Algo que fue creado e ideado inicialmente por amor, y no por estudios de marketing nace alumbrado por una buena estrella. El abogado Roberto Agüero conoció lo más oscuro de la sociedad ejerciendo la abogacía. Eso lo enfermó, y decidió pasarse a la luz, de ahí surgió un lugar que no sólo ofrece delicias asociadas al chocolate, si no que está rodeado de buena vibra, le da trabajo a los desechados del sistema, y paradigmáticamente crece y se fortalece económicamente. Roberto creó Bianco & Nero, algo más que una chocolatería: una filosofía de vida.
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Roberto Agüero tiene 55 años, es abogado, está casado y es padre de cuatro hijos. De muy joven ejerció en la justicia de Capital Federal y ahora comanda una negocio de más de 27 años de vida, que crece día a día, abriendo sucursales y franquicias en el exterior. Este semana fue entrevistado en Radio Nihuil por Carina Scandura y Carlos Hernández, en el programa En Primera Persona. Allí contó su apasionante historia de vida.
Pasar del "negro al blanco"
Cuando Roberto era estudiante de leyes se fue a trabajar a un juzgado penal. "Ahí conocí los dos extremos de la justicia: gente súper impecable, con la que siempre nos estamos juntando. Pero también conocí de la “otra gente”, y la realidad que el idealismo que yo tenía de la justicia a los 20 años no conciliaba con esto, así que en resumen, el juez donde trabajaba terminó condenado, yo terminé con cáncer, y con la decisión firme de recibirme (de abogado) al sólo efecto de terminar algo. Fue algo muy estresante", recordó.
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Si algo le sobra a Roberto es amor a sus prójimos. En el peor momento de su vida, con cáncer declarado, se puso a estudiar gastronomía, porque pensó que "no es lo mismo ir a visitar un enfermo que ir a comer rico a lo de un amigo", pensó, y se metió en la escuela del "Maestro de Cocina", Ariel Rodríguez Palacios.
Allí conoció a quien es su gran amigo de la vida, el mendocino Fernando Barbera (La Marchigiana), quien le insistió para que se viniera a nuestra provincia y pusieran un restaurante. "Yo estaba muy mal físicamente, y resolvimos arrancar con los chocolates, porque en ese momento había muchas chocolaterías en Mendoza, pero pocas bombonerías".