Él plantó esa semilla que es la génesis de la bodega y que supimos redoblar bajo una mirada de sustentabilidad 360 que abarca no solo las uvas orgánicas y el cuidado del medio ambiente, sino que también contempla al éxito económico de la comunidad.
-¿Cuántos litros o cuántas botellas vendían en sus inicios y cuánto creció en la actualidad Domaine Bousquet?
-La bodega comenzó desde cero, nuestra primera cosecha fue la 2002 y llegamos al mercado en 2004. En 2006 ganamos la primera licitación internacional en Suecia, marcando un hito que redefinió el mercado de vino orgánico en el país. En 2008 vendimos nuestro primer millón de botellas.
Actualmente vendemos cerca de 5 millones de botellas. Exportamos el 95% de nuestra producción a más de 60 países, somos la principal bodega exportadora del país en la categoría “vino orgánico certificado”.
Anne Bousquet - presidenta y CEO de la bodega Domaine Bousquet
El amor a la tierra bajo una mirada de sustentabilidad 360 es lo que define a Anne Bousquet en su bodega.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
-¿Con cuántas hectáreas de campo iniciaron y cuántas tienen ahora?
-Contamos con 260 hectáreas propias y trabajamos con pequeños productores a quienes les compramos uva, son unas 300 hectáreas, les brindamos apoyo y hacemos seguimiento. Cuando llegamos a Gualtallary compramos 400 hectáreas de tierra virgen y parte fueron vendidas para financiar la construcción de la bodega y el desarrollo del proyecto. Además, cuando mi padre se retiró de la empresa se quedó con 40 hectáreas.
La economista apostó por una nueva vida en Tupungato
-¿Pensaste alguna vez qué hubiera pasado si seguías tu carrera economista en Estados Unidos, lejos del mundo del vino?
-A esta altura de mi vida, con todo el camino recorrido, creo que me hubiera perdido de muchísimo. Seguramente hubiese tenido una gran carrera como economista… pero los costos a nivel familiar hubieran sido grandes. Viajaba mucho, no sé si hubiese podido acompañar la infancia de mi hija como lo pude hacer en Tupungato.
Mudarnos a Tupungato fue también un MBA en desarrollo comunitario… y eso me ha traído grandes gratificaciones. Todo el trabajo que vengo haciendo en torno a la sustentabilidad es algo que me apasiona y que le da sentido a muchas cosas en mi vida y cómo encarar los negocios. Creo que esa parte me la hubiese perdido.
-¿Qué te dio Argentina para tu desarrollo profesional que no encontraste en tu Francia natal? ¿Y desde el punto de vista personal, familiar?
-No sé si en Francia hubiera podido hacer lo que hicimos en 25 años acá, de empezar de cero a llegar a ser lo que somos hoy. En toda esta locura de Argentina hay dinamismo. Es un país muy paradójico, muy difícil... pero te enseña mucho.
Me hice empresaria en Argentina. Es el país que me dio la posibilidad y me vio crecer en esta faceta de mi vida. No sería quien soy si no fuera por cada uno de los desafíos que viví y los que cada día nos presenta el país y la naturaleza misma de esta industria, después de eso no le tenés miedo a nada.
Anne Bousquet - presidenta y CEO de la bodega Domaine Bousquet
La economista reconoce que Argentina es un país "muy paradójico" pero que le enseñó a ser empresaria.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
Me identifico con la gran resiliencia y persistencia de los argentinos. La constancia y el coraje para salir adelante sorteando dificultades. Son las virtudes que aprendí y desarrollé aquí. Me identifico con la gran resiliencia y persistencia de los argentinos. La constancia y el coraje para salir adelante sorteando dificultades. Son las virtudes que aprendí y desarrollé aquí.
-¿Hoy cuál es tu hogar o dónde sentís que es tu refugio en el mundo?
-Actualmente vivo en Miami y todos los meses vengo a Mendoza por lo menos una semana. Las diferencias entre Miami y Tupungato no pueden ser más drásticas, desde el clima hasta el tipo de vida que hago. En Miami voy a la playa y tengo mucha vida social. Miami y Tupungato en mi vida son como el yin y el yang… el equilibrio.
Es esencial mi tiempo en Argentina, aquí está la bodega y nosotros llevamos el día a día de la empresa. Para mí es fundamental poder estar, atender procesos, tener reuniones, ver a nuestros colaboradores y escucharlos. Y personalmente caminar entre los viñedos, con la paz de la montaña, es mi mejor terapia. Mendoza es también mi casa.
Es esencial mi tiempo en Argentina. Caminar entre los viñedos, con la paz de la montaña, es mi mejor terapia. Mendoza es también mi casa. Es esencial mi tiempo en Argentina. Caminar entre los viñedos, con la paz de la montaña, es mi mejor terapia. Mendoza es también mi casa.
Sustentabilidad 360 en la bodega como en la vida misma
-¿De qué se tratan las prácticas regenerativas y biodinámicas que aplicás a la producción de tus vinos?
-Las prácticas agrícolas, tanto regenerativas como biodinámicas, buscan dar lugar a un ecosistema más armónico y nutritivo. Más allá de que siempre fuimos orgánicos, o sea nuestros suelos nunca recibieron productos de síntesis química, tras la intervención humana a lo largo de muchos años se van erosionando.
Como parte de las prácticas regenerativas guiamos algunos procesos naturales, uno muy importante es el uso del compost. Un aporte no sólo de materia orgánica y nutricional, sino un incremento en microbiología y estructura del suelo. Realizamos pastoreo rotativo, cultivos de cobertura. Hemos reducido las labranzas del suelo, lo que permite el desarrollo de raíces y bacterias benéficas y reduce la necesidad de fertilizantes externos.
De esta forma ayudamos a disminuir la erosión y pérdida de materia orgánica de nuestro suelo, incrementando su biodiversidad y fertilidad. La Certificación Regenerativa Orgánica (ROC) comprende tres pilares: salud del suelo y gestión de la tierra; bienestar animal y equidad entre agricultores y trabajadores.
Anne Bousquet y su esposo Labid Al Ameri - dueños de la bodega Domaine Bousquet
Anne y Labid comparten su vida familiar y laboral entre las luces de Miami y el terroir de Tupungato.
Foto: Gentileza Domaine Bousquet
Y con la agricultura biodinámica buscamos devolver a la tierra lo que le quitamos cuando cultivamos. Nuestra finca es un organismo en el que las plantas, los animales, el cosmos y los seres humanos estamos integrados. Nuestra gestión responsable del agua incluye el riego por goteo 100% en las fincas propias, tenemos implementados sensores de humedad del suelo, riego por evolución de evapotranspiración anual y usamos circuitos cerrados en enología para reutilizar agua.
-¿Cuáles son las claves para tomar a la sustentabilidad como una estrategia de negocio?
-Sustentabilidad no es sólo ser orgánicos o el cuidado del medio ambiente. Sustentabilidad es también transparencia, trazabilidad. Hay que apostar a una economía sostenible para las personas y el medio ambiente realizando acciones que contribuyen a construir una nueva economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta.
La sustentabilidad es 360º y es importante que la transparencia con los consumidores y proveedores esté garantizada. Es una prioridad junto al enfoque en la calidad para fomentar la confianza y la lealtad. La sustentabilidad es 360º y es importante que la transparencia con los consumidores y proveedores esté garantizada. Es una prioridad junto al enfoque en la calidad para fomentar la confianza y la lealtad.
Queremos ser Carbono Neutral en el 2050. Para eso es importante un plan de reducción con base científica que implica qué inversiones y trabajos tenemos intenciones de hacer para reducir nuestra huella de carbono en cada actividad y lograr el objetivo. También esperamos inspirar a otros a impulsar y comprometerse con las prácticas sustentables.