Historias de vida

Navidad a caballo: la historia de Saúl, el niño que pasa las fiestas arriando junto a su papá en Malargüe

Tiene 12 años y junto a su papá pasó Nochebuena arriando animales durante 4 días. Una historia de trabajo, trashumancia y tradición en la cordillera mendocina

Mientras muchas familias celebran las fiestas alrededor de una mesa, Saúl González, un niño de 12 años de Malargüe, pasó Nochebuena y Navidad a caballo, acompañando a su padre en plena veraneada. Junto a Fabián González (52), recorrió unos 150 kilómetros en 4 días, arriando animales desde el puesto Agua Diaria, donde invernan, hasta La Salina, destino de la veranada.

fabian gonzalez veraneada
El pequeño Saúl disfruta de esta tarea rural tan arraigada a su provincia.

El pequeño Saúl disfruta de esta tarea rural tan arraigada a su provincia.

Padre e hijo se dedican al ganado mayor y menor. En esta etapa del año, el trabajo marca el ritmo de los días y también de las fiestas. Primero trasladaron las vacas y, una vez pasadas las celebraciones, regresaron para llevar las cabras. El arreo se realiza principalmente a caballo, siguiendo la costa del río Grande, en un recorrido exigente que atraviesa campos abiertos y zonas de cordillera.

veraneada uno (2)
Una hermosa postal de Malargüe en esta época de veranada. Saúl y su papá Fabián trabajan en un puesto.

Una hermosa postal de Malargüe en esta época de veranada. Saúl y su papá Fabián trabajan en un puesto.

Durante el trayecto, Saúl y Fabián pasan largas horas sobre la montura. En algunos tramos cuentan con el acompañamiento de una camioneta hasta donde el terreno lo permite; luego, el camino continúa únicamente con los caballos y los animales.

Cada jornada se organiza según el clima y la luz del día. Cuando la tarde comienza a caer, buscan un lugar adecuado para detenerse, hacen un rodeo con el ganado y allí pasan la noche, al resguardo de los animales.

Un descanso diferente y siempre junto a los animales

El descanso también tiene su lógica rural. Al caer la tarde, esperan un momento a que baje el calor y, una vez que las condiciones lo permiten, continúan el arreo.

Vacas, cabras y algunos caballares avanzan juntos, guiados por la experiencia de Fabián y el aprendizaje constante de Saúl, que desde chico acompaña a su padre en esta tarea.

fabian y su hijo saul de sombrero descansan en plena veraneada
Fabián, de frente, y su hijo Saúl descansan en plena veranada. Recorrieron 150 kilómetros en 4 días.

Fabián, de frente, y su hijo Saúl descansan en plena veranada. Recorrieron 150 kilómetros en 4 días.

La trashumancia es una práctica habitual en esta época del año en Malargüe. Muchos puesteros salen de arreo rumbo a zonas de veranada, como La Granada o La Salina, y pasan las fiestas en pleno viaje, camino a la cordillera. En esos días, la Navidad no se vive con luces ni brindis, sino en el silencio del campo, junto a los animales y bajo el cielo repleto de estrellas.

veraneada tres
Los animales, en plena veranada.

Los animales, en plena veranada.

Para Saúl y su papá, así fue esta Navidad: trabajando, avanzando kilómetro a kilómetro y cumpliendo con una tradición que se transmite de generación en generación. La experiencia tiene momentos duros, pero también otros únicos.

veraneada cuatro
El ganado, pastando en pleno traslado.

El ganado, pastando en pleno traslado.

Atravesar los campos al anochecer, en medio de las estrellas, escuchar únicamente el ruido del agua del río y el andar del ganado es parte de una vida que se sostiene en el esfuerzo y el vínculo profundo con la tierra.

Otra manera de vivir las fiestas, lejos de lo urbano, pero cargada de sentido, identidad y pertenencia.