Turismo de élite

Una vieja casona huarpe en Lunlunta recobra vida con cocina, olivicultura y turismo vip

Gabriel Guardia, Alejandro Vigil y José Luis Saldaña están detrás de un nuevo proyecto de elite pegadito a la iglesia de Lunlunta

Entre viejas casas de adobe, hojas de parra rojizas y antiguos olivares del corazón de Lunlunta, una casona de piedra y cemento semi abandonada volvió a cobrar vida. Gabriel Guardia, José Luis Saldaña y Alejandro Vigil fusionaron ideas para un nuevo proyecto turístico y de producción bien mendocino, que dará sus primeros frutos este abril.

A fines del 2023 se anunciaba que el enólogo Guardia, de la premiada Olivícola Laur, se alejaba de la firma para crear una sociedad propia con uno de los empresarios del momento, Ale Vigil. Juntos se hicieron de un terreno en Cruz de Piedra con la intención de empezar de cero; pero Saldaña tenía una propuesta mejor para ellos: que volcaran toda su creatividad en la casona y los terrenos de la ex bodega Tapaus, ubicados en la llamada "Toscana mendocina", a pasitos de la mágica iglesia Nuestra Señora del Tránsito, que le termina de dar un toque especial al lugar.

Lulunta, Gabriel Guardia, Olivícola (2).jpeg
De la iglesia de Lunlunta a la casona, caminando mientras se brinda con copas de vino. Así imagina Gabriel Guardia las bodas que podrían celebrarse en su nueva casa.

De la iglesia de Lunlunta a la casona, caminando mientras se brinda con copas de vino. Así imagina Gabriel Guardia las bodas que podrían celebrarse en su nueva casa.

►►TE PUEDE INTERESAR: Sofía Pescarmona, la empresaria del vino y el turismo que emprendió en medio de las crisis del país

Ese llamado fue clave. Una nueva y potente sociedad de a tres nacía. El empresario siderúrgico Saldaña por fin había encontrado un proyecto convincente para volver a darle vida a ese predio que hacía más de una década le había comprado a unos suizos que pusieron allí una destilería donde se elaboraban licores de alta gama.

Energía precolombina en el Corazón de Lunlunta

Con mayúsculas porque es el nombre que los empresarios han elegido para la casona ubicada en calle Maza y Franklin Villanueva.

Un lugar exclusivo que contará con un hotel boutique con spa y piscina para no más de 15 habitaciones; parque para la celebración de bodas, un espacio amplio para un restaurante en el que el comensal pueda disfrutar de un buen tango mientras degusta las especialidades de la casa rodeado de alambiques de whisky; cuartos escondidos en el subsuelo al mejor estilo de una cava vikinga repleta de barricas y sillones; y un paseo por la cultura precolombina en la que los huarpes dejaron su huella.

"Piedras que caen al agua; su tronar al chocar con el río". Ese es el significado de Lunlunta en huarpe, los habitantes originarios de esta zona llena de energía ubicada a la vera del río Mendoza.

Guardia fue el encargado de hacernos recorrer las instalaciones entre obreros, materiales, pallets y máquinas. A pesar de todo ello, la magia del lugar se respira. Marcelo Pedemonte fue el arquitecto de la ex bodega hace 20 años. Chapó por él.

Lulunta, Gabriel Guardia, Olivícola (7).jpeg
Atrás, la parte de arriba de la cava pentapaus del Corazón de Lunlunta.

Atrás, la parte de arriba de la cava pentapaus del Corazón de Lunlunta.

Apenas se ingresa a la casona, al ras del suelo, están instalados los tanques del aceite de oliva. "En abril arranca la producción", confió a Diario UNO el enólogo. Se necesitan unos 1.500.000 kilos de aceituna para producir por lo que echarán mano no solo a algunos olivos que se encuentran en el predio sino también a los de otros productores de la zona.

"Queremos que todo sea bien autóctono, bien de acá", cuenta el anfitrión. Y así, más pronto que tarde, la intención de la sociedad Guardia- Vigil- Saldaña es tener en la calle las primeras botellas. La marca aún es un secreto. Su nombre saldrá de una investigación que científicos del Conicet están haciendo para ellos, recolectando la historia viva del lugar, aquella forjada por los huarpes hace cientos de años.

Lulunta, Gabriel Guardia, Olivícola (8).jpeg

La cava pentapaus, una de las joyas de Corazón de Lunlunta

Es un espacio cerrado con forma de estrella con cinco puntas y un hilo de luz. En cada uno de sus lados, una vitrina. Allí estará la gran cava de alta gama, a la que los visitantes también podrán acceder mientras degustan un buen queso o un jamón ibérico. Todos productos propios que también se elaborarán en otros cuartos de la casona.

Jerez, oporto, vinos de Vigil y de otras firmas. Todos tendrán su espacio allí.

►►TE PUEDE INTERESAR: Michael Evans, mendocino por adopción, invierte U$S20 millones para expandir el proyecto The Vines

Justo arriba de la cava pentapaus, el otro lugar mágico. Ese en el que la energía solar se siente de manera especial entrando por un ojo del techo en forma de hongo para que rebote en el centro del piso y se dispare hacia cinco puntas.

Un sitio que pareciera diseñado por los incas de Machu Picchu, al mejor estilo reloj solar.

Lulunta, Gabriel Guardia, Olivícola (5).jpeg

En busca de una identidad

Gabriel Guardia se describe a sí mismo como el "raro" de la secundaria. Quizás por ese pasado que marcó su presente, es que hoy, a los 50, se asocia con otro "raro" como Alejandro Vigil para forjar un nuevo proyecto en el que también se le dará trabajo a aquellos talentosos que por una u otra cosa fueron marginados del sistema.

Así lo explica él mientras charlamos sentados en un par de pallets con almohadones en lo que en algunos meses será un exclusivo restaurante.

Mientras Vigil está de cosecha en sus propios desarrollos, es Guardia el que se arremanga en el día a día, acompañado de sus dos hijos, para seguir de cerca los avances de la obra y no perderse ni un detalle.

Se lo nota obsesivo, con ideas nuevas que salen de su cabeza a cada minuto. Así como lo hizo en Laur durante diez años. Su salida sorprendió al mercado pero hoy, unos meses despues, se entiende: está buscando su propia identidad y en este sitio que solió ser un asentamiento huarpe, espera encontrarla.