Hay libros a destajo: en las vitrinas, los mesones, los anaqueles, las paredes... Para chicos, para grandes. Para todos, porque la magia de la lectora no distingue edades, sexos y tampoco ideologías.
Entre volúmenes de García Márquez y Mariana Enríquez y best sellers de Harari retumban los ecos de ilustres visitantes, como Juan Draghi Lucero, Américo Calí, Graciela Maturo -que falleció al tiempo que hacíamos esta entrevista-; El Flaco Tudela, Casnati... De cara a la vereda esperan ejemplares de todos los colores, tamaños y autorías, muchas de escritores locales.
Un incunable del 1400, al final del salón de ventas, atesorado en una vitrina construida especialmente, oficia de guardián y parece escuchar cada palabra.
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Una joya en García Santos Libros: un incunable.
Foto: UNO / Nicolás Rios
Hay lectores que entran y salen. De a ratos podemos verlos ojear un libro o rebuscar entre publicaciones, como quien busca agua en el desierto. Están pero no, porque sus mentes viajan entre clásicos, novelas, cuentos y relatos de todos los tiempos.
No más entrar al local de calle San Martín se destaca una pila de libros de la novedad del momento: No digas nada, la biografía de Charly García por Sergio Marchi. A esa hora, el país escucha una y otra vez La lógica del escorpión, lo último del prócer del rock nacional. Y García Santos está en sintonía con lo que suena y con lo que puede ser leído. Literatura, al fin de cuentas, es una forma de música.
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Pilar García Santos apoya las publicaciones de autores mendocinos con ventas y lanzamientos en su librería. Fotos: Nicolás Rios
Foto: UNO / Nicolás Rios
- ¿Cómo empezó esta historia que ya tiene 84 años?
- Mi bisabuelo tuvo una editorial en España y se vino a Argentina. Se instaló en Moreno esquina Bolívar, en diagonal con el Colegio Nacional de Buenos Aires, con mi abuelito -Eugenio- que era muy joven tuvieron librería y editorial hasta 1937.
Se cuelan en la charla fotos en papel blanco y negro que duermen en un álbum de los de antes. Y aparecen recuerdos de presentaciones y de visitas: el mendocino Silo, El Gordo Soriano, Florencia Curt de Cavanagh, que había publicado un libro de cocina; María Sáenz Quesada, María Esther De Miguel, en una Feria del Libro en la Terminal de Ómnibus: Mendoza en los '90. En las paredes, fotos de Arturo Pérez-Reverte en un mano a mano con García Santos en los '90, cuando el autor de La piel del tambor, entre otras joyas, vino a Mendoza invitado por la Municipalidad de la Ciudad y Diario UNO. La defensa de la lengua española unía al español y al mendocino.
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Un stand de la librería García Santos en la Feria del Libro de los '90: la autora María Esther De Miguel, el poeta y arquitecto mendocino Luis Ricardo Casnati y Antonio García Santos.
Los García Santos participaron de la Primera Exposición del Libro en Buenos Aires, en el Teatro Cervantes. "Mi abuelo hizo una recopilación de máximas y pensamientos sobre el libro que se regalaba a cada visitante".
Otra anécdota: Pilar cuenta que su padre conoció en Mendoza al jovencísimo Julio Cortázar, ya docente de la UNCuyo e incipiente escritor. "Era altísimo, de buenas maneras y tono francés".
Don Antonio García Santos, la tercera generación
El papá de Pilar fue el recordado Antonio García Santos, nacido en Buenos Aires en 1919 y fallecido en 2010 a los 90 años. El paso de los años no fue problema para él. Hasta los 87 años atendió la librería en la calle San Martín 921 siempre acompañada por Pilar. "Papá venía a la librería todos los días".
Don Antonio -así lo llamaba este cronista en sus épocas de joven cliente- era un "señor librero", porque orientaba al lector hacia la obra justa y lo esperaba para comentarle de las novedades en stock y de las que vendrían.
En 2003, tras la muerte del barcelonés Manuel Vázquez Montalbán, acudí a Don Antonio en busca de algún consejo literario acerca del creador de Pepe Carvalho. "¿También le gustan los policiales y las aventuras? Entonces, tenga", me ofreció sabiamente convencido de haber acertado. Desde entonces han pasado casi 20 años y Quinteto de Buenos Aires sigue ocupando un lugar destacado en mis bibliotecas como Milenio Carvalho y El estrangulador.
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Don Antonio García Santos.
- ¿Cómo era tu papá, el librero? -pregunta Diario UNO
- Tenía un conocimiento increíble porque era muy muy lector; leía muchos ensayos. Gustaba mucho de la filosofía y la historia. Siempre estaba con proyectos para la librería. A sus 84 años abrimos la parte trasera de la librería, donde había oficinas. Él dijo hay que abrir un salón. Hizo llevar las estanterías hasta el techo y prácticamente tapizar de libros las paredes.
Ese espacio precisamente se ha convertido en los últimos años en un polo de divulgación cultural para Mendoza en pleno centro. Y en un espacio de regocijo para el alma. Allí conviven, gracias a la generosidad de Pilar y su equipo -integrado por Carina, Fabián y Ricardo- presentaciones de libros y música de diversos géneros y autores de variadas latitudes. Desde Mercedes Araujo con su La hija de la cabra hasta la firma de ejemplares de Enríquez pasando por conciertos, como el que dio, días atrás, el dúo integrado por Beti Plana -flauta- y Polo Martí -guitarra-.
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Un momento de la presentación del libro La hija de la cabra, de Mercedes Araujo (al centro), en el espacio de García Santos Libros.
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Una porción del universo de García Santos Libros visto por el fotógrafo Nicolás Rios.
Foto: UNO / Nicolás Rios
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Antonio García Santos y Pérez, español de Oviedo, iniciador de la dinastía de libreros y bisabuelo de la mendocina Pilar García Santos.
Foto: UNO / Nicolás Rios
Pilar García, la continuadora del oficio
- En la librería siempre vendimos de todo excepto un solo libro que mi padre dijo No lo vamos a vender: El Código Da Vinci (Dan Brown, 2003).
- ¿Por qué?
- Bueno, él estuvo hojeándolo y por ser nosotros católicos y practicantes lo consideramos una ofensa a Nuestro Señor Jesucristo. Entonces, decidió que no estaría a la venta.
- Fue un fenómeno aquella obra, incluso después llevada al cine con Tom Hanks. ¿Cómo reaccionaron los clientes?
- Nos decían que les cortábamos el derecho a leerlo pero nosotros decíamos que ejercíamos nuestro derecho a no vender lo que creyéramos inconveniente. Y los clientes tenían el derecho de comprarlo en otra librería.
- ¿Cómo te integraste a la dinastía?
- Siempre estuve ayudando a mi padre en vacaciones. Ya a mis 22 años me incorporé y trabajo desde entonces cada día.
- ¿Cómo eran esos tiempos tal vez no tan lejanos pero sí teniendo en cuenta la velocidad de los cambios?
- Distintos. A comienzos de cada mes venían clientes y compraban seis o siete libros; eso cambió a dos y hasta a uno... Depende del poder adquisitivo, que en este país es tan cambiante.
Tenemos clientes de toda la vida a través de distintas generaciones. Acá vienen bisnietos de clientes de otras épocas. Uno de nuestros primeros clientes fue el entonces gobernador Rodolfo Corominas Segura (ejerció entre 1938 y 1941) que venía en épocas de mi abuelito. Después lo hicieron las hijas, las nietas y acá tengo relación con las bisnietas. Y así con otros clientes.
- Mi padre sabía qué libros debía aconsejar a ciertos clientes cuando venían. O les avisaba por teléfono. Había trato personalizado y muchas veces esas inquietudes surgían cuando pasaban un momento y conversaban de libros y otras formas de cultura.
- ¿Los libros digitales terminarán con los de papel?
- Sigue existiendo gran cantidad de lectores y quien es lector prefiere el libro en papel a la versión digital; se nota en la gente grande pero también en los adolescentes. El papel te da la grata sensación de meterte mucho más en cada historia. El libro digital es más frío. Los chicos de 14 o 15 años, que nacieron con la era tecnológica desarrollada, nos dicen que leen por internet para ver de qué se trata pero que eligen el libro de papel cuando quieren leerlo, releerlo y conservarlo.
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Foto: UNO / Nicolás Rios
- ¿Qué título fue furor de ventas y de interés en tu carrera?
- Los dos que fueron un boom: Robo para la corona, de Horacio Verbitksy, y Sinceramente, de Cristina Fernández de Kirchner. Tuve la misma sensación porque 9 de cada 10 personas que entraban nos pedían esos libros. También hay libros de venta permanente.
- ¿Por ejemplo?
- Los clásicos, Borges, Cortazar y García Márquez; que siempre hay que tener porque se venden. Constituyen como el fondo editorial de la librería.
- ¿Y los títulos considerados best sellers?
- Van mucho de la mano del marketing en los diarios, la tele o las radios. Ahora, además, en las redes sociales, que también hemos desarrollado para estar disponibles para nuestros lectores. Hace dos años que se vende permanente el libro Este dolor no es mío, de Mark Wolynn, sobre cómo los antepasados pueden haber influido en nuestras vidas. Hay que reponer stock casi permanente.
Pasión por la lectura y los libros
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Aún en tiempos líquidos y de publicaciones por internet, Pilar García Santos asegura que la pasión por el objeto libro sigue intacta para los verdaderos lectores.
Foto: UNO / Nicolás Rios
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Las distintas versiones de García Santos Libros en sus 84 años
Comenzó en Buenos Aires y fue fundada por el bisabuelo de Pilar.
Se ubicó a pocas cuadras del Colegio Nacional de Buenos Aires.
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El primer edificio de García Santos Libros funcionó en Buenos Aires, cerca del Colegio Nacional.
Foto: UNO / Nicolás Rios
La primera locación mendocina fue una casa de adobe en calle Rivadavia 55 de Ciudad. "Acá se instaló mi abuelito", evoca Pilar. Al lado funcionaba el rectorado de la UNCuyo.
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García Santos Libros en su primera sede mendocina, en calle Rivadavia, entre San Martín y 9 de Julio de Ciudad, cerca de la recién fundada UNCuyo.
Foto: UNO / Nicolás Rios
En 1982, la mudanza a la vereda de enfrente a un local comercial permitió que García Santos Libros funcionara en calle Rivadavia 52. Más seguridad estructural y mayor visibilidad durante 12 años.
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Segunda locación mendocina de García Santos Libros, en calle Rivadavia, frente a la primera.
Foto: UNO / Nicolás Rios
García Santos Libros por dentro en el local que adoptó a mediados de la década del '90.
Hoy, Pilar García Santos al frente de la empresa familiar.
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Pilar García Santos, librera de las de antes.
Foto: UNO / Nicolás Rios