Tanto el vinagre como el jugo de limón, suelen asociarse a la cocina y la gastronomía. Estos productos naturales no son simples condimentos o saborizantes, poseen beneficios más allá de lo comestible. Continúa leyendo para descubrir qué significa esta mezcla ácida y cómo puedes realizarla en casa de manera segura.
El vinagre es un alimento ácido que se obtiene por fermentación de frutas, legumbres, cáscaras y cereales. Las bacterias naturales presentes en los alimentos, fermentan y descomponen los azúcares, generando alcohol que posteriormente se transformara en ácido acético por contacto con el oxígeno.
El limón, por su parte, es una fruta ácida muy rica y con propiedades abrasivas y desinfectantes. El limón contiene ácido cítrico y un pH bajo que lo convierten en un ingrediente antibacteriano y desengrasante. El vinagre y el limón se llevan muy bien, ya que ambos son ácidos: ninguno opaca el efecto del otro.
Simplemente, debes colocar en un vaso o recipiente con pico pulverizador partes iguales de limón y vinagre (si te resulta muy puro, puedes rebajar la mezcla con un poco de agua). Agita bien la solución y rocía aquellas superficies del hogar con pegotes, grasa, moho, manchas del baño y sarro de las canillas.
Otra forma de fusionar estos ingredientes, consiste en macerar cáscaras de limón en vinagre por algunos días, para que se concentre mejor, y luego rociar las superficies sucias. Con esta mezcla ácida puedes limpiar las hornallas, los azulejos, las ollas, las tablas de picar, el inodoro, los recipientes de plástico, el interior de la heladera, los espejos, pisos y mamparas.
El vinagre naturalmente sirve para limpiar y desinfectar, al igual que el limón, pero, la gracia de juntarlos radica en el aroma. El limón proporciona un olor cítrico a la casa y los ambientes, neutraliza los olores feos y tapa un poco el fuerte e intenso olor del vinagre. Ya sabes qué significa este truco, ahora solo debes aplicarlo en el hogar.