Una de las conductas que pueden llegar a realizar los perros consiste en comer su propia popó. En un primer momento esta conducta puede ser alarmante, y al recurrir al veterinario podemos descubrir que esta práctica es muy normal.
Una de las conductas que pueden llegar a realizar los perros consiste en comer su propia popó. En un primer momento esta conducta puede ser alarmante, y al recurrir al veterinario podemos descubrir que esta práctica es muy normal.
Esta práctica se conoce como coprofagia, y a continuación te contamos en qué consiste y cómo se puede evitar.
►TE PUEDE INTERESAR: Día Mundial de llevar el perro al trabajo: ¿cuál es el origen de esta efeméride?
La coprofagia es muy común en los perros jóvenes. Esta conducta se presenta en las primeras semanas de vida y suele desaparecer al crecer.
►TE PUEDE INTERESAR: Murió el perro de los memes y los stickers
Este hábito resulta muy peligroso para los perros, ya que podría ingerir popó de otros animales que podrían estar contaminadas con bacterias o parásitos. Suele ocurrir que los animales que hacen esto lo realizan por aburrimiento y falta de estímulos.
También suele ocurrir que esta acción es realizada por aquellos animales que han sido educados de manera severa cuando hacen sus necesidades en un lugar equivocado. En este caso, si un perro defeca en su casa, por temor a ser reprendido, podría practicar la coprofagia para "ocultar" el problema o su miedo.
Incluso en muchos casos las heces de los gatos u otras especies animales suponen una fuente riquísima en proteínas y grasas, que resultan tentadoras para un perro.
Para evitar esta acción, lo mejor es recoger las heces lo más pronto posible. No regañes a tu perro, no le grites. Lleva a tu perro atado cada vez que salgas con él, eso evitará que se vaya detrás del excremento.
En cuanto a los desechos, puedes rociar un olor desagradable sobre ellos para evitar que el perro se acerque. Por último, pero no menos importante, pasa tiempo con él y acude a revisiones veterinarias.