Esta danza y música, nacido en la provincia de Corrientes, es una expresión cultural que emociona, se comparte en familia y se transmite de generación en generación. Tiene raíces guaraníes y una historia que se remonta al siglo XVI. Con el tiempo, el chamamé fue incorporando elementos de las antiguas danzas europeas, como la pavana o la gallarda, hasta convertirse en lo que es hoy: un símbolo del Litoral argentino.
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El chamamé no se quedó solo en Corrientes. Se baila y se escucha en todo el noreste argentino, el sur y centro de Brasil, en Paraguay, Uruguay y hasta en el sur de Chile. Su alcance trasciende fronteras, pero su esencia sigue siendo la misma: una danza en pareja, cercana, emocional y profundamente identitaria.